La cobertura televisiva del caso acumuló 594 horas de aire, un equivalente a 25 días ininterrumpidos de aire de un solo canal, y numerosas tapas de diarios.“Los medios están entrampados en la agenda que armaron”, dice Stella Martini, profesora de la UBA.
Desde la desaparición de Ángeles Rawson, el 10 de junio, hasta el 28 de junio la cobertura televisiva del caso acumuló 594 horas de aire, un equivalente a 25 días ininterrumpidos de aire de un solo canal, y numerosas tapas de diarios. La cobertura relegó a otros temas importantes como el accidente de trenes de Castelar, la declaración de inconstitucionalidad de la elección de Consejeros de la Magistratura, la coronación de Newell’s como campeón del Torneo Final y el relevo de los jefes de la Fuerzas Armadas. Por los estudios de televisión desfilaron peritos, criminólogos, abogados y todo tipo de especialistas que no tenían vínculo con la causa y se plantearon hipótesis que tenían correlato en la investigación judicial. Violación y estrangulamiento, la acusación al padrastro, los testigos falsos y las fotos del cadáver en tapa. ¿Cómo cubrieron los medios el policial más resonante de los últimos tiempos?
Inseguridad, violación y estrangulamiento
El caso Ángeles cobró fuerza el día siguiente a la desaparición de la joven, con el hallazgo del cuerpo de la joven en el predio del Ceamse de José León Suárez. Esa noche todos los noticieros abrieron con la misma imagen: los amigos y familiares de la joven llorando en la puerta del edificio de Ravignani 2360.
“Aparecía como un tema muy fuerte”, explicó a Infojus Noticias Stella Martini, profesora e investigadora en temas de medios masivos, comunicación y sociocultura en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Una chica de 16 años que vive en un barrio de clase media acomodada secuestrada a plena luz del día volviendo del campo de deportes de la escuela. Se planteó al inicio, equivocadamente, como un caso flagrante de inseguridad, un secuestro con vistas a una posible violación”, indicó.
Los supuestos indicios de abuso sexual, para los medios, transformaron el hecho en una violación consumada. Violación y estrangulamiento, dijeron. La autopsia dejó a la prensa en off side: la joven fue arrojada con vida al container y murió por aplastamiento del sistema del camión de recolección de basura. No había tenido relaciones sexuales; ni forzadas ni consentidas. Con el pasar de los días, se supo que tampoco había sido secuestrada en la calle.
El padrastro con cara de loco
A los pocos días del crimen, la investigación dio un vuelco de 180 grados. Se supo que la joven había entrado en el edificio y se descartó la hipótesis del secuestro en la calle. La Justicia investigó la casa de la familia de Ángeles y los medios elaboraron teorías sobre quién -de ese círculo íntimo- podría ser el asesino.
“Ahí el tema ya estaba instalado”, explicó Martini. “Eso le permitió a los medios, a la televisión fundamentalmente, tener un insumo barato. Ya estaba la noticia, no tenían más que poner el micrófono”.
Todas las miradas apuntaron a la pareja de la madre de Ángeles. Sergio Opatowski fue acusado de tener cara de loco (las fotos lo mostraban con los ojos saltones y la mirada fría) y no llorar frente a las cámaras el día en que se conoció la noticia del crimen. Además, el hombre es instructor de pesca: de su equipo, se dijo, podría haber salido el hilo que apareció atado al cuello de la chica. “Se metieron en una historia construida con lugares comunes, con clichés discriminatorios y peyorativos. Es común desconfiar del padrastro”, dijo Martini.
El portero, ¿perejil o asesino?
Después de declarar ante la fiscal Paula Asaro, el portero del edificio, Jorge Mangeri, quedó detenido como sospechoso. Su mujer apareció en TV clamando su inocencia. Dijo que a su marido lo habían golpeado para que confesara el crimen. El padrastro de Ángeles salió de escena y Mangeri se convirtió en el personaje central. Se habló de su matrimonio, sus frustraciones personales, la relación con los vecinos y su perfil psicológico. Algunos periodistas se animaron a condenarlo; otros se empeñan decididamente en demostrar que es un perejil.
El nuevo supuesto asesino incrementó el interés en el tema. “Dejó de ser un caso de inseguridad tradicional. Es tan terrible pensar que el portero en el que todas las mujeres confían pueda llegar a matarlas. Es un caso que va mostrando una historia confusa, misteriosa”, explicó Martini.
El taxista y la testigo falsa
En un despacho céntrico, un funcionario judicial habló con Infojus Noticias. En uno de los extremos del escritorio había un pequeño televisor con el volumen en cero. La imagen estaba partida en dos: de un lado las fotos de Ángeles –en la playa, caracterizada como un personaje de animé, con sus hermanas-; del otro, un conductor de noticiero movía su labios. En el extremo inferior de la pantalla, el videograph dice que la aparición de una grabación puede cambiar el rumbo de la investigación.
“Mirá, ahí tenés”, dijo el investigador, señalando el televisor. “Están las 24 horas con el caso”. Muchos de los periodistas que a él le gusta ver -dijo- no están tratando el tema con respeto. El día anterior los medios habían dado a conocer la aparición de una grabación. En ella se escuchaba a una supuesta vecina contar que había escuchado una pelea entre miembros de familia. “No tomamos como verdadero todo lo que nos vienen a decir”, dijo el funcionario judicial.
Según contó, la mediatización del caso generó que varias personas se presentaran para decir que tenían información. Casi todos fueron descartados. Una semana después, la mujer cuya voz aparecía en la grabación fue citada a declarar. Dijo que en realidad no vivía en el edificio y que había hablado por encargo de otra persona. Quedó imputada por falso testimonio y la prueba fue desechada.
El mismo día en que fue imputada la falsa vecina un nuevo testigo declaró ante el juez y la fiscal. Un taxista que dijo haber llevado al portero Mangeri desde Ravignani 2360 hasta la Ceamce de Colegiales con dos bolsas de residuos grandes. Dijo que una de las bolsas se movía y que el portero le pegó con una masa, después de decirle que era un perro que había atropellado. Esa noche los noticieros hablaron del “relato macabro” del taxista. El juez no tomó como válido el testimonio.
El juez y la fiscal fuera del aire
Según un informe de Ejes de Comunicación casi el 50 por ciento de las 594 horas de transmisión del caso corresponden a tres canales (dos de cable y uno de aire). “Los diversos debates y segmentos dedicados al caso han transitado por más de 40 programas de TV distintos”, dice el informe. La mayor parte de esa cobertura se hizo en base a opiniones de “especialistas” no involucrados en la investigación, rumores y trascendidos. Tanto la fiscal María Paula Asaro como los dos jueces que tuvo la causa, Roberto Ponce y Javier Feliciano Ríos, mantuvieron un perfil bajo. Ninguno de ellos hizo declaraciones públicas. Ante la ausencia de voces de la investigación, los defensores del acusado, Miguel Ángel Pierri y Marcelo Biondi, concentraron la atención de las cámaras. A través de su cuenta de Twitter Pierri fue informando sobre los avances de la investigación.
Entrampados
Cerca de cumplirse un mes del crimen de Ángeles, el caso sigue en el tope de la agenda. “Los medios están entrampados en la propia agenda que armaron. No sé no pueden o no quieren salir, o ambas cosas”, dijo Martini. Y agregó: “El teórico Herbert Schiller dice que lo que importa es la información socialmente necesaria. Ese debe ser el criterio. ¿La sociedad necesita tener toda esta información que tuvimos? Creo que ninguna cobertura mediática resiste ese análisis”.