El Tribunal Oral Federal 5 de San Martín empezó hoy a juzgar la segunda etapa de los crímenes cometido en ese centro clandestino de la zona oeste bonaerense. Se leyó la elevación a juicio y una síntesis de la acusación. Ninguno de los acusados quiso declarar.
El 15 de febrero de 1977 un grupo de hombres vestidos de fajina secuestraron a Oscar Miranda en su casa en Moreno. Con 25 años, Oscar militaba en la columna oeste de Montoneros y vivía con su esposa Adriana Rapetti. Pasaron más de 37 años y Adriana todavía se pregunta dónde están los restos de su esposo, que sigue desaparecido. Esta mañana viajó de Moreno, donde sigue viviendo, a los tribunales de San Martín para presenciar la primera audiencia del juicio que juzgará delitos de lesa humanidad ocurridos en el circuito represivo de la zona oeste del conurbano bonaerense. El Tribunal Oral Federal 5 de San Martín se ocupará además del caso de Miranda, de otras 95 víctimas. Hoy se leyó la elevación a juicio oral y una síntesis de la acusación. Ninguno de los ocho imputados quiso declarar. Dijeron que lo harán más adelante, por sugerencia de sus abogados.
El TOF está integrado por los jueces Marcelo G. Díaz Cabral, Alfredo J. Ruiz Paz y María Claudia Morgese Martín. Los acompaña el juez sustituto Elbio Osores Soler. Está previsto que atestigüen 115 personas y que el juicio dure un año.
Durante el debate se analizarán hechos sucedidos en el circuito represivo anclado en la zona oeste del conurbano bonaerense que abarcó varios Centros de Detención Clandestina. Al más conocido se lo llamó “Mansión Seré”, que era una vieja casona estilo europeo de dos plantas ubicada entre las localidades bonaerenses de Ituzaingó y Castelar. Entre los cientos de desaparecidos que pasaron por el lugar, estuvo la politóloga Pilar Calveiro que como muchos secuestrados fue trasladada a la ESMA. El lugar fue desmantelado en 1978 por cuatro fugas. El lunes pasado se cumplieron 36 años de la huida de Claudio Tamburrini, Guillermo Marcelo Fernández, Carlos Alberto García y Daniel Russomano. Para borrar huellas, la Fuerza Aérea incendió la casona y después la dinamitó. Hoy el lugar fue reacondicionado y funciona como un espacio de memoria.
Fotos: Majo Malvares.
En el circuito represivo, Mansión Seré funcionó articulado con la Primera Brigada Aérea de Palomar, la VIIª Brigada Aérea de Morón y las comisarías de Castelar, Haedo, Moreno y la 1ª de Morón.
Los imputados se ubicaron al costado derecho de la sala. Ahí estaban los excabos Daniel Alfredo Scali y Marcelo Eduardo Barberis; los exbrigadieres Hipólito Rafael Mariani, César Miguel Comes y Miguel Ángel Ossés, que cumple arresto domiciliario y llegó al tribunal en silla de ruedas. También estuvieron sentados en el banquillo de los acusados los tres ex policías bonaerenses: el ex comisario Néstor Rubén Oubiña, el excabo Felipe Ramón Sosa, y el ex cabo y ex auxiliar de la Fuerza Aérea, Héctor Oscar Seisdedos.
Una fila de cinco integrantes del Servicio Penitenciario Federal los separaba de los familiares de las víctimas. Adriana no le sacaba los ojos de encima a Seisdedos. Le clavaba la mirada. "Él estuvo con mi marido en la comisaría de Castelar", le explicó a Infojus Noticias. Oscar permaneció más de un mes en la comisaría de Castelar y después se presume que fue trasladado en uno de los cientos vuelos de la muerte.
Entre los familiares de las víctimas estuvo Alejandrina Ovejero. Es la hermana de Angélica, Héctor y María Cristina. Vivían en Ituzaingó y los tres fueron secuestrados y continúan desaparecidos, desde mayo de 1977. Junto a Héctor se llevaron a su esposa Liliana Castillo Barrios, con seis meses de embarazo. Alejandrina y dos sobrinas, hijas de Angélica, tenían pancartas con los rostros de los tres hermanos. Todavía esperan encontrar al hijo de Liliana y Héctor.
Cuadernos en blanco
En la segunda parte de la audiencia, todos los imputados pasaron al frente y ante los jueces se identificaron. Dijeron su nombre y apellido, su número de documento y el nombre de los padres. Ninguno quiso prestar declaración indagatoria. Barberis, alias el Enano, fue señalado por los sobrevivientes como uno de los represores a cargo de Mansión Seré. Hoy llegó al juicio con 62 años y aspecto desprolijo, el pelo largo por los hombros y canoso. Durante la audiencia intercambió palabras con Scali.
Oubiña cumple prisión domiciliaria. Desde el bolsillo del pantalón se le veía un llavero con varias llaves y en un momento sacó un reloj de su campera color crema para ver la hora. Se sentó en la última fila junto a Sosa, que por momentos se dormía y bostezó durante casi toda la audiencia. El último en dirigirse hacia el estrado fue Seisdedos. Con su cuerpo macizo y su saco de color rojo chillón, no se atrevió a mirar al público.
Los acusados, algunos vestidos de traje y otros informalmente, escucharon atentos el relato sobre los delitos por los que fueron acusados. De los ocho imputados, tres llevaron cuadernos para tomar nota pero ninguno escribió una palabra. Casi todos vinieron del penal de Marcos Paz, donde cumplen prisión preventiva.
En la primera fila, frente a los jueces, presenciaron esta primera audiencia el titular del AFSCA y ex intendente de Morón, Martín Sabbatella, y el actual intendente de Morón, Lucas Ghi. También estaba la dirigente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, que les gritó a los imputados: “¡Asesinos, genocidas!”. La desaparición del hijo de Nora, Carlos Gustavo Cortiñas, no es tratado en este juicio, pero su secuestro ocurrió en la zona oeste del conurbano. Militaba en la JP y trabajaba en el INDEC. Lo levantaron de una calle céntrica de Castelar, partido de Morón, el 15 de abril de 1977. No hay testimonios de su paso por un centro clandestino y continúa desaparecido.
“¡Digan dónde están los compañeros!”
Este es el segundo juicio conocido como Mansión Seré. El primero fue en 2008 en los tribunales de Comodoro Py. Los exbrigadieres Mariani y Comes, de quienes dependía el centro clandestino Mansión Seré y que también están en este juicio, fueron condenados a 25 años de prisión.
Cuando Infojus Noticias le preguntó al sobreviviente de Mansión Seré Oscar Hormiga Arquez por qué había insultado a los imputados al principio de la audiencia, respondió: “Porque entraron a la sala riéndose”. Cuando terminó la audiencia, Arquez les gritó a los acusados que seguían inmunes a los insultos: “¡Digan dónde están los compañeros, qué hicieron con ellos!”.
Afuera del tribunal, sobre la calle Pueyrredón, organizaciones sociales y políticas recordaron a las víctimas y repudiaron con cánticos y una radio abierta a los represores acusados. Adriana le contó a Infojus Noticias que solo estuvo un año casada con Oscar y que la entristece no haber tenido hijos con él. Ella nunca pudo olvidarlo como compañero de vida ni como militante. Junto a otros familiares, Adriana pidió juicio y castigo para los asesinos de su esposo.
La próxima audiencia está prevista para el lunes 7 de abril a las 10.