Nora Etchenique, secuestrada junto a su padre en 1977, declarará el próximo lunes. Ambos militaban en el Partido Comunista. En Mansión Seré fue torturada, e interrogada sobre su militancia y su sexualidad.
El juicio oral y público por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico militar en el circuito represivo de la zona oeste del conurbano bonaerense, conocido como "Mansión Seré", continuará el lunes con el testimonio de una sobreviviente secuestrada junto a su padre, ambos militantes del Partido Comunista.
El Tribunal Oral Federal 5 de San Martín tomará testimonio a Nora Alcira Etchenique, secuestrada el 1 de abril de 1977 de su casa de Ramos Mejía cuando tenía 17 años y militaba en la Federación Juvenil Comunista.
Nora y su padre, militante del Partido Comunista, fueron secuestrados en un operativo de fuerzas conjuntas de su casa de Ramos Mejía, llevándose efectos personales y también a un amigo de la familia, Edgardo David Salem, que al pasar por el domicilio quiso saber qué ocurría.
En su declaración testimonial ante el juzgado de Daniel Rafecas, Etchenique relató que durante los catorce días que estuvo secuestrada, permaneció cautiva en la comisaría de Ramos Mejía, en la Brigada Aérea de El Palomar y en la comisaría 1ra. de Morón, donde junto a su padre, tuvo que firmar en un libro de entradas como forma de ingresar a una supuesta legalidad.
El último tramo de su cautiverio fue en la denominada Mansión Seré, donde -tabicada y desnuda- fue interrogada bajo torturas en dos oportunidades, golpeada e interrogada sobre su militancia y sobre su sexualidad.
El 14 de abril la sacaron tabicada en un automóvil Dodge 1500 que la dejó en la puerta de su casa bajo la amenaza de que no se fuera del país porque iba a ser "vigilada".
Allí se reencontró con su padre, que también había sido liberado ese día, su madre Rebeca y su hermano Luis.
La Mansión Seré, ubicada en Blas Parera 48, ciudad de Castelar, era una antigua casa de dos plantas que tras el golpe militar de 1976 fue cedida a la VII Brigada Aérea con asiento en Morón, que se hallaba bajo las órdenes del brigadier Miguel Ángel Comes.
Por el lugar pasaron cientos de secuestrados ilegalmente entre 1977 y 1978, y tras la fuga de tres prisioneros que escaparon la noche del 24 de marzo de 1978 bajo la lluvia, esposados y desnudos, fue incendiada para que no quedaran rastros del horror.