La historia de la militante de la Federación Juvenil Comunista que fue desaparecida en la ESMA y que conformó el expediente de habeas corpus que más prosperó durante la última dictadura cívico militar. Hoy, su caso fue expuesto en un nuevo tramo del alegato de la Fiscalía.
Inés Ollero vio venir el 187 y le hizo señas. Llevaba un largo día encima y todavía le quedaba el viaje de vuelta a casa. El interno 13 de la empresa General Mitre se acercó al cordón y frenó en la parada de la estación Lacroze. Inés subió y se acomodó por el fondo. Algunas paradas después, varios obreros de la empresa Grafa subieron al mismo micro. La siguiente parada, en avenida Constituyentes al 5800, fue una pinza del Grupo de Tareas 3.3.2, que operaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). El reloj marcaba las 22:30 cuando el colectivo y todos los pasajeros fueron llevados a la Comisaría 49 de la Policía Federal. Horas después el mismo colectivo dejaba a cada pasajero en la puerta de su casa. Menos a Inés. De ella poco se supo desde esa noche de julio de 1977.
Inés no llegó a casa esa noche. César Ollero, su padre, reaccionó rápido y empezó la búsqueda. Por un lado presentó un habeas corpus que le fue rechazado sin más. Pero además, empezó a buscar al chofer y los pasajeros del colectivo. Con esos datos y el apoyo del abogado Jaime Nuguer presentó un segundo habeas corpus. Y, entonces, comenzó un camino judicial que hoy es prueba irrefutable del accionar de la Marina en el terrorismo de Estado.
Foto: Biblioteca Digital / Programa de Historia de la FCEN, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales,UBA.
“El expediente iniciado por el abogado Nuger, empezaba a concentrar pruebas como ningún otro expediente lo hizo durante la dictadura”, expresó la fiscal Mercedes Soiza Reilly en el tramo de su alegato en el que expuso en una nueva audiencia del juicio por la mega causa “ESMA unificada”. La desaparición de Inés es uno de los 789 hechos que se juzgan y por los que deben responder 56 imputados.
“Un habeas corpus en dictadura”
La práctica habitual durante la última dictadura era cerrar o cajonear los habeas corpus sin siquiera pedir informes sobre las detenciones de los desaparecidos. En el caso Ollero, Nuguer explicó a Infojus Noticias que por una serie de factores, entre los que estuvo la suerte, la investigación avanzó mucho. “Quizás avanzó más que otros habeas corpus, pero no fue el único”, contó y agregó: “Si nos guiamos por los fallos de la Corte, este es el primer caso en el que hay un fallo en dictadura. Lo mismo con los pronunciamientos de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, este es el primer caso de los cinco o seis en los que condenó formalmente al Gobierno de Argentina. Fue el primero y el más extenso”.
El recorrido judicial de ese habeas corpus fue narrado y documentado por el propio Nuger en su libro Un habeas corpus en dictadura, editado por Lenguaje Claro, en marzo del año pasado. Ese texto que fue valorado por la Fiscalía en el análisis y armado del caso. “El caso de Inés –la forma en la que está ordenada la investigación en el libro permite una lectura ordenada de los expedientes– le sirvió a la fiscal para evaluar que traduce en documentos judiciales cómo era el accionar de ocultamiento que practicaba la ESMA aún en un caso como en el que era evidente que habían participado activamente en la desaparición”, contó Nuguer.
El caso de Inés “tenía elementos de prueba accesibles según las posibilidades de la época”, resaltó el abogado y destacó el papel del papá de Inés en esas primeras horas después de la desaparición. “Descubrió en las primeras horas del secuestro cómo fueron los hechos. Pudo tomar contacto con el chofer del colectivo, con algunos pasajeros. Fue a la comisaría, armó un escándalo”, contó el abogado. A mediados de agosto, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) le consultó a Nuguer si podía presentar el habeas corpus por la desaparición de Inés. Su papá ya había hecho el primer intento, pero había sido rechazado.
“Nos encontramos y preparamos un habeas corpus más desarrollado. Tuvimos la suerte de que en el sorteo nos tocara el juez (Eugenio) Zaffaroni, a quien por entonces no conocíamos, era un juez de primera instancia en lo Penal. Con el correr de los días nos fuimos dando cuenta de que iba dándole impulso a la investigación. Después se cerró y logramos reabrirla cuatro veces”, relató el abogado, que también era militante de la Juventud Comunista al igual que su hermano Hernán, aún desaparecido.
La Corte, la Comisión y la Causa 13
El expediente por la desaparición de Inés llegó a la Corte Suprema de Justicia en plena dictadura. Hasta ese momento, el máximo organismo judicial nunca había fallado en casos de habeas corpus. El 25 de abril de 1978, fue la primera vez. Y Jaime Nuguer se enteró leyendo el matutino La Nación en un taxi. El caso de Inés sentaba un precedente judicial y alcanzaba las páginas de los diarios en plena dictadura. Ese fallo decía que había que profundizar la investigación según lo pedido en el habeas corpus. “A partir de entonces, avanzamos en dirección a demostrar que el jefe de la ESMA, Rubén Jacinto Chamorro obstruía todo el tiempo la investigación”, recordó Nuguer que resaltó la labor de los fiscales que actuaron en la causa. “En general, fueron favoreciendo las medidas de investigación. Salvo el procurador, Elías Guastavino que específicamente había dicho que se tenía que cerrar el habeas corpus”.
Los avances logrados en la investigación se fueron agotando hacia 1979. Entonces, la denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fue la opción para no dejarla caer. Nuguer y Ollero fueron por ese camino y en abril de 1980, en el informe publicado por la CIDH se consideró el caso como “paradigmático”. Ya en 1982, el organismo condenó a la Argentina por Inés. En el dictamen dejaron explicitado que “Existen pruebas suficientes de que la señorita Ollero fue detenida ilegalmente el 19 de julio de 1977 en un operativo realizado por la ESMA”. Además se recomendó a la dictadura que se tomen las medidas necesarias para establecer el paradero, que se realice una investigación completa e imparcial para hallar a los culpables para que sean sancionados, y se daba un plazo de 30 días para realizar un informe a la Comisión sobre los avances.
Años después, ya en democracia, el expediente fue tomado entre los casos emblemáticos de desapariciones de personas que fueron juzgados en la Causa 13, en el llamado “Juicio a las Juntas”.
Inés, el ave más hermosa
Inés tenía 22 años, estudiaba tercer año de Biología en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Militaba en la Federación Juvenil Comunista, en el barrio de Almagro. La noche de su secuestro salía de una reunión de militancia. En el colectivo, los represores de la Marina dijeron haber encontrado “panfletos partidarios subversivos”. Nuguer contó a Infojus Noticias que ellos estiman que eran prensas del Partico Comunista. Sobre esto se interrogó a los pasajeros. Inés fue la única que quedó detenida de manera ilegal y fue trasladada a la ESMA. Ahí, corrió la suerte de la mayoría de los detenidos desaparecidos: vejaciones, torturas, hasta el día que fue “trasladada”. Aún está desaparecida.
“Inés estudiaba y trabajaba. Tenía la decisión y la voluntad de ser protagonista de su tiempo. Militaba en la Juventud Comunista. Provenía de una familia de trabajadores que compartían sus elecciones. Cuando el terrorismo de Estado la secuestró su padre, como muchos otros padres, salió a enfrentarse con ese enemigo con mucha valentía al punto que no dudó en ingresar a altas horas de la noche a la ESMA a entrevistarse con el almirante Chamorro su director. Estaba convencido que Inés estaba ahí. Y después se demostró que era cierto por el testimonio de una sobreviviente”, recordó Graciela Rosenblum, miembro de la LADH, que mantuvo contacto permanente con el padre de Inés durante su búsqueda.
Graciela contó a Infojus Noticias que el poeta José Murillo escribió más de un verso para Inés: “Hay una estrella que los estudiantes de la universidad de La Plata le pusieron el nombre de Ana Diego. Debería haber un ave, la más bella de nuestra patria, que lleve el nombre de Inés Ollero”.
“Lo más importante es que el vuelo de Inés no ha terminado. Su caso es parte de este juicio en el que una parte de sus verdugos serán condenados; Cuando ya nadie se acuerde ni de Videla, ni de Massera, ni de Chamorro o como se llamen los genocidas, los nombres y los rostros de nuestros compañeros habitaran en la camiseta de algún chico, en nuestras plazas y calles, cuando miremos las estrellas o veamos volar el ave más hermoso”, concluyó Graciela.
JC/PW