Un grupo de unas treinta personas tomó un galón donde funcionaría un comedor comunitario que pertenece a la Corriente Clasista y Combativa. Efectivos de la Policía Federal intervienen en el lugar para evitar el conflicto entre los habitantes.
Los ruidos empezaron a las dos de la madrugada. Los gritos, los palazos y golpes en las chapas despertaron a los vecinos que dormían en la villa La Fraga, un asentamiento de Chacarita, cerca de la estación terminal Federico Lacroze. La pelea entre vecinos era por uno de los galpones que forman parte de este precario asentamiento donde muchas de las casillas están dentro de las estructuras del ex playón de cargas del ferrocarril. Un grupo de unas treinta personas tomó el lugar donde funcionaba un comedor comunitario, entre las manzanas 6 y 3, en el corazón de la villa. Otro grupo intentó sacarlos del lugar.
Desde la madrugada, efectivos de la Policía Federal intervienen en el lugar para evitar que el conflicto ascienda en niveles de violencia. Los policías actúan como mediadores entre los dos grupos de vecinos en conflicto. Esperan que los profesionales del ministerio de Desarrollo Social del Gobierno porteño resuelvan el futuro inmediato de las familias, que se encuentran en situación de calle, y ocuparon el lugar. Hasta el momento, los ocupantes no aceptaron la propuesta de los profesionales.
“¡Queremos el comedor!”, gritaban esta tarde algunas personas que se manifestaban en la entrada del asentamiento. La mayoría, según los vecinos, no viven en el barrio. Eran miembros de la Corriente Clasista y Combativa, el movimiento social encargado del espacio comunitario tomado. Cuando llegó el personal de Infantería les tiraron piedras. Este fue uno de los momentos de mayor tensión.
El galpón ocupado no cumple con el verosímil de un comedor comunitario. En total son 27 personas las que están ocupando ese espacio: 10 de ellas son mujeres y 4 están embarazadas. También hay menores de edad con discapacidades. Las familias tiraron colchones en el piso y resisten, desde adentro, el intento de desalojo de otros vecinos.
La primera versión de los hechos indicaba que, quienes habían tomado el galpón, eran narcotraficantes. "Son narcos, los conocemos todos. Es gente que vive acá y que se han metido para tirar abajo el galpón, hacer casas y venderlas", denunció Julia Rosales, coordinadora del comedor. Pero los funcionarios del Ministerio de Seguridad que se hicieron presentes en el lugar desmintieron este relato. “Se trata de personas en situación de calle”, aseguraron altas fuentes de ese Ministerio.
Desde la ocupación, los vecinos que viven en el asentamiento están sitiados. “No podemos salir de nuestras casas. Tuve que pedir que fueran a buscar a mi hijo a la escuela”, dijo a Infojus Noticias, Mariluz, una vecina delegada de la manzana 6.
La única entrada del asentamiento está a la altura de Fraga al 900. A partir de ahí se abren, por un camino de tierra, calles internas y pasillos estrechos. Los senderos están desnivelados porque el asentamiento se fue emplazando en pendiente. Cuando llueve se transforma en pantanales imposibles de transitar. “Los días de lluvia los chicos no van a la escuela porque no pueden salir”, dijo una vecina.
Algunas de las viviendas son de material, otras están dentro de los galpones del viejo playón ferroviario. Al interior de las estructuras se emplazan las casillas divididas con lonas y maderas.
El barrio tiene negocios de todo tipo, pero la circulación al interior es reducida. Una ambulancia, por ejemplo, es imposible que llegue a todos los rincones del asentamiento.
La gente de La Fraga no tiene garantizados los servicios mínimos. Casi todos los días pasa un camión atmosférico que vacía los pozos ciegos. Después del conflicto de esta madrugada los vecinos están sin agua. “El camión que nos provee de agua no pudo entrar con todo este lío”, explicó Mariluz.
El barrio creció exponencialmente en los últimos años. En 2008 vivían 700 personas. Hoy, según los vecinos y organizaciones sociales que trabajan allí, son casi 5000. Los datos oficiales del último censo del 2010 realizado por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) en el asentamiento indicaba que allí residen1714 personas.
Muchos de los vecinos han llegado de otros asentamientos como la Villa 31, la 1-11-14 y La Carbonilla. Se mudaron por el aumento de los alquileres.
Otras tomas
En julio de 2011 en ese mismo barrio se tomaron los terrenos pertenecientes al ferrocarril “El Gran Capitán”, que era uno de los galpones del playón de cargas todavía vacío. En ese momento el juez Norberto Oyarbide ordenó el desalojo aludiendo que el predio pertenecía al ferrocarril y rodeó de policías a las familias que allí resistían. La toma de esa manzana fue el último episodio de violencia barrial que había vivido el asentamiento. El galpón tomado era gestionado por una empresa de logística cuyos empleados intentaron frenar a la gente.
Durante el período 2010-2012 el asentamiento estuvo intervenido luego de una medida cautelar promovida por el entonces legislador Facundo Di Filippo que exigía al Gobierno de la Ciudad la urbanización del barrio. La causa estaba caratulada como "Playón de Chacarita s/ otros procesos incidentales" y tramitaba el Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario nro. 4, a cargo de la Jueza Elena Liberatori. Tras la intervención se relevó la situación del barrio y el Instituto de la Vivienda actuó solucionando parcialmente algunas cuestiones como, por ejemplo, la regularización del tendido eléctrico.