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A María Cristina Olivares la asesinaron de 164 puñaladas en el anochecer  del sábado 7 de julio de 2012 en Pocito, San Juan. Por el crimen fue detenido su ex pareja, a quien ella ya había denunciado en siete oportunidades por violencia de género, y otras tres personas más. El sábado la familia Olivares recibió una citación judicial para que María Cristina se presentara las alternativas de la causa, generada a partir de su denuncia. Pero ignoraban que la mujer había sido asesinada 19 meses atrás.

La citación para María Cristina, que murió a los 26 años, fue emitida por la Defensoría de pobres y ausentes N° 1 a cargo de Mario Vega. Allí había ido ella en julio 2011 a pedir ayuda porque era víctima de violencia de género por parte de Miguel Palma, su ex pareja y padre de sus dos hijos.

“Ella hizo un trámite de protección por hechos de violencia doméstica que se le concedió al día siguiente. Era una prohibición de acercamiento y hostigamiento. Ella fue notificada de eso y el agresor también”, dijo a Infojus Noticias Natacha García, secretaria de la Defensoría y quien firmó la citación.

Desde entonces y hasta el momento en que fue asesinada pasó un año y desde esa fecha hasta ahora 19 meses. Consultada respecto de si desde la Defensoría no se habían puesto en contacto en todo ese tiempo con Olivares, García dijo: “No, no es la primera citación que se le realizó. No está registrado porque dependiendo de quien la haga queda o no asentado. La pueden haber citado pero no hay constancia. También pasa que una conducta usual en estos casos es que la víctima pasa tiempo sin presentarse cuando se la llama. Desde la Defensoría se cita regularmente  las víctimas para informarles las distintas alternativas que tienen en el proceso, es un procedimiento, una forma de acercamiento a ellas”. 

“Fue un error de la Defensoría no haberle dado de baja al trámite cuando ella falleció”, admitió García.

García explicó que en la Defensoría trabajan en total cuatro personas y que se les hace muy difícil estar al día con todos los casos pero que aun así van a intentar evitar que se repitan hechos como este, aunque eso implique que el sistema se “lentifique”. “Acá vino el papá y le pedimos disculpas. Yo lo entendí porque llega la citación y provoca un gran dolor”, agregó la mujer.

“Cuando nos llegó la citación no entendíamos nada. Pensamos que era para nosotros”, dijo a Infojus Noticias Federico Olivares, papá de María Cristina y quien está a cargo, junto a su esposa, de los dos hijos que la joven tuvo con Palma.

“Cuando llegué a la defensoría, a las 8 de la mañana del lunes, ya estaban todos como a la defensiva, porque nosotros le habíamos dicho al policía que trajo la notificación que mi hija estaba muerta. La secretaria –por García- me dijo que ella no sabía nada del caso de mi hija, que no lee el diario ni mira las noticias. Nadie se disculpó”.

El dolor en primera persona

El 7 de julio de 2012 María Cristina tuvo que ir a ver a su ex pareja antes de ir trabajar. Iba a cuidar a una mujer en el hospital Rawson y necesitaba que él cuidara a los chicos. “Cuando llegó lo encontró con la amante y se armó una discusión bárbara adentro de la casa”, explicó Federico Olivares. “Ahí nomás la acuchillaron toda”.

El cuerpo de María Cristina apareció al día siguiente en un callejón. Tenía las manos atadas en la espalda y los pantalones bajos. La autopsia reveló que antes de matarla se la inmovilizó. Ya sin posibilidades de defenderse, le comenzaron a dar puntazos y puñaladas. “Agonizó 40 minutos tirada en el piso. Murió por las hemorragias internas”, dijo Olivares.

Por la profundidad de las heridas, se pudo determinar que del crimen habían participado varias personas, hombres y mujeres. Las puñaladas de los hombres siempre son más profundas que las de las mujeres, por un tema de fuerza.

A los pocos días el juez del caso ordenó la detención de Palma, su pareja; Rosa Videla, de 27; un hermano de ella, llamado Ramón; y una amiga de la mujer, a quien se identificó como Noelia Corvalán.

Palma fue procesado por homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y premeditación. Videla y Corvalán, como autoras materiales. Y a Ramón Videla se le aplicó la figura de encubrimiento agravado. Fue el único que recuperó la libertad. Los demás esperan el juicio en prisión.

El padre de María Cristina dice no tener fe en la justicia. “Todavía no hay fecha para el juicio. Hice toda la investigación yo, la policía fue muy inepta”, señaló. Sin embargo, confía en el expediente: “Ahí está todo”.