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 "Y colocamos la última bandera de aquel grupo Cóndor,  que desvió el avión de Aerolíneas Argentinas", se entusiasmó la presidenta Cristina Fernández sobre el final del discurso con el que inauguró el Museo de Malvinas en el predio de la ex ESMA. Esa frase arrancó uno de los aplausos más cerrados de la tarde. La referencia a ese vuelo épico,  que llevo a un grupo de militantes peronistas a Malvinas donde hicieron flamear siete banderas, fue el trampolín para el eje del discurso: "Tenemos el compromiso de terminar con cualquier vestigio de colonialismo".

Esa línea, la de anteponer los intereses nacionales por sobre los partidarios, fue enhebrada con la coyuntura más caliente como es la disputa judicial y política para frenar el avance de los fondos buitres. "La semana pasada 106 parlamentarios británicos apoyaron el reclamo argentino frente a los fondos buitres y, aunque muchos nos deben llamar ‘argies’, lo hicieron por que pensaban en su país", dijo Cristina en un tiro por elevación a la oposición local y rodeada por casi todo su Gabinete.

Para reforzar, la jefa de Estado desplegó un dato que muestra la esencia de la economía británica: el 33 por ciento de su PBI corresponde al sector financiero. "Qué manera de ver sus intereses nacionales, que paradoja que en el día de la reafirmación de la soberanía tomemos como ejemplo la conducta de los parlamentarios británicos", dijo.

La visita, que fue la inauguración formal, había comenzado un rato antes, con una recorrida por el museo interactivo. La jefa de Estado caminó acompañada por la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto. Juntas se sentaron en la sala de proyecciones, en el primer piso del edificio, donde vieron un breve documental. Ahí se le transformó la cara, cuando vio la imagen del dictador Reynaldo Bignone, primero, cuando vio las tapas de los diarios que decían “Vamos ganando”, después.

“Voy a omitir el costo de esta construcción porque tuvo otros costos, de vidas de argentinos. Algunos descansan allá, en el cenotafio, otros en el fondo del mar, y otros no pueden descansar porque los persigue el fantasma de la guerra”, dijo Cristina y afirmó: “La historia no se puede fragmentar por eso quisimos que el Museo de Malvinas estuviera aquí. El gobierno nacional tiene en la memoria uno de los pilares fundamentales de su política". Y llamó a “no olvidar jamás el compromiso de terminar con cualquier vestigio de colonialismo porque tenemos la razón, la verdad y la memoria”.

Al dejar inaugurado el museo, la Presidenta afirmó que "ningún gobierno debe abandonar el reclamo de la soberanía sobre las Islas. Esa debe ser una política de Estado en la que tenemos que estar de acuerdo todos los sectores políticos". Y apuntó: "Este es un espacio simbólico, no una mera construcción edilicia. Es un ámbito histórico y colectivo que apunta a mantener la memoria sobre nuestras islas".

La jefa de Estado recordó a "los veteranos de Malvinas, a los jóvenes que fueron a pelear, a los oficiales y a los suboficiales". El Museo de Malvinas incluye un memorial en recuerdo a los caídos durante el conflicto bélico de 1982, en una plaza abierta a la que se podrá llegar a través de un largo muelle que conectará el museo con un espacio al aire libre, que recreará la geografía y el paisaje de las islas, así como su flora y fauna.

El flamante edificio, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, es el primer museo del Estado nacional que representa la memoria colectiva del pueblo argentino sobre las Malvinas.