Con quince años de diferencia, el crimen de Chiara Paéz y el de Natalia Fraticelli conmovieron a la ciudad del sur santafesino. “Estamos marcados por estos casos, cuando se habla de Rufino se habla de cosas criminales”, contó una vecina.
Cuando Rufino se conmovió por la muerte de Natalia Fraticelli, faltaba un año para que Chiara Paéz naciera. Esta semana se cumplieron 15 años de la muerte de Natalia y la ciudad santafesina aún no sale del estupor causado por el crimen de Chiara, ocurrido el domingo 10. “Estamos marcados por estos casos, cuando se habla de Rufino se habla de cosas criminales”, dijo a Infojus Noticias Teresa, una vecina de la ciudad que participó de la búsqueda de Chiara, durante todo ese domingo.
Por el homicidio de Chiara hay tres personas detenidas (el novio, su madre y el padrastro). Por el de Natalia, la Corte Suprema de Judicial santafesina ratificó la absolución de Carlos Fraticelli, papá de Natalia y ex juez de Rufino, tras varias instancias judiciales. Inicialmente Fraticelli, y Graciela Diesser, la mamá de Natalia, habían sido condenados por el homicidio. La mujer se suicidó en 2012.
“No recuerdo haber visto nunca una marcha así en Rufino”, dijo María, una vecina de la ciudad, a Infojus Noticias. “Hice el esfuerzo de pensar si cuando fue lo de Natalia Fraticceli vino tanta gente a una marcha, pero no. No fue algo tan grande”, agregó la mujer conmovida. Fue en el anochecer del martes 12 de mayo, cuando una multitud de rufinenses salieron a las calles para pedir justicia por el crimen de Chiara. Dos días antes, la policía había encontrado el cuerpo de la nena, que tenía 14 años. Estaba embarazada de ocho semanas, había sido asesinada a golpes y enterrada en el fondo de la casa de su novio.
Dos marchas
Rufino tiene una población de 18 mil habitantes y más de un tercio de ellos salieron a pedir justicia por Chiara. El epicentro de la reunión fue la plaza Sarmiento. Primero los asistentes, en un silencio total, escucharon a los padres de la joven y luego pidieron a gritos justicia. Cartulinas de colores con el nombre de la nena, que pedían “basta de femicidios”, velas blancas encendidas y pancartas con fotos de una Chiara sonriente formaron parte de un escenario conmovedor. La marcha fue desde la plaza hasta la comisaría local, donde se vivieron momentos de tensión ante el reclamo de algunos de los manifestantes. Querían quemar la casa donde se había encontrado el cuerpo. Fabio Páez, el papá de Chiara, pidió que todo fuera pacífico y no se alterara el trabajo de la justicia, ni la escena del crimen.
El hombre y Verónica, la mamá de Chiara, tenían puestas remeras blancas con la consigna: “Ni una menos”, que se propagó en las redes tras el crimen de la joven y que el 3 de junio confluirá en una marcha frente al Congreso de la Nación.
En el año 2000 la marcha por la muerte de Natalia convocó a unos 200 rufinenses y recién se realizó dos semanas después del hallazgo del cuerpo de la nena. La convocatoria fue hecha por las compañeras del curso de peluquería de Natalia y tuvo como objetivo respaldar a los padres, que acaban de ser acusados del homicidio. La manifestación tuvo un recorrido concreto, que comenzó y terminó en la iglesia de la Santísima Trinidad, la principal del pueblo. Las paradas que hicieron fueron frente a la casa donde vivía Natalia y frente a la Clínica Santa Fe, donde estaba internado Carlos Fraticelli, tras un intento de suicidio. Fue ahí donde gritaron “justicia” y “¡fuerza! ¡fuerza!”, en apoyo al hombre acusado de filicidio. Al poco tiempo se realizó otra marcha, de la que participó el propio Fraticelli. Y se repitieron algunas más, como cuando se cumplió el mes de la muerte y en diferentes aniversarios.
Una causa de quince años e interrogantes sin resolver
La mañana del sábado 20 de mayo de 2000 Rufino amaneció con la noticia de que había sido encontrada muerta Natalia Fraticelli, la hija de 15 años del entonces juez de Instrucción de la ciudad. El cuerpo de la adolescente, que tenía un leve retraso madurativo, había aparecido sobre la cama de su dormitorio con una bolsa de nylon en la cabeza. El primer especialista que analizó el cuerpo sostuvo que la causa de muerte fue un suicidio por la ingesta de psicofármacos. Pero los encargados de realizar la autopsia determinaron que, en realidad, la habían matado por estrangulamiento.
Desde entonces las pericias médicas y científicas que se realizaron resultaron contradictorias. Los forenses que participaron de la autopsia determinaron que la chica presentaba síntomas de asfixia y desde el inicio se manejó como principal hipótesis que sus padres estaban relacionados con su muerte. Dos días después de la muerte de Natalia su mamá, Graciela Diesser, fue detenida. Carlos Fraticelli tuvo que enfrentar un jury de enjuiciamiento. Tras su destitución fue preso.
Dos años después fueron condenados a prisión perpetua como “coautores de homicidio doblemente calificado por el vínculo y la alevosía”. El juez de Melincué, Fernando Vidal, consideró que “hubo una intención deliberada en conjunto para dar muerte a Natalia” porque “les molestaba”, a raíz de su leve retraso mental y los ataques de epilepsia que sufría. “Aprovecharon el estado de indefensión en que estaba la nena”, para apretarle el cuello, taparle la nariz y la boca y así matarla, detalló el juez Vidal en una conferencia de prensa. Aunque no pudo determinar si hubo un solo autor material, no diferenció responsabilidades entre el ex juez y su esposa, al evaluar que ambos estuvieron en la escena del crimen, en la casa familiar de Rufino, sabiendo qué estaba ocurriendo esa madrugada.
Los abogados del matrimonio insistieron en que se trató de un caso de suicidio y apelaron la sentencia en todas las instancias de la justicia provincial. Las presentaciones siempre fueron rechazadas hasta que, en 2006, la Corte Suprema de Justicia de la Nación revisó la sentencia a prisión perpetua de los esposos, por prejuzgamiento en el caso investigado por homicidio.
En agosto de ese año, Diesser y Fraticelli recuperaron la libertad condicional. Separados desde que estaban presos, él volvió a vivir a Rufino con su nueva pareja y ella se mudó a Rafaela con Franco, el hijo adoptivo del matrimonio. A fines de 2009 un nuevo fallo de la Cámara de Venado Tuerto los dejó absueltos de culpa y cargo. La decisión fue apelada por el fiscal de esa ciudad, Fernando Palmolelli, lo que llevó al caso a una nueva revisión.
En abril de 2012 Diesser se suicidó. Dejó cuatro cartas explicando su decisión. En una de ellas decía que “Natalia la visitaba todas las noches, que ella no aguantaba más lo que la extrañaba y que la determinación de matarse fue para encontrarse con ella", detalló una fuente del caso.
En marzo pasado, la Corte Suprema de Justicia de provincial ratificó la absolución de Carlos Fraticelli al declarar inadmisible el recurso de Palmolelli. La Corte afirmó que la falta de certeza sobre la acusación a Fraticcelli hace imposible destruir la situación de inocencia. También destacaron que a pesar de los catorce años transcurridos desde la muerte de Natalia Fraticcelli, no existió otra hipótesis incriminatoria de la Fiscalía.
"Un procedimiento que se ha prolongado durante más de catorce años, excede todo parámetro razonable, dilatando el estado de indefinición en el que se ha mantenido a los imputados en violación de su derecho constitucional a obtener un pronunciamiento judicial en un plazo razonable.
Fraticelli sigue viviendo en Rufino y junto a su pareja y ex terapeuta, Norma Tejedor escribió el libro “Divina Justicia, el cielo lo sabía”, en el que intentó relatar lo sucedido.
CD/LC