Lo dijo Luis Correa, un vigilador del HSBC, en referencia al ex subcomisario Omar Bellante, acusado de encubrir a sus subordinados, que dispararon desde adentro del banco y mataron a un manifestante. Correa es el único de los testigos que estuvo en el banco al momento de los disparos. Y ubicó a Bellante en el mismo piso que estuvo él.
"¡Asesinos! ¡asesinos!”, escuchó Luis Correa gritar indignados a los manifestantes que el 20 de diciembre de 2001 se reunieron frente a la sede del HSBC en avenida de Mayo y Chacabuco, donde cuarenta minutos antes se había desatado una balacera. Correa trabajaba en el banco vigilando el registro de las cámaras de seguridad. Ese día no vio a los tiradores, pero citado hoy como testigo en el juicio por la represión que marcó el fin del gobierno de Fernando de la Rúa reconoció que por los gritos en la calle supo, en ese mismo momento, que afuera había una víctima fatal.
Esa tarde, Gustavo Benedetto quedó en la línea de tiro y terminó desangrándose sobre el asfalto, a metros del lugar de los disparos. Tenía 23 años y pasó por ahí porque quería sumarse a los que en Plaza de Mayo manifestaban su descontento con las políticas de hambre y pedían "que se vayan todos", justo ese día había pasado a engrosar el número de desocupados porque el supermercado donde trabajaba fue saqueado. Poco antes de las cuatro y media, una bala le perforó la cabeza. En el juicio que se lleva adelante en los tribunales de Comodoro Py, un grupo de testigos contó que lo vieron correr unos metros y después cayó. Cuando la ambulancia se lo llevó había perdido mucha sangre.
En el juicio que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 6 (TOF 6) no hay imputados por su homicidio. Ni los policías de la Federal que trabajaban habitualmente en el banco –unos cuatro o cinco–, ni los más de 10 agentes que entraron a la sucursal poco después del mediodía preservaron la escena. En el requerimiento de elevación a juicio los fiscales a cargo de la instrucción, Luis Comparatore y Patricio Evers, hablaron de “pelotón de fusilamiento”, pero no lograron reunir pruebas para identificar a los tiradores. En este debate, el único que deberá responder por estos hechos es el ex subcomisario Omar Bellante, acusado por encubrir a quienes efectuaron los disparos desde la entidad financiera.
En la audiencia, Correa lo ubicó en el banco. Dijo que “el de traje parecía el jefe de los policías” y que entonces supo que se llamaba Bellante, supuso que así se lo informaron los jefes de seguridad del banco. A preguntas del tribunal, sobre su primera declaración -hace ya más de trece años- el testigo aclaró que al escuchar los disparos corrió a refugiarse en el segundo piso y cuando lo hizo se cruzó con el policía. Correa es el único de los testigos que estuvieron en el banco al momento de los disparos que ubicó a Bellante en ese piso. Antes que él, en esta audiencia declararon los cuatro ex vigiladores de la empresa seguridad Catexis S.R.L., pero no aportaron mayores detalles sobre lo ocurrido. Sus relatos fueron imprecisos y en reiteradas oportunidades apelaron a la falta de memoria.
El ex general que no sabía demasiado
Antes que Correo declaró Julio César Veronelli, un ex comandante del Ejército que en el año 2001 se desempeñaba como gerente general de seguridad para el HSBC en Argentina. El tribunal lo citó para que cuente cómo estuvo organizada la seguridad en la sede donde se perpetró la masacre. En la audiencia, el ex general retirado se mostró detallista a la hora de destacar sus funciones y describir la estructura con la que contaba y dijo no haberse enterado de la muerte del joven hasta días después, cuando se enteró por los medios.
El presidente del tribunal José Martínez Sobrino le recordó a Veronelli la declaración que prestó en 2002, durante la instrucción de la causa. Solo entonces el testigo, con voz apenas audible pese a estar frente a un micrófono, contó que esa noche cerca de las 22.30 estuvo en la sede de la entidad financiera. Reconoció que le “llamó la atención” la cantidad de impactos de bala que vio en una de las vidrieras de la sucursal; pero negó haber pedido detalles al respecto.
Antes por preguntas de la defensa había nombrada al personal que a su cargo, se ocupaba específicamente de la seguridad en la sucursal. Entre ellos el teniente coronel retirado Jorge Varando, un ex militar investigado por la desaparición de dos jóvenes en el copamiento del regimiento de La Tablada, durante el gobierno de Ricardo Alfonsín.
El ex general, que ahora tiene 75 años, recordó que él mismo eligió a Varando para el cargo porque tenía formación y experiencia militar. Y señaló que estaba a cargo de la seguridad en los llamados edificios complejos (esto es: donde además del banco funcionaban oficinas). “Mi gente no usaba armas”, dijo y amparó sus dichos en disposiciones vigentes. Las cámaras de seguridad lo desmienten, porque según informó la defensora de Bellante, Valeria Corbacho, en uno de esos registro se ve a Varando apuntar con un arma de puño.
Ante los jueces, Veronelli dijo no recordar haber dado órdenes específicas ese día y negó ver algo que le llamara la atención en la oficina de monitoreo que regenteaba en la casa central del banco, sobre las calles Florida y Perón, también en el microcentro porteño. Después reconocería que pasada las diez de la noche estuvo en el lugar de los hechos.
El Mosad y pericias caligráficas
Antes el ex general contó que en la sede del HSBC donde se produjeron los disparos, a diario coordinaban tareas con el servicio de inteligencia israelí (Mosad), que custodiaba la embajada de su país en el décimo piso del edificio. Elemento que retomó Corbacho para pedirle al tribunal que solicite -a través de Cancillería- que la embajada de ese país informe qué personal estuvo ese día asignado al edificio, qué armas llevaban y las funciones atribuidas.
Inmediatamente, después Corbacho apuntó a los testimonios de los vigiladores tomados durante la instrucción y pidió que se realice la pericia caligráfica de Gustavo Ojeda, uno de los vigiladores de Catexis que en este debate dijo recordar poco y nada y que luego corrigiera a instancias de escuchar nuevamente lo que declaró años atrás. Ahora, el tribunal que preside José Martínez Sobrino deberá definir si da lugar al pedido.
En el juicio que empezó en febrero esta es la tercera semana dedicada a los testigos por la muerte de Gustavo Benedetto. Hasta ahora, la estrategia de la defensa parece enfocada en señalar que además de los policías había otras personas armadas en el edificio. En el debate, que se realiza los miércoles y viernes en los tribunales de Comodoro Py son 16 los ex policías federales imputados por la represión y un único funcionario de la Alianza: el ex secretario de Seguridad Interior, Enrique Mathov. Bellante es el único ex funcionario policial que está acusado por las circunstancias en las que encontró la muerte Gustavo Benedetto.
Por este debate se espera que pasen más de 500 testigos. En total hoy fueron citados ocho testigos, entre ellos dos policías mujeres que ingresaron con el grupo de la Federal vinculado al ex subcomisario Bellante; pero el viaje de uno de los magistrados impidió que la audiencia se extendiera y estos testimonios fueron reprogramados.