La División de Delitos Tecnológicos de la Policía Federal constató que en Taringa! aparecen 9.600 posts conteniendo a Borges. Los responsables legales del sitio están ahora denunciados penalmente.
En 1941, Jorge Luis Borges publicó en el libro El jardín de los senderos que se bifurcan su cuento “La biblioteca de Babel”, sobre una colección gigantesca -aunque no infinita- de volúmenes que albergaban todo el conocimiento. La obra fue considerada una metáfora del Universo, una de las obsesiones del escritor, y con los años fue leída también como una premonición de internet y su fácil acceso al conocimiento. El 11 de abril, el fiscal de cámara Ricardo Sáenz dio por concluida una investigación preliminar sobre la publicación de obras de Borges en el sitio Taringa! y el portal Planeta Sedna, a partir de la denuncia de María Kodama, “heredera única y universal” de su obra, presentada en octubre del año pasado. “Quedó demostrado que los sitios referidos efectúan o facilitan la reproducción de las obras de Borges sin ninguna autorización de la titular de los derechos de propiedad intelectual”, dice la resolución de Sáenz.
El representante legal de Kodama, Fernando Soto, dijo a Infojus Noticias que “estos delitos son difíciles de entender en los juzgados que complementan al delito penal, por eso destaco el trabajo del fiscal Sáenz. Está todo dado como para que él pida nuevas medidas, como la declaración de los responsables de Taringa!, que ya fueron llevados a juicio oral por otra causa”.
La División de Delitos Tecnológicos de la Policía Federal constató que en Taringa! aparecen 9.600 posts conteniendo a Borges, y que los responsables legales del sitio son los hermanos Matías y Hernán Botbol, Alberto Nakayama y Agustina Marquiegui McLoughlin, quienes están ahora denunciados penalmente. El fiscal destaca que, lejos de tratarse de un trabajo académico o periodístico, el sitio –cuyo slogan es “Inteligencia compartida” – “es parte de un emprendimiento comercial de gran envergadura, […] un negocio donde la reproducción ilegal de la obra intelectual ajena es uno de los medios para lograrlo”.
Soto explicó que este trabajo viene desde hace 4 años pero que siguen apareciendo resultados nuevos todo el tiempo. “Represento a Kodama hace 14 años, mi equipo y yo estamos actualizados en informática y, recién anteayer, descubrí que desde Twitter pueden leerse en un celular las obras completas de Borges”, explicó. También dijo que “si uno busca Borges gratis pdf en Google, aparecen 600.000 resultados. Me reuní con especialistas de acá y de Estados Unidos, y todos coincidieron en que éste es un problema global, muy difícil de tratar”. Y agregó: “Pensamos que la acción penal contra los sitios más representativos, y la acción civil que está en curso, irán haciendo recapacitar a los demás para que vayan bajando el contenido. Nos queda esto y después ir sitio por sitio, en un trabajo complejísimo”.
Los piratas
Kodama y Soto viajaron la semana pasada a Estados Unidos, país que alberga los servidores de la mayoría de los sitios de internet más importantes como Google, Yahoo, Facebook o Twitter. Allá fueron recibidos por el jefe de fiscales de Nueva York, que los derivó al sector White Collar del FBI, dedicado a delitos no violentos cometidos por profesionales del mundo de la política y los negocios. “El FBI nos recibió por el trabajo que hacen con Megaupload, llamado ahora Mega. Su dueño, Kid Dotcom, tiene pedido de extradición, es cosa seria. Ellos investigan los hechos relacionados con cuentas de Estados Unidos. Yo fui a las oficinas de Google y Twitter y les pedí que bajaran los resultados de Borges, pero no lo hicieron”, dijo Soto.
No es la primera vez que Taringa! llega a la justicia: actualmente hay una causa penal que tiene a la editorial La Ley como querellante. Otros tres desistieron de la querella. Todos denunciaron al sitio por compartir contenidos protegidos por la ley de propiedad intelectual. En esa oportunidad, el sitio emitió un comunicado que decía “recordamos nuestro compromiso con el desarrollo de modelos de negocios en Internet que contemplen el legítimo derecho de los autores de obras de beneficiarse económicamente con el fruto de su trabajo”.
En un comunicado, los integrantes del sitio informaron que no recibieron ninguna denuncia por ningún medio jurídico ni por el canal de denuncias "a través del cual cualquier persona o institución puede comunicarse de manera inmediata con la compañía para reportar un contenido, y en caso que corresponda, dicho contenido es removido de manera inmediata, en un plazo máximo de 24 hs". También explicaron que "Taringa! quiere conversar tanto con el fiscal Ricardo Sáenz como con la Sra. Kodama con el objetivo de explicar el funcionamiento de Taringa! y las políticas que hemos implementado para proteger derechos de terceros en la plataforma y que puedan notificarnos claramente los post a los que hacen referencia para tomar cartas en el asunto", buscando de esa forma evitar la vía judicial para resolver el conflicto.
Tampoco es la primera vez que María Kodama se encuentra con la justicia por la obra de Borges. La empleada del escritor, Epifanía Uvieda de Robledo, la acusó de haberle quitado su herencia y perdió. Alejo Florin Christensen, médico de Borges en Argentina, perdió otro juicio por inventar que lo habían operado en Europa. También hubo una causa, ya prescrita, contra los historiadores Alejandro Vaccaro, María Esther Vázquez y Roberto Alifano, quienes hablaban de la manipulación sufrida por Borges al ser llevado a Europa y despojado de sus bienes. Juan Gasparini se plegó a la teoría de la conspiración y fue denunciado, aunque fue absuelto por “libertad de expresión”. Actualmente, el “Aleph engordado” de Pablo Katchadjian espera novedades en Casación. En la mediación, Soto le pidió que se abstuviera de reproducir la obra y le ofreció pagar un peso en forma simbólica, a lo que el autor se negó.
Mientras tanto, la nueva denuncia de María Kodama, acorde al siglo XXI, espera ser confirmada o rechazada por el Juzgado de Instrucción N° 48. “Ningún autor permite la reproducción ilegal de sus obras: los autores viven de ellas. Acá hay alguien que cobra, que tiene publicidad millonaria por reproducir la obra de otro. Esto es un exceso que debe tener un límite”, cerró Soto.