Ignacio Montoya Carlotto recordó hoy en las redes sociales cómo fue enterarse de su verdadera identidad. “Me encontré en el abrazo de las Abuelas, el apretujón de los tíos, y la cara de sorpresa de los muchos primos”, agregó. En mayo de este año, nueve meses después de su restitución, el nieto de Estela pidió a un juez cambiar su apellido.
“Hace un año recibía una llamada de un número desconocido y de un momento a otro el frente de mi casa se me llenó de gente. Nada sería igual de ahí en más”, escribió esta mañana en su cuenta de Facebook Ignacio Montoya Carlotto, 36 años, el nieto recuperado 114, hijo de Laura Carlotto y de Oscar Walmir “Puño” Montoya. Nieto de Estela, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, la mujer emblema de la búsqueda incansable. “Hasta ese momento era dueño de una franca y apacible vida”, sigue el comentario. Esa mañana Ignacio escuchó por primera vez la voz de Claudia Carlotto, titular de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), su tía, que le dijo al teléfono: “Sos el nieto de Estela, sos mi sobrino”.
La vida del pianista criado por una pareja de peones de campo en un paraje cercano a Olavarría cambió para siempre. “Comenzó un viaje con olor a aventura y sueños de final feliz, abrazos, muchos llantos, preguntas, respuestas y más respuestas que preguntas. Me encontré en el abrazo de las Abuelas, el apretujón de los tíos, y la cara de sorpresa de los muchos primos, con la alegría reflejada en lágrimas de una larga vida de búsqueda, al fin con el premio del abrazo final”, cuenta el relato que esta mañana dejó en las redes sociales Ignacio.
En mayo de este año, nueve meses después de su restitución, el nieto de Estela pidió al juez federal Marcelo Martínez De Giorgi cambiar su apellido. Dejar Urban y poner Montoya Carlotto. Sí mantuvo su nombre: Ignacio. Este acto que reafirma su identidad lo hizo en el marco de la causa judicial que investiga su apropiación en la última dictadura cívico militar.
El joven creció como Ignacio Hurban tras ser inscripto como hijo biológico del matrimonio de Clemente y Juana. Los dos peones de campo al mando de Francisco Aguilar, el hombre clave en la historia detrás de la apropiación de Ignacio. Hacendado, miembro de las fuerzas vivas olavarrienses con fuertes contactos con los militares, fue el eslabón de una cadena que aún se desconoce, que posibilitó que el hijo de Laura Carlotto viajara recién nacido más de 300 kilómetros para perderse en el campo por más de 30 años. Él entregó la criatura a sus peones. Y su muerte fue la llave para que el secreto pudiera conocerse.
La causa que investiga la apropiación tiene como imputado a Julio Sacher, médico obstetra que cumplió funciones para la Policía Bonaerense en épocas de dictadura y es el firmante del acta de nacimiento fraguada con la que Ignacio fue anotado en el registro civil. Clemente Urban y su esposa, también figuran en el expediente.
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