Jorge Meniguelli, amigo Jorge Mangeri, el único acusado por el crimen de Ángeles Rawson, reconstruyó las horas que compartió con el portero entre el jueves 13 y viernes 14 de junio de 2013. En la audiencia de hoy también declararon la empleada doméstica Dominga Torres y la administradora del edificio. La jornada terminará con la declaración de 15 vecinos de Ravignani 2360.
Durante tres horas, el portero Jorge Meniguelli intentó explicarles a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 9 cómo fueron las horas que compartió con su amigo, Jorge Mangeri, el jueves 13 y viernes 14 de junio de 2013, días posteriores al asesinato de Ángeles Rawson. Meniguelli cayó en reiteradas contradicciones respecto a su declaración anterior. A pedido de la fiscalía, los jueces lo dejaron incomunicado hasta que declaró su mujer, Liliana Mayorga, que lo siguió en la lista de testigos.
El testigo que más habló durante el juicio por el crimen de Ángeles Rawson no fue el imputado, sino su amigo, que según sus propias palabras fue el que le curó las heridas con “una crema de Pervinox”. Según Mangeri esas heridas se las provocaron dos policías vestidos de civil con la intención de que se haga cargo del asesinato de la adolescente.
El testigo contó que conoció a Mangeri hace nueve años en unas vacaciones en la provincia de Córdoba. “Desde ahí no nos separamos más”. Es el encargado del edificio de Marcelo T. de Alvear 973, entre Suipacha y Pellegrini.
Meniguelli dijo que Mangeri estaba desbordado cuando le contó de las amenazas que sufrió de un hombre que estaba en un auto Polo el jueves 13 por la mañana. “Fuimos al sótano de mi edificio para hablar tranquilos. Ni bien nos sentamos, se puso a llorar, se agarraba la cabeza y balbuceaba. Me pedía que la cuide a Dianita”, declaró en referencia de su esposa, Diana Saettone. También dijo que el imputado “sentía adoración por su mujer”.
Las contradicciones de Meniguelli tuvieron que ver con horarios y situaciones relacionadas con las heridas que tenía Mangeri. Ante el reto del presidente del tribunal, Fernando Ramírez, el testigo se excusó: “Yo soy ignorante en estas cosas. Nunca me imaginé que íbamos a estar sentados acá. Yo también sigo sin entender muchas cosas”.
La declaración de la empleada doméstica
El juicio por el crimen de Ángeles Rawson se reanudó hoy a las nueve de la mañana con la declaración de la empleada doméstica de la familia, Dominga Torres. "Ese lunes no lo vi", dijo sobre el imputado Jorge Mangeri. Cuando el fiscal Fernando Firzt le pidió que contara todo lo que recordaba del lunes 10 de junio, el día en que Ángeles Rawson fue asesinada. La testigo relató que llegó al departamento PB "A" a las 8.45. Contó que cocinó dos tortillas de papas y una olla de fideos para los integrantes de la familia, y dijo que vio a Axel, el medio hermano de Ángeles, y que él nunca salió de su cuarto. También declaró que se ocupó de las tareas domésticas y que se retiró a las 12.45.
"A la noche, con esta desgracia, me llamó la señora Jimena para ver si la había visto a Mumy. Le dije que no", contó en referencia a la mamá de Ángeles. Frente a los jueces Ramírez, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas, Torres dijo que trabajó durante cinco años para la familia, y que en ese lapso la relación con el portero fue cordial: de "saludarse, nada más". La testigo dijo que no tenía "ningún concepto" de Mangeri.
Cuando el abogado querellante, Pablo Lanusse, le preguntó cómo era Ángeles, Dominga permaneció unos segundos en silencio y después miró hacia arriba, con los ojos húmedos. La definió como "una chica humilde y una compañera". A unos metros la escuchaban los padres de la víctima, Jimena y Franklin Rawson. El abogado defensor Adrian Tenca, preguntó si sabía qué tipos de fideos eran los que había cocinado y con qué salsa. La fiscalía se opuso a esas preguntas por considerarlas impertinentes.
El testimonio de la administradora del edificio
Antes de las once de la mañana declaró la contadora Lidia Berrojaldis, quien desde 2008 es la administradora del edificio de Ravignani. La testigo contó cuáles eran las tareas del portero: limpieza del edificio, recolección de residuos, reparto del correo. Berrojaldis dijo que en los cinco años que trabó relación con Mangeri nunca recibió una queja. Sobre la estructura del edificio, dijo que se agregaron cámaras de seguridad y que se tiraron maderas y escombros que había en el sótano.
La testigo dijo que nunca "Jorge", como lo llamó, le pidió permiso para pintar ventanas y marcos de su casa en horario laboral. En la primera audiencia, Mangeri confirmó esos dichos.
Berrojaldis se contradijo cuando dijo que Mangeri la llamó el lunes 10 de junio de 2013 para decirle que estaba descompuesto y que iba a ir al médico, pero en una declaración de 2013 dijo que el martes 11 la había llamado. La testigo dijo que la constancia médica llegó a la oficina de la administración a través del encargado suplente.
Los otros 14 testigos de la jornada fueron algunos vecinos de Ravignani 2360 que la noche del 26 de junio de 2013 fueron todos juntos a declarar a Tribunales compulsivamente, trasladados en micros por la Policía Metropolitana, en una medida inédita ordenada por el juez de instrucción Javier Ríos.
Los vecinos de Ravignani 2360
Al igual que la noche del 26 de junio de 2013, cuando fueron trasladados en micros a Tribunales para declarar ante el juez de instrucción, Javier Ríos, hoy declararon ante el TOC 9.
Esta vez no vinieron en micros, pero sí muchos de ellos después de declarar se quedaron en los pasillos conversado sobre lo que dijeron.
Tanto la fiscalía como la querella les preguntaron lo que hicieron el lunes 10 de junio de 2013. Los doce residentes del edificio –eran quince, pero tres fueron desistidos por la defensa- repitieron lo mismo que dijeron en la instrucción. La mayoría evitó mirar a Mangeri, que estaba a unos metros. Uno de ellos, Osvaldo Carlos Sidoni, es el abogado al que la esposa de Mangeri llamó por teléfono cuando su esposo había desaparecido y cuando terminó preso. Sidoni también contó que él forma parte del consejo de la administración y que en una de esas reuniones escuchó que alguien se había quejado de que Mangeri había intentado “levantarse, seducir” a una empleada doméstica del edificio y a la empleada de una inmobiliaria de la zona. Sidoni dijo que no hicieron una denuncia formal porque el hecho no se repitió y que hasta ese entonces lo calificaba de “chisme”.
Minutos después, en los pasillos del sexto piso, allegados a la familia contaron que cuando la madre de Ángeles se enteró semanas después del crimen de estos “chismes” se puso muy mal. “Si yo hubiera sabido le hubiera dicho a Mumy que tenga cuidado”, le dijo a una amiga.
Las declaraciones anteriores
La semana pasada declararon la exmujer de Mangeri, Diana Saettone, quien contó los mismos episodios que su marido y dijo que ella “también quería conocer la verdad” sobre el autor del crimen. Después declaró el padrastro de la víctima, Sergio Opatoswki, que se reconoció en las filmaciones del Banco Macro en el momento en que Ángeles habría sido asesinada. El viernes pasado, declaró el primo de Diana, Cecilio Saettone, el hombre al que Mangeri le pidió consejos después del crimen. La fiscalía pidió su detención por “mendaz” pero el TOC rechazó la solicitud.