Amnistía Internacional hizo un informe en 2008 y concluyó que 269 personas murieron entre 2001 y 2007 tras recibir descargas por armas Taser por parte de la policía. El 90 por ciento de los fallecidos fueron objeto de múltiples descargas. Algunos casos paradigmáticos.
Las pistolas de electrochoques Taser, que según un fallo de la justicia podrán ser utilizadas por la Policía Metropolitana, suelen ser presentadas como un arma no letal. Sin embargo, los casos de muerte de personas que fueron sometidas a suss efectos dicen todo lo contrario. En un informe publicado en 2008, Amnistía Internacional examinó datos de cientos de muertes producidas tras el uso de Taser, incluidos 98 informes de autopsias y estudios sobre la seguridad de estos dispositivos. El resultado es alarmante: el 90 por ciento de los fallecidos eran personas desarmadas y muchas de las víctimas fueron objeto de múltiples descargas.
El Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura estableció que su uso puede constituir una forma de tortura y viola la Convención de las Naciones Unidas Contra la Tortura. El comité dijo que las pistolas eléctricas provocan un dolor extremo y en algunos casos pueden provocar la muerte.
En el informe se explica que la mayoría de las muertes fueron atribuidas otras causas, pero que los forenses citaron las armas Taser como causa o factor contribuyente de más de 60 fallecimientos. En ese mismo documento informe se dice que 269 personas murieron entre 2001 y 2007 tras recibir descargas por armas Taser por parte de la policía, en 39 de los cuales la autopsia determinó el Taser como posible contribuyente. Esa cifra aumento a 500 casos en 2012.
Allen Kephart, de 43 años, murió en mayo de 2011. Iba a bordo de su bicicleta por el condado de San Bernardino, en California, y la policía le dio la voz de alto por una presunta infracción de tránsito. Tres policías le efectuaron 16 descargas. Ninguno de ellos fue condenado por el hecho.
En noviembre de ese mismo año, en Carolina del Norte, Roger Anthony se cayó de su bicicleta y murió. Había recibido un disparo de Taser. Según los informes, el agente aplicó la descarga porque Anthony —que tenía una discapacidad y problemas de audición— no obedeció la orden de detenerse.
El 2 de septiembre de 2014 la agencia AP publicó un cable sobre la muerte de Israel Hernández Llach después de haber sido sometido a una descarga de Taser en Miami Beach. A Hernández Llach recién había cumplido 18 años, le disparó un policía en el momento que lo sorprendió pintando grafitis en un edificio abandonado. Según la Policía, el adolescente trató de escapar corriendo, pero al final fue acorralado. El jefe de la Policía local, Ray Martínez, indicó que el joven se le abalanzó a los agentes, uno de los cuales le disparó el "Taser". Hernández Lach falleció en el hospital.
Tres días después, la agencia EFE, habla de una nueva muerto por uso de este tipo de armas. La víctima: el holandés Norman Oosterbroek, reconocido guardaespaldas de Lady Gaga, Beyoncé y Nelson Mandela. Según el diario El Nuevo Herald, Norman Oosterbroek, tuvo un enfrentamiento con la policía que le costó la vida.
Oosterbroek entró desnudo en la casa de unos vecinos de su urbanización en Cutler Bay Estates, Miami. Según relata el diario, el ex guardaespaldas fue descubierto por la dueña de la casa, Christiane Jung, de 47 años, quien llamó de inmediato a su esposo. A continuación se produjo una pelea entre los dos hombres, mientras la mujer llamaba a la policía. Cuando los agentes llegaron, Oosterbroek –de casi 2 metros de altura y más de 120 kilosg– se resistió de forma agresiva, por lo que ellos utilizaron el Taser, según el comunicado de la policía. La descarga le provocó la muerte.
La BBC Mundo habló con Douglas P. Zipes, cardiólogo e investigador de la Universidad de Salud de Indiana, quien publicó un estudio que sale al cruce de las características “positivas” que tienen las Taser según sus fabricantes. "No hay duda de que un Taser puede producir una muerte repentina. Es absolutamente claro", le dijo Zipes. Y agregó: "Qué tan frecuentemente pasa, no es claro porque nadie lleva esos registros y nosotros no sabemos cuántas veces le han disparado a una persona en el pecho con un Taser. Pero desde el punto de vista clínico no hay ninguna duda de que un disparo en el pecho puede causar un paro cardíaco y una muerte posterior".
JC/RA