Después de que Sebastián Ramos se declarara incompetente, el presidente de la Cámara Federal, Martín Irurzun, decidió que la denuncia presentada por el fiscal vuelva al juzgado de Daniel Rafecas.
Por decisión de la Cámara Federal, el juez Daniel Rafecas deberá investigar la denuncia presentada por el fiscal Alberto Nisman cuatro días antes de su muerte. Así lo resolvió el presidente de la Cámara, Martín Irurzun, después de que el juez Sebastián Ramos -subrogante del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 3- declarara su incompetencia. La resolución dice es prematuro afirmar que la denuncia por encubrimiento hecha por Nisman deba tramitar en bajo la órbita del juzgado de Ariel Lijo. Por eso resolvió enviarla nuevamente al juzgado sorteado el lunes 2 de febrero.
El camino de la denuncia realizada por Nisman comenzó con su presentación en el juzgado de Lijo en plena feria judicial. Por eso cayó en manos de la jueza María Romilda Servini de Cubría subrogante de Lijo. La intención de Nisman era que su denuncia por encubrimiento cayera en manos del juez que ya había trabajado en una causa vinculada al encubrimiento del atentado. Pero la decisión de Servini de Cubría fue no habilitar la feria para tratar la denuncia por “falta de pruebas”. También el juez Rodolfo Canicoba Corral –que lleva la causa por el atentado- expresó su desconcierto respecto de que Nisman hubiera presentado la denuncia en el juzgado de Lijo.
El lunes 19, tras conocerse la muerte del fiscal, Lijo volvió de sus vacaciones y, sin habilitar la feria, resguardó las pruebas de las denuncias de Nisman. Entre ellas hay más de 5000 horas de escuchas. El lunes, tras el fin de la feria judicial, Lijo consideró que no había conexidad entre la denuncia nueva y la causa que él ya había tramitado, y la envió a sorteo. Allí salió sorteado el juzgado Nª 3, a cargo de Daniel Rafecas, que ese día comenzaba sus vacaciones, por lo que estaba a cargo Ramos.
Ramos se desvinculó rápidamente y señaló: “Concuerdo con el titular del Juzgado n° 4 del fuero en torno a que, dado el embrionario estado de este expediente, no podría vincularse en principio directamente un expediente con el otro, por el hecho de que los imputados en una causa y en la otra serían, a priori, personas diferentes, en distintos momentos históricos en cuanto al trámite de la investigación principal –causa A.M.I.A.-, sin embargo, más allá de la comprobación o no mediante la prueba que se acumule, de esta nueva denuncia, se trataría de hechos delictivos tendientes a desviar la investigación de una de las causas de mayor trascendencia en el fuero”.
“Esa sola circunstancia, impone, al menos a criterio del suscripto, que esta nueva pesquisa sea llevada adelante por el mismo Magistrado que ya conoce en el hecho anterior, por ser él quien ha tomado cabal conocimiento acerca de la totalidad del expediente principal, además de conocer en el proceso por el cual un grupo determinado de personas habrían intentado –con su accionar- desviar el camino que llevaría a dar con los responsables del atentado a la A.M.I.A”, agregó.
De vuelta en lo de Lijo, la denuncia fue a la Cámara Federal que hoy tomó la decisión de que el expediente vuelva a manos de Rafecas. La Cámara en su escrito manifiesta que tanto Lijo como Ramos en sus excusaciones hablan de que la denuncia de Nisman y la causa que lleva Lijo por encubrimiento “resultan en principio desvinculables entre sí” y que los argumentos dados por Ramos no “satisface las exigencias mínimas requeridas para afirmar la conveniencia de que ambas pesquisas tramiten bajo la esfera de actuación de un mismo magistrado, máxime cuando a la fecha no se cuenta con el requerimiento fiscal de instrucción que delimite el objeto procesal y permita conocer la dirección de esta investigación”.