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Los trabajadores del restorán porteño Lalo de Buenos Aires durmieron anoche en el lugar, después de meses de vaciamiento. Rafael, uno de los mozos, dijo que “a veces tenemos que cerrar antes a la noche porque no nos alcanza la mercadería. Toda la plata que genera este lugar la invierten en otro local en San Telmo”. A la madrugada llegó una consigna policial enviada por el Equipo E de la Fiscalía Contravencional Sudeste de la ciudad, que no permitió entrar a nadie y, por lo tanto, el restorán no pudo funcionar normalmente. Más tarde, la causa pasó al Equipo C.

Hace ocho meses el restorán dejó de tener mercadería suficiente por decisión de su dueño, Eduardo “Lalo” Costa. También empezó a atrasarse con los sueldos y, desde 2012, dejó de pagar el alquiler del local a su dueña, lo que motivó una orden de desalojo en mayo de 2013. “Después algo acordaron, porque el desalojo no se produjo, pero no sabemos qué. No hay acuerdo judicial homologado, ni siquiera sabemos si fue escrito o de palabra”, explicó Ornella Nociti, abogada de la cooperativa Alé Alé, que también asesora a los empleados de Lalo.

Para ese momento, los trabajadores se enteraron de que Costa estaba invirtiendo en otro local en Humberto 1° 499, en el barrio de San Telmo. Al principio, el dueño dijo que los trasladaría, que pagaría sueldos atrasados y reconocería la antigüedad. Hace dos semanas, en una nueva reunión, lo negó. “Dijo que habíamos entendido mal, que no iba a poder ser, que no podía reconocer antigüedad y que iba a tener que pagar la mitad de los sueldos en negro. Ahí le dijimos que íbamos a formar una cooperativa, nos dijo que no se podía, pero que si veíamos que ésa era la solución, él nos dejaba todo sin llevarse ni una copa”, dijo Rafael.

La abogada Nociti explicó que “cuando a un empresario le va mal, se presenta en concurso para resolver la deuda con los acreedores, y si no va a la quiebra. Acá ni hubo concurso: Costa tenía la idea de usar al local de San Telmo como salida sin ningún daño”.

Ayer fue gente a sacar fotos a los muebles porque van a rematarlos: eso motivó la decisión de quedarse a dormir en el hotel para impedirlo. Entonces Costa hizo una denuncia por usurpación, que fue la que llevó al consigno policial hasta la puerta de Lalo por orden de la fiscalía. Nociti dijo que “el fiscal me dijo que lo hizo para que esto no termine como Lugano o Alé Alé. Nosotros queremos que venga y que vea que son trabajadores que buscan mantener su puesto”.

Los trabajadores buscarán llegar a un acuerdo con la dueña del inmueble, obtener los bienes muebles en calidad de indemnización y poder seguir trabajando formados como cooperativa. Mientras tanto, esperan fecha para la conciliación obligatoria a la que ya ingresó el expediente, donde se sentarán el Ministerio de Trabajo, los trabajadores, el dueño y el gremio para encontrar una solución.