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Herida y desconcertada, Rosa Bru no se dejó asustar la prepotencia del empleado -que la atendía rápido en la puerta del despacho e informaba que nadie podía recibirla- ni por el desprecio del juez.  En lugar de firmarle una autorización para que los canales de televisión pudieran difundir la foto de su hijo Miguel, el magistrado la derivaba burlón a una oficina equivocada, o encubría a los policías responsables de esa muerte. Ella lloraba a solas delante de los expedientes porque no comprendía el contenido de los papeles judiciales. Hasta que juntó dinero para contratar a un abogado que le tradujera: “¿eso es a favor o en contra de nosotros?”.  La madre del estudiante de periodismo asesinado en la comisaría novena de La Plata estará en el panel de apertura del encuentro junto a Vivian Perrone (Madres del Dolor), Raquel Witis (madre de Mariano Witis) y Miriam Medina (de Sebastián Bordón).  “Necesitamos jueces que sean más sensibles. Pero también que la Justicia sea más accesible a todos, no sólo a entendidos o a los que tienen plata”, dijo la madre de Miguel Bru a Infojus. 

 

Cuando empezó a buscar a su hijo, Rosa se despertaba cada mañana con la sensación de no saber adónde acudir. “La Justicia y la policía nos querían hacer creer que Miguel se había ido con un cargamento de droga. La víctima iba a reclamar justicia y terminaba como victimaria”, recuerda. El caso terminó con la destitución del juez Amílcar Vara (a cargo de los casos de desaparición de Miguel Bru y Andrés Núñez) por encubrimiento, prevaricato, abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público en 27 causas judiciales. “Pero más allá de su destitución, Vara nunca respondió por las barbaridades que hizo. Para una Justicia verdadera es crucial que los jueces dejen de ser elegidos a dedo”, señaló desde la Asociación Civil Miguel Bru. 

 

En el panel de apertura estarán otras madres que batallaron los pasillos judiciales como Raquel Witis. A su hijo Mariano lo fusiló un policía de San Fernando después de que lo tomaran de rehén para asaltar un banco, el 21 de septiembre de 2000. Murió junto con su captor. Raquel también acompañó a la madre de Darío, otro joven asesinado por el policía. En 2003 el Tribunal Oral en lo Criminal nº 3 de San Isidro absolvió por mayoría al policía por la muerte del secuestrador (argumentando legítima defensa) y lo condenó a ocho años y medio de prisión por el asesinato de Witis. El fiscal y las querellas cuestionaron la sentencia, por discriminar la vida de dos víctimas: condenó por la muerte de una y no de la otra. En 2005 la Sala I del Tribunal de Casación Penal provincial anuló el fallo de primera instancia y condenó por mayoría al policía.

 

Desde entonces Raquel acompaña a familiares de víctimas de violencia institucional. “La democratización es bienvenida. Sabemos que la Justicia no es accesible, tiene una doble vara: es dura con los jóvenes pobres y condescendiente con los agentes de seguridad. Es difícil que una causa llegue a buen puerto si no están los familiares detrás. Menos cuando los involucrados son de las fuerzas de seguridad”, dijo Witis a Infojus, convencida de que el debate que disparó la reforma judicial sacó a la luz lo que permanecía oculto. “Las leyes que se discutieron evidenciaron la crisis de la Justicia, y la necesidad de debatir y transformar algunos aspectos. Nos estamos preguntando, desde estos espacios, qué tipo de Justicia necesitamos y queremos”, señaló Witis. Por experiencia, cree que el cambio debe empezar por el trato que reciben quienes se acercan a los Tribunales. “El maltrato es cotidiano. La Justicia vuelve a victimizar a la persona”, asegura.

 

El panel de cierre de la jornada, moderado por Mario Wainfeld, convocará (antes de las palabras finales de la Presidenta) a más referentes: Susana Trimarco (Fundación María de los Ángeles), Vivian Perrone (Asociación Madres del Dolor), Pablo Ferreyra (hermano de Mariano Ferreyra), Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo) y Sergio Burstein (Asociación 18J). La vida de Burstein también estalló en mil pedazos la mañana del 18 de julio de 1994, cuando explotó la AMIA. Su esposa Rita Worona se cuenta entre los 85 muertos, saldo del atentado que ningún juez ha logrado desentrañar.  “Los familiares no somos abogados, pero podemos ser el ejemplo de lo que no deber ser la Justicia”, dijo Burstein a esta agencia.  Él se siente otra víctima: “de la injusticia, de esa justicia cómplice, corrupta,  de esa impunidad de la cual se aprovecharon muchos para proteger a otros”. A Burstein nunca se le había ocurrido: “que jueces, fiscales e investigadores se abocaran a encubrir en lugar de buscar la verdad. Y hoy estamos con las manos vacías de Justicia”.

 

Ya lo dijo varias veces Susana Trimarco, denunciando la pésima actuación del sistema judicial, primero ante la investigación por su hija Marita y después por el fallo: "necesitamos jueces comprometidos, fiscales que investiguen, que salgan a la calle, que tengan más contacto con la realidad". 

¿Cómo sería el escenario sin estos familiares que empujan las causas hasta las últimas consecuencias? “Creo que en nuestro caso – dice Burstein- de no existir los familiares, y hablo de todos, no solo de la agrupación 18J, esa justicia corrupta hubiera cerrado la causa con delincuentes que nada tenían que ver con el tema del atentado. Nos dio la mente, el cuerpo y el corazón para presentar esta lucha. Pero necesitamos una Justicia para todos, no para un grupo. Jueces comprometidos con las víctimas, no con determinados personajes. Sólo la Justicia puede devolver la dignidad a las víctimas. Me remito a las sagradas escriruras: con la Verdad tenés Justicia y con Justicia tenés la paz que necesitan las víctimas, los familiares y la sociedad”.

 

El asesinato de Mariano Ferreyra tuvo elementos en común con otras víctimas y una diferencia radical: dos días después de su asesinato, el caso del militante del Partido Obrero estaba en manos de la jueza federal Wilma López y la fiscal Cristina Caamaño. El 19 abril de este año José Pedraza, sindicalista de la Unión Ferroviaria, fue condenado a quince años de prisión. Hubo condenas para los autores materiales y dos policías por incumplimiento de deberes de funcionarios público. “La velocidad es clave en la transformación de la Justicia. La burocratización impide se repare el daño causado a los familiares. El juicio de mi hermano Mariano es la punta de lanza que abre la discusión, mostrando aristas de una Justicia que puede actuar con celeridad. Es un cambio de paradigma”, dijo a Infojus Pablo Ferreyra. Raquel Witis coincide: “En Argentina están siendo juzgados crímenes de hace 30 años. La creación de las nuevas cámaras de Casación va en esta línea de darle celeridad a la Justicia”.

 

El juicio por Mariano Ferreyra iluminó la necesidad de una Justicia humanizada y más accesible. Al momento de informar la sentencia, el juez Horacio Dias interpretó que era un fallo de consecuencias políticas  y sociales, y ofreció un acercamiento discursivo. “Apeló a un lenguaje coloquial, subordinó los elementos jurídicos a una explicación más política de lo que se estaba diciendo”, dijo el hermano del militante del PO a Infojus, con la idea de que esto también implica acercar la Justicia, hacerla accesible a los sectores populares. Como pide Susana Trimarco, Rosa Bru y cada familiar. “Son muchos los que vienen reclamando un cambio para que las familias de las víctimas no queden desprotegidas- dice la mamá de Miguel- . Queremos lo mismo: una Justicia para todos”.