A Javier Jeréz lo mataron de un disparo de bala de goma en el pecho. El capitán de la Bonaerense Roberto Lezcano estuvo detenido 48 horas. Está acusado de efectuar el disparo. La jueza cambió la carátula a “homicidio con exceso en la legítima defensa”, un delito excarcelable.
Roberto Lezcano, capitán de la Policía Bonaerense acusado por el crimen del hincha de Lanús, recuperó la libertad tras permanecer 48 horas detenido. Lezcano quedó libre hoy por disposición de la jueza de Garantías platense Marcela Garmendia. Había declarado el miércoles por más de tres horas ante la fiscal Ana Medina, a cargo de la investigación por lo ocurrido durante el partido Estudiantes-Lanús.
A Javier Jeréz lo mataron el lunes por la tarde de un disparo de bala de goma en el pecho. El impacto le fracturó el esternón y le desgarró la arteria aorta. Sucedió durante el ingreso al Estadio Único de La Plata, donde se disputaban un partido del torneo de primera división Lanús y Estudiantes.
En su declaración, Lezcano confirmó que efectuó una detonación con su escopeta para “dispersar” a los simpatizantes al verse “desbordado” y al ser “agredido”. Pero negó recordar que haya disparado a quemarropa contra Jeréz, tal como denunciaron amigos de la víctima.
Ese día, tras la declaración, el abogado defensor de Lezcano presentó un pedido de excarcelación. La jueza Garmendia la aceptó hoy, aunque el capitán continuará imputado.
Lezcano pudo acceder al beneficio luego de que la jueza Garmendia, al dar curso al pedido de detención, modificara la imputación de “homicidio calificado”, que dispuso Medina, por la carátula de “homicidio con exceso en la legítima defensa”, delito que es excarcelable.
Con la liberación de Lezcano la causa quedó sin detenidos, ya que el miércoles la justicia había absuelto de culpa a los otros dos oficiales involucrados en el hecho, el capitán Víctor Bacuco y el teniente primero Jorge López.
El lunes Lanús llevó 300 barras a La Plata. Seis micros que salieron temprano desde el sur de la provincia de Buenos Aires. Cuando estaban a punto de llegar los paró un operativo policial y los hizo bajar a todos. Los cachearon y comprobaron que todos tenían entradas. Después, a metros de la cancha, la policía dividió a la hinchada en dos grupos. La primera parte entró sin problemas. Entre ellos estaba el Zurdo Jeréz, encargado del traslado los bombos y las banderas, para la que usaba la logística que le facilitaba su rol de delegado en el gremio de camioneros.
Tras el crimen, el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, decidió que no hubiera más público visitante en lo que queda del Torneo Final de fútbol. También resolvió sacarle las balas de goma a la policía de la provincia de Buenos Aires que hace los operativos en las canchas.