Lo declaró por videoconferencia desde la Embajada argentina en México, Prudencio Mochi, detenido y torturado en el Departamento de Policía de Mendoza. Junto con otras dos testigos, que ayer declararon en el juicio a funcionarios judiciales por su desempeño durante la dictadura, volvieron a exponer la complicidad del ex juez Luis Miret.
Los testimonios de otros tres nuevos testigos en el cuarto juicio de lesa humanidad que se sigue en Mendoza involucraron una vez más al ex juez imputado, Luis Miret, por su desempeño en el Juzgado Federal y expusieron la complicidad cívico militar con el terrorismo de Estado.
Junto a Miret también están procesados los ex magistrados Otilio Romano, Guillermo Petra y Rolando Carrizo, todos involucrados en los procedimientos ilegales practicados a partir del golpe de estado de 1976, y una treintena de ex policías y militares. El punto común de la acusación a los cuatro jueces es por no haber investigado las denuncias de detenciones ilegales, desapariciones y asesinatos que llegaron por centenares a sus juzgados en forma habeas corpus y demás recursos.
La única audiencia de esta semana tuvo de testigos a Luz Agustina Teresa Casenave, Prudencio Oscar Mochi e Irma Norma Zamboni, quienes dieron detalles por las causas que se investigan las detenciones ilegales, persecuciones políticas y delitos de lesa humanidad cometidos durante los años de la última dictadura cívico militar en esta provincia.
Casenave relató una emotiva, detallada y firme exposición sobre la noche del 28 de agosto de 1975 cuando su hija Luz Faingold no regresó a su domicilio, y comenzó una búsqueda implacable para saber de su paradero y tras varios intentos supo que su hija estaba detenida en el centro clandestino de detención `D2´.
"Al llegar me atendió Sánchez Camargo (ex jefe del D2) quien sin permitirme ver a mi hija me pidió que firmara unos papeles donde el ex juez Federal Luis Miret no me autorizaba a retirarla de allí", recordó.
Tras unos días, Luz Faingold fue trasladada al Hogar de Niñas de Youma donde en cautiverio fue interrogada por autoridades del Juzgado Federal provincial ,situación que, al enterarse Casenave, concurrió a ver a Miret diciéndole "que estaba faltando a la Constitución Nacional por tomar declaración a una menor".
Faingold permaneció en el Hogar de Niñas y durante su cautiverio escribió una carta a una amiga que fue interceptada por su madre, cuando supo que esta fue violada en el D2, y tras presentar su pedido de restitución ante el Ministerio de Justicia de la Nación logró recuperar a su hija por una junta con representantes de la Cámara Nacional de Apelaciones.
El segundo testimonio de la jornada de esta semana en Mendoza fue brindado por Prudencio Oscar Mochi, quien desde la Embajada Argentina en México dijo que lo suyo "no se trató de una detención, sino un secuestro ejecutado por un grupo de civiles armados".
Ya en el D2, dijo que allí no recibió asistencia alguna ni siquiera en la herida en una de sus piernas, sino que por lo contrario fue utilizado como objeto de tortura, además de exponer las condiciones inhumanas, ataques sexuales y abusos sufridos por personas detenidas en el mismo lugar. Entre los detenidos recordó a Eduardo Glogowsky, María Susana Liggera, Luz Faingold, Hugo Tomini y Juan Carlos Yazon y remarcó que "el trato en el D2 fue un tormento continuó".
Mochi fue trasladado al Penal Provincial donde recibió asistencia médica por primera vez de su herida, tras cuatro años y ocho meses pasó por las cárceles de La Plata y Caseros hasta por fin recuperar su libertad.
El último testimonio fue brindado por Irma Norma Zamboni, quien relató sobre dos violentos hechos ocurridos y padecidos junto a su esposo, Ezequiel Alder Egg, el 22 de noviembre 1975 y el 30 de enero de 1976 respectivamente.
Este juicio continuará el lunes en el Tribunal Federal de Mendoza capital, en tanto que el jueves de la semana próxima también continuará el juicio por delitos de lesa humanidad que se desarrolla simultáneamente en la ciudad de San Rafael, por delitos cometidos en la zona sur provincial.