Durante el segundo día del encuentro "Derecho Penal y Género. Intersecciones Paradigmáticas", en la sede porteña de la Universidad de La Matanza, Stella Maris Martínez abrió el debate presentando la falta de visibilización de la ausencia de perspectiva de género y los disertantes aportaron desde sus áreas: las denuncias por violencia no atendidas y la situación carcelaria fueron los temas más recurrentes.
La presentación de la jornada "Derecho Penal y Género. Intersecciones Paradigmáticas", auspiciada por el Sistema Argentino de Información Jurídica (Infojus), comenzó con la bienvenida de Alicia Ruíz, directora de la Carrera de Especialización en Magistratura de la Escuela del Servicio de Justicia, que funciona en la sede porteña de la Universidad de La Matanza. Junto a Ruíz estuvo la defensora general de la Nación, Stella Maris Martínez, quien habló sobre la importancia de debatir y visibilizar las temáticas de justicia y género y destacó la labor en la materia de la fallecida juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Cármen Argibay.
Martínez consideró que este es un “momento crítico" porque si bien el tema de la violencia de género se está visibilizando “esto no quiere decir que en el Derecho Penal se lo trate de manera adecuada".
“Para que no genere más daño, debe ir acompañado de una buena política de protección. El Derecho Penal interviene porque no hay otra cosa, pero esta actuación tiene que ser inteligente", insistió y recordó que cuando ella empezó a trabajar en la justicia, a las mujeres no se les creía cuando iban a denunciar golpes de sus maridos o una violación. En ese sentido, y si bien actualmente la situación ha cambiado, Martínez destacó que es clave que cuando una mujer vaya a denunciar “primero se le crea, segundo se la proteja y tercero se investigue”.
La Defensora General de la Nación también hizo hincapié en que la temática de género “no se limite a la protección cuando la mujer es víctima sino también cuando es autora”, incluyendo el concepto de "legítima defensa privilegiada". "El concepto tiene que permear todas las capas de la administración de la justicia, sobre todo la penal", concluyó.
La actividad se realiza en la sede porteña de la universidad, en el barrio de San Telmo, donde funciona el Museo Penitenciario Argentino, una antigua construcción de ladrillos a la vista con un amplio patio central, balcones y amplios salones en los que el ruido de la calle se hace casi perceptible.
El género sigue considerándose algo “de mujeres”
El primer panel de la jornada fue sobre “Personas en conflicto con la ley penal en situación de especial vulnerabilidad por su condición de género” tuvo la participación de Salo de Carvalho, Ileana Arduino y Julissa Mantilla y la coordinación de Paula Viturro, docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Viturro comenzó hablando del derecho penal y la “selectividad de clases” en la que impacta este derecho, porque la mayoría de las personas que son afectadas por él son “hombres de sectores vulnerables”. Y cómo esto también termina impactando en las “víctimas secundarias, que son las mujeres que sufren por el impacto de lo que pasan sus parejas”, agregó Viturro.
Después fue el turno de Julissa Mantilla, asesora Internacional en Justicia Transicional con perspectiva de género (ONU Mujeres-Oficina regional Perú y Colombia). Mantilla hizo una exposición detallada de situaciones que se vivieron en Perú, donde las mujeres fueron víctimas de violencia durante el conflicto armado desarrollado entre 1980 y 2000, entre el Estado y los grupos Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA).
Desnudos, embarazos y abortos forzados, esclavitud sexual y violaciones fueron algunos de los crímenes que se cometieron contra las mujeres y en cuya investigación participó Mantilla. Dueña de un tono suave y determinado, la mujer relató su experiencia profesional ante un auditorio del que ella señaló que la mayoría eran mujeres y que había menos de diez hombres presentes, para dar cuenta de que los temas de género todavía siguen siendo una preocupación más de las mujeres que de todos los ciudadanos.
Para concluir su charla ofreció un ejemplo de esas dificultades: “si yo ahora dijera que me robaron mi Iphone, todos dirían cómo sucedió, llamarían a seguridad. Y sin embargo yo aquí nunca tuve un iphone, pero nadie dudaría de eso. En cambio, cuando se tratan de delitos tan graves como los que he descripto, nadie los creía”, explicó.
Luego fue el turno de Ileana Arduino, abogada, ex secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad del Ministerio de Seguridad de la Nación, que hizo referencia al aumento sostenido de la población femenina en las cárceles y cómo esto está ligado al narcotráfico. Arduino también se refirió a la violencia sexual de la que son objetos las mujeres. Y explicó que “está lleno de casos en los que no se otorga la prisión domiciliaria –a mujeres, con hijos, por ej- como una especie de condena adicional”.
La experiencia brasilera
Después fue el turno de Salo de Carvalho, profesor de grado y posgrado del Centro Universitario La Salle y de la Universidad Federal de Santa María, Brasil. Cuando él se presentó, Viturro dijo que de Carvalho había sido “sumamente modesto con su currículum vitae” y que fue convocado por su “fuerte participación en el movimiento anti-carcelario”.
En un guiño a Mantilla, señaló que entonces ya eran once los hombres que había entre el público y dio detalles sobre la preocupante situación carcelaria en Brasil y, para graficarla, contó un caso ocurrido en 2007 en una cárcel de Pará, la capital de Belén. “Una joven de 15 años fue detenida por 26 días, por flagrancia callejera, y estuvo todos esos días en una celda con 30 hombres. Ahí fue violada 5, 6 veces por día, salvo tres de esos días que estuvo detenida, que fue cuando los presos recibieron visitadas conyugales”, relató ante un público horrorizado con el caso. Cómo fue quemada con un cigarrillo y la forma en que la policía le cortó el pelo a la joven cuando alguien alertó sobre la situación fueron otros de los detalles que marcaron el ritmo de la sala. De Carvalho también contó que la jueza que permitió que esa situación existiera fue promovida por el Tribunal de Justicia, en 2013, a un juzgado de Menores, cuando ya era de público conocimiento lo que había sucedido con la joven.
La marginalidad de los detenidos, muchos por narcotráfico, y la exclusión social fueron otras de las problemáticas abarcadas por De Carvalho, que poco antes de concluir apeló a otro caso para dar cuenta de la asimetría que hay entre justicia y género y la invisibilidad de esta problemática. Fue sobre una mujer alojada en una institución psiquiátrica que “murió de hambre y de frío y, que fue encontrada muchos años después en posición fetal, momificada. Su marca había quedado en el piso”, relató. De Carvalho relató cómo en la institución limpiaban en piso y las manchas que había dejado el cuerpo no salían y agregó que entonces “mandaron a cambiar el piso”.
La actividad cerrará mañana con un workshop (cerrado) en el que a partir de lo debatido hoy se propondrá la elaboración de una agenda que sirva como marco para poner en marcha una red de intercambio e investigación.