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Infojus Noticias

2-6-2014|15:40|Accidente Nacionales
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Para uno de los testigos no hubo "una aplicación violenta del freno"

Tragedia de Once: el tribunal retó a uno de los abogados querellantes

El apercibimiento fue para Gregorio Dalbón, que discutió la semana pasada con la defensora del motorman, Valeria Corbacho. Los jueces entendieron que su conducta fue irrespuetuosa y provocativa. También declararon un empleado de la CNRT y tres pasajeras.

  • El abogado Gregorio Dalbón Télam.
Por: Cecilia Devanna

El juicio oral y público por la tragedia ferroviaria de Once empezó con el apercibimiento del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 al abogado querellante, Gregorio Dalbón. Luego llegó el turno de la declaración de los testigos. En el accidente, ocurrido el 22 de febrero de 2012, murieron 52 personas y 789 resultaron heridas. La causa tiene 29 imputados.

La audiencia de hoy comenzó con la lectura de la resolución del Tribunal para apercibir a Dalbón, representante de la querella mayoritaria. Fue por un incidente que protagonizó con Valeria Corbacho, defensora del motorman Marcos Córdoba, en martes pasado.

El Tribunal recordó el llamado de atención que dos semanas atrás había hecho a Dalbón y aseguró que su conducta hacia Corbacho había sido “irrespetuosa y provocativa”. Por lo que se decidió apercibirlo. Y le recordaron que “debe adecuar sus conductas en la sala de audiencia”. Dalbón no estaba en la sala porque está de viaje.

Después fue el turno de las declaraciones de los testigos. El primero fue Ricardo Pérez, usuario del ferrocarril Sarmiento desde 1984. El hombre, que subió al tren en la estación Caballito, viajaba en el último vagón de la formación siniestrada, conocida como “chapa 16”. Empleado de la Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT), Pérez no aportó demasiados datos significativos salvo que en la cabina vio a dos personas. “No podría identificar a la segunda persona que iba en la cabina. Iba de espaldas, no sabía si era un hombre o una mujer”.

Sobre el trayecto cercano a Once, Pérez explicó que la formación “desarrolló velocidad, pero no me alarmé. Sí me di cuenta de que algo no andaba bien cuando el tren entró al andén. Las personas que estaban ahí paradas, pasaban como muy rápido, después fue el choque”.

El hombre, que salió solo del vagón y fue a su trabajo, explicó que cuando llegó allí, se encontró con su jefe, el Ingeniero Horacio Fagiani, que iba para Once. “Me preguntó si venía de ahí, le dije que sí, me preguntó por el freno y le dije que no había escuchado una aplicación violenta del freno”, explicó con un modo que se mantuvo monocorde durante toda su exposición. Su rol en la CNRT fue indagado por las querellas y la defensa de Córdoba, y tras una hora en el estrado, Pérez se retiró.

Después llegó el turno de Fernando Correa, un testigo pedido por las defensas. Correa también trabajaba en la línea Mitre y se subió al tren “chapa 16” en la localidad de San Antonio de Pádua. Viajó en el primer vagón, en la mitad, pero “por la cantidad de gente que había, no escuché nada de lo que pasaba en la cabina”, explicó. Para él, el resto del trayecto fue prácticamente normal salvo en la estación “Floresta, que se adelantó unos metros y retrocedió”.

"Me sorprendió el impacto"

Siguieron las testigos mujeres. Primero declaró Giselle Olomus, una joven convocada por la querella Nº 1 para dar su testimonio. Ella se subió en Ramos Mejía, en el anteúltimo vagón de la formación. De ahí salió asustada tras el impacto de la formación contra el andén Nº 2. Lo hizo sin ayuda y llamó a su novio. Él se había bajado en la estación de Flores.  “Cuando lo llamé, él no podía entender cómo en el trayecto de él caminar cinco cuadras hacia su trabajo, yo ya había llegado y chocado en Once”. Cuando Corbacho le preguntó por los tiempos y la velocidad de caminata de su novio, titubeó, se puso nerviosa y respondió con evasivas.

“Me sorprendió el impacto”, dijo María del Carmen Márquez sobre el choque en el que cayó de frente y se abrió ambas rodillas. Después sintió “el griterío de la gente”. Ella iba parada, desde Merlo donde había subido, y notó que ese día, “el tren iba “más fuerte que de costumbre” y que en las estaciones “pegaba frenazos”.

Con voz fina y modos suaves, Marta Salas explicó que se subió al tren en Castelar y escuchó comentarios sobre los problemas de frenado. Lo dijo y se empezó a quebrar. Le ofrecieron agua. Bajó la vista y se restregó los ojos. Fue entonces cuando evocó el momento después del impacto. “Empecé a escuchar gritos, a una señora que pedía por sus hijos, a un abuelo bañado en sangre. Yo sentía un dolor muy grande en el hombro. Del SAME me dijeron que lo mío no era tan grave, que teníamos que ayudar antes a los que estaban peor. Después no pude hacer más nada, me shockee y más tarde me fui enterando lo que había pasado. Fue horrible, que quieren que les diga”, dijo esta mujer que quedó con una discapacidad en el brazo que se lastimó con el impacto.

El juicio prosigue con las declaración de un testigo y continuará mañana a las 10.

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