En la facultad de Periodismo y Comunicación Social se inaugurará la muestra "La búsqueda de Clara Anahí". Se trata de un recorrido por los objetos, imagenes y planos que marcan los años que lleva María Isabel “Chicha” Chorobick de Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, en la búsqueda de su nieta Clara Anahí.
La muestra "La búsqueda de Clara Anahí", de la fundación lleva su nombre,se inaugurará hoy a las 10 en la la facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata y muestra, a través de objetos e imagenes, los años que lleva María Isabel “Chicha” Chorobick de Mariani buscando a su nieta Clara Anahí, secuestrada en 1976, cuando tenía 3 meses. También incluye planos y fotos de la casa donde vivia Clara, que fue secuestrada cuando tenía tres meses, fotos actuales de su familia y objetos personales de Mariani.
La apertura se dará en la sede de la diagonal 113 entre 62 y 63, en el marco del 4° Congreso de Jóvenes, Medios e Industrias Culturales (JUMIC).
En la muestra también se incluyen paneles que exhiben cientos de muñecas –y otros personajes-envueltas en bolsas de nylon y rotuladas con el origen y el año en que Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, las compró a lo largo de sus viajes en los que pidió ayuda para ubicar a su nieta y formaron parte de la muestra "Mariposas y muñecas".
El 24 de noviembre de 1976 cientos de soldados y policías rodearon la manzana y arrasaron durante cuatro horas con la casa de Diana Teruggi, nuera de Chicha, y otros cuatro militantes. Una pericia de Gendarmería determinó que el boquete que quedó en la fachada sólo pudo abrirlo un proyectil de energía cinética, un Obus de 76,2 mm disparado desde un tanque Scherman o un proyectil con carga hueca lanzado con un lanzacohetes. Varios testigos contaron durante estos años que un uniformado sacó a Clara Anahí viva. Desde ese día, Chicha busca. Y espera.
Entre los objetos que forman parte de la muestra hay un cencerro suizo de 1988, una vicuña italiana de 1986, un ratón de madera belga de 1984, una chola de Purmamarca de 1994, una mamushka de Leningrado -Unión Soviética- de 1988, un muñeco de nieve de Milán 1984, una lechuza de Venezuela de 1980, una bailaora madrileña de 1985 y otra de 1988, una ratona en desabillé de Canadá, una mulata brasilera, un esquimal canadiense, una campesina boliviana, bebés barceloneses, ocas suizas, ratones parisinos, gaiteros británicos, arlequines de Australia, un perro de la isla de Sascachán (Canadá), una negra habanera, y más.
Según una leyenda azteca, cuando un guerrero muere su alma se convierte en mariposa para acompañar a los que siguen luchando. Chicha la conoció hace más de seis décadas, en los años en que dio clases de arte precolombino en el Liceo Victor Mercante, uno de los colegios más tradicionales de La Plata. Le fascinaba el arte y la escritura precolombina, por eso decidió poner una mariposa compuesta por los rostros en miniatura de los desaparecidos como logo de Asociación Anahí –el organismo que fundó y preside desde 1996-. “Tuve problemas por eso. Me escribió un médico desde Alemania que me hizo sufrir las de Caín. Me atacó públicamente porque eran guerreros, que cómo iba a poner yo eso, que eran unos criminales los aztecas. Yo no lo considero así: era su religión, era su manera de vivir. Por lo tanto yo los respeto: así me mataran a mí misma. ¡Fue una pelea! Hasta que un día le dije que no le escribía más y que no me escribiera más”, contó Chicha a Infojus Noticias.