Los distintos trabajos publicados en INFOJUS NOTICIAS hasta el 9/12/2015 expresan la opinión de sus autores y/o en su caso la de los responsables de INFOJUS NOTICIAS hasta esa fecha. Por ello, el contenido de dichas publicaciones es de exclusiva responsabilidad de aquellos, y no refleja necesariamente la posición de las actuales autoridades del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos respecto de los temas abordados en tales trabajos.

Infojus Noticias

18-9-2013|16:04|Lesa Humanidad Nacionales
Hoy se cumplen siete años de la segunda desaparición

Los veinte represores identificados por Julio López

Mientras estuvo secuestrado durante la última dictadura, López vio al menos a medio centenar de represores. En sus cuatro declaraciones ante la Justicia dio cuenta de ello. Veinte de esos genocidas fueron o son investigados en causas de lesa humanidad. Te contamos la situación judicial de cada uno de ellos.

  • López dijo que los jefes policiales como Etchecolatz se paseaban por los centros clandestinos. Sergio Goya.
Por: Por Milva Benitez y Laureano Barrera

Se cumplen hoy siete años de la segunda desaparición de Jorge Julio López. Y el doble de años transcurridos desde que en julio de 1999, habló por primera vez sobre su cautiverio de tres años en cinco centros clandestinos del Circuito Camps. Sobrevivió y recordaba: a sus compañeros de celdas y tormentos, a sus torturadores.

López dio testimonio tres veces más, la última como testigo y querellante del juicio en el que se condenó al comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz a reclusión perpetua por genocidio. El 18 de septiembre, cuando los jueces leyeron el veredicto, López no llegó. Esa misma tarde, sus compañeros denunciaron que había desaparecido.

Mientras estuvo secuestrado, López vio al menos a medio centenar de represores. Los fue mencionando a todos en sus cuatro declaraciones. Su testimonio filmado se proyectó, el año pasado, durante el megajuicio que culminó con 23 imputados por los delitos cometidos en el Circuito Camps. Tenía que volver a declarar, además, en las causas residuales del Pozo de Arana y comisaría quinta, y en la instrucción en la que se investiga lo sucedido en la comisaría octava, donde reconoció a un comisario y cuatro policías bonaerenses, aunque la causa aún no tiene avances.

Estos son 20 de los represores que nombró López, y su situación judicial actual.

Miguel Etchecolatz y Ramón Camps. El albañil guardó silencio durante años. Pero fue uno de los pocos que dijo que los jefes de la Bonaerense se paseaban por los centros clandestinos y participaban, ellos mismos, de las torturas. Afirmó que Camps torturaba en persona en el Pozo de Arana, junto a su mano derecha, un hombre con “cara de mono” que después precisó como Etchecolatz. En el juicio oral recordó: “Había un tipo que anotaba y Etchecolatz estaba al lado, le decía “dale, dale subíla un poco más” que “la de allá (por la picana de Arana) era floja”. Camps había muerto en 1994.

Ramón Camps.

Miguel Etchecolatz.

Hugo Alberto Guallama. En la Dirección General de Investigaciones era el chofer de Etchecolatz. López lo vio enfrente de su casa la noche que lo secuestraron, sentado en un auto blindado y apuntando con un arma hacia su casa. Después en la comisaría Quinta y en Arana. Fue condenado a prisión perpetua el año pasado, durante el juicio por el circuito Camps, también por el secuestro y la privación ilegítima de la libertad de López.

Hugo Alberto Guallama.

Manuel “Manolo” Aguiar.Operaba en la Unidad Regional La Plata de la Policía Bonaerense. Se retiró en mayo de 1978 con el rango de suboficial mayor, y murió impune el 21 de agosto de 2007. López lo reconoció como parte de la patota que torturaba en una casona que llamaron La Armonía, en Arana. También lo mencionó como uno de los que asesinó a Patricia Dell’Orto y Ambrosio Francisco De Marco, en Arana. Aguiar trabajaba con Julio César Garachico desde los tiempos de la patotas parapoliciales fascistas de la Concentración Nacional Universitaria (CNU).

Julio César Garachico. Fue oficial principal en el Comando Radioeléctrico de La Plata al menos desde el1 de enero de 1976 y hasta marzo de 1977. En 1981 ingresó en la Dirección de Inteligencia (DIPBA) con el cargo de subcomisario comando. López lo ubicó en Arana. “El día uno (de estadía en el campo de Arana) nos saca Etchecolatz con el grupo de picaneadores, grupo en el que reconozco a algunos, como Garachico, Urcola, Aguiar”, dijo.Después de la dictadura, el ex policía emigró a Puerto Madryn, donde gerenció el casinoPunto y Banca. Después del testimonio de López en 2006, algunos vecinos lo reconocieron y se mudó a Mar del Plata. Allí tuvo otros seis años de vida apacible, en los que no fue llamado a declarar por el juez federal Arnaldo Corazza, a pesar de que la fiscalía había pedido su procesamientoen 2007. Fue detenido en 2012por los homicidios de Luis Eduardo Sixto Bearzi y de Marcelo José Bettini, cometidos en Tolosa en 1976. La fiscalía pidió la elevación a juicio oral de la causa Bettini, pero el debate oral aún no tiene fecha.

Julio César Garachico.

Ángel Francisco Trotta.En sus declaraciones, López habló varias veces de un hombre “gangoso” como el ejecutor de tres secuestrados: Patricia Dell’Orto, Ambrosio De Marco y Norberto Rodas. “A la chica vino una patota y la mataron de un tiro. La mató un señor que hablaba gangoso”, dijo en el Juicio por la Verdad. Seis años después, cuando declaró por los crímenes de la comisaría Quinta, lo mencionó como “el Ganga Trotta”. Trotta murió.

Carlos Ramón “Manopla” Gómez. Integraba el grupo de torturadores que fue reconocido por López en Arana. El albañil detalló: “Hacía achurías, pegaba patadas”. Gómez nunca fue procesado, a pesar de que López lo identificaba con nitidez, y existe un pedido de detención del fiscal federal Sergio Franco de 2007. Desde la fiscalía dijeron a Infojus Noticias no tener certeza sobre la situación procesal de Gómez, aunque una fuente cercana a la investigación aseguró que podría estar muerto. 

 

Carlos Ramón Gómez.

Carlos Roberto Urcola.Desde que López lo mencionó hace siete años como uno de los torturadores, Urcola sigue siendo un misterio para la justicia. En 2005, dijo ante Corazza que en Arana “cuando la torturaban a Patricia estaban Urcola, Etchecolatz y Gómez”. El propio López rastreó a Urcola: averiguó que había llegado a comisario, que su madre tenía una panadería en Los Hornos y que era el tío de uno de los detenidos, con el que compartían apellido. La justicia cotejó ese nombre con los legajos policiales y sólo encontró a Francisco Joaquín Urcola. Estuvo desde marzo de 1977 en la Brigada de Investigaciones de La Plata con el cargo de subinspector. “Por los cargos y las fechas, quizá se trate de la misma persona”, dijo en 2007 el fiscal Franco. Y requirió todos los legajos de los policías de apellido Urcola del Ministerio de Seguridad entre 1976 y 1983. Desde la fiscalía informaron a Infojus Noticias que no hay información aún.

José Alfredo Orellana, Carlos Alberto Basualto, Julio César Pasquale y Héctor Alberto Herrera, Raúl Pedro Muñoz. Comisaría 5ta de La Plata. Son los ex agentes que operaron en la comisaría quinta de La Plata. En noviembre del año pasado, el juez Humberto Blanco dictó una polémica falta de mérito (esto es: que no los podía indagar) para alguno de ellos. Dijo que los dichos de López eran “imprecisos”, que “es sólo un testigo y nada más” y que “debería haber comunicado a los organismos correspondientes los aberrantes sucesos mucho tiempo antes”. Las querellas se quejaron y la fiscalía presentó una queja por denegación de justicia. La Cámara de Apelaciones intimó a Blanco a indagar a los policías. Ahora, pesa sobre varios de ellos pedidos de detención, pero por el momento se confirmó solo la del ex policía Muñoz. El único detenido, en Marcos Paz, es Muñoz. 

José Alfredo Orellana.

Oscar Acosta, Antonio Vargas y Jesús Antonio López, el agente Gigena y “un petiso” de apellido Peralta. Comisaría 8va de La Plata. Poco antes de la Navidad de 1976, para López comenzó el proceso de “blanqueo”. Era de noche cuando lo fueron a buscar. Lo subieron a un auto y lo llevaron a la comisaría 8va. Con él iba Julio Mayor, otro detenido, que le dijo: “¡Cagamos! En el cielo nos vemos”. López precisó en 1999: “Creímos que nos iban a boletar”.

Los jueces de la Cámara Federal de La Plata quisieron saber si estuvo en el fondo de esa comisaría, donde testigos dijeron que funcionó el “lugar” para detenciones clandestinas. López dijo que no, que él había estado en “la legal”. Estuvo allí hasta el 4 de abril de 1977. Lo pusieron a disposición del Poder Ejecutivo y terminó sus días de cárcel en la “legalidad”. Mientras estuvo en la octava, López identificó por lo menos a cinco policías. Recordó que los encargados del traslado fueron Gigena y Peralta. Ninguno fue identificado aún en la causa que tramita Blanco, informó la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de La Plata.

En el caso del entonces comisario Acosta, y los bonaerenses Vargas y López, la fiscalía reiteró la semana pasada su pedido de indagatoria. Ya lo había hecho sin resultados en 2009 y 2011. Blanco informó al Consejo de la Magistratura que la causa tiene por lo menos “cinco cuerpos, y reservados gran cantidad de legajos” del personal que operó en la comisaría durante la última dictadura, pero no hay ningún detenido.

Un policía de apellido Ponce. Teniente coronel de apellido Calderón Montero. Unidad 9 de La Plata. La primera semana de abril de 1977, López fue trasladado a la U9, a unas pocas cuadras de la comisaría 8. Cuando declaró, López dijo que lo llevó Jorge Ponce, el mismo que “manejó el carromato que (lo) sacó de su casa”. Dijo que lo conocía porque vivía a unas cuadras de su casa, en Los Hornos. En enero de 2007, cuatro meses después de la segunda desaparición de López, el fiscal Franco pidió que incluyeran entre los investigados al policía de la octava Luis Raúl Ponce. El testimonio de otro oficial señaló a Ponce como el que “torturaba en Arana”. Fue detenido en 2010 y procesado en diciembre pasado por delitos cometidos durante la dictadura. Ponce estuvo 22 años prófugo por el asesinato del albañil Andrés Nuñez, en 1990.

En la U9, López permaneció el resto de su cautiverio, hasta recuperar su libertad en junio de 1979. De sus días en la cárcel dijo que un teniente coronel de apellido Calderón Montero “lo entrevistó” varias veces. Luego lo habría reconocido en “un diario como del Regimiento de Patricios”. En la Justicia aún quedan dudas sobre la posibilidad de un cambio en el nombre con el que este hombre se presentó a López. 

Relacionadas