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El estudio de ADN descartó que sea nieto de Susana Trimarco, el niño criado en Córdoba por la esposa de uno de los condenados por el secuestro y la explotación sexual de su hija, María de los Ángeles “Marita” Verón, desaparecida desde abril de 2002 en manos de una red dedicada a la  trata personas. El resultado de la pericia fue incorporado a la causa que instruye el juez federal Nº 2, Alejandro Sánchez Freytes, para intentar determinar el origen biológico del chico.

"Los resultados de la comparación de los perfiles genéticos fueron negativos tanto para mí como para la que decía ser su madre, tal como figura en la partida de nacimiento del niño", informó Susana Trimarco, en un comunicado de que difundió la Fundación María de los Ángeles. "En principio esto no significa que deje de buscar al hijo que Marita tuvo", dijo y sostuvo que no dejará de luchar por los derechos de este niño y de los otros que se encontraban en la misma situación.

"Quisiera que la Justicia no se olvide de esos niños y procure su bienestar en todos sus aspectos. Desde la fundación que presido, nos ponemos a disposición para colaborar en todo lo que sea necesario", remarcó.

El niño, hasta el inicio de esta causa, vivía en un pequeño poblado cerca de Alta Gracia, donde fue criado por Paola Ceballos. Esta mujer está en pareja con Gonzalo “Chenguita” Gómez, condenado junto a su mellizo, José “Chenga” Gómez, a 22 años de prisión por haber regenteado junto a su madre, Lidia Irma “Mamá Lili” Medina, los prostíbulos de La Rioja donde Marita fue vista por otras mujeres, víctimas como ella de los explotadores sexuales.

En más de 12 años de búsqueda, estas mujeres fueron quienes le dieron a Trimarco las primeras pistas sobre la posibilidad de que Marita haya dado a luz mientras estuvo en cautiverio. En 2012, en el juicio por el secuestro de su hija, algunas de ella volvieron a hablar del niño y señalaron como pasible padre de la criatura a José “Chenga” Gómez. En esas audiencias Trimarco denunció que Gómez embarazó a su hija "para chantajearla".

En el expediente que ahora en Córdoba instruye el fiscal federal Gustavo Vidal Lascano, José Gómez figura como el padre del niño que hasta ahora vivió con la mujer de su hermano. Esta causa se inició en junio, cuando Trimarco recibió un llamado en el que le alertaban sobre la posibilidad de que este chico fuera su nieto y presentó la denuncia.

Los autoridades de desarrollo social del municipio de Alta Gracia tomaron intervención y se acercaron al domicilio, donde constataron las condiciones de extrema pobreza y vulnerabilidad en la que vivía el pequeño y otros niños, también inscriptos “irregularmente”, según comunicó entonces la Fundación María de los Ángeles, que preside Trimarco. La mujer que no cesó de buscar a su hija, pidió públicamente que se investigue si ese chico era o no hijo de Marita y por qué y cómo fue inscripto, acaso con “papeles falsos y documentación apócrifa”.

No era la primera vez que la presidenta de la Fundación María de los Ángeles Verón escuchaba el nombre Ceballos. En 2012, durante el debate oral que terminó en escándalo por la absolución de todos los imputados acusado por el caso de Marita (sentencia revertida por el Corte tucumana), una de las víctimas contó que conoció a Ceballos más o menos a los 15 años, cuando la llevaron y la obligaron a prostituirse en los locales que regenteaban los Gómez, los prostíbulos Candy, Candilejas y El Desafío.

La testigo afirmó que la obligaron a prostituirse, siendo primero “mujer” del “Chenga”” y luego de Liliana Medina: esto es: eran ellos quienes la explotaban sexualmente. “Me pegaban por cualquier cosa”, para ellos “nunca estaba enferma ni indispuesta”, “siempre nos vigilaban, en la casa y en el Candy (uno de los locales)”, enumeró y nombro a Ceballos entre los encargados de evitar que se escaparan. Dijo además que “cuando había operativos muchas veces nos llevaba a nosotros para escondernos en la casa” donde Gonzalo “el Chenguita” y vivía con Ceballos.

En la sentencia de la absolución, los jueces Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano, sin embargo concluyeron con “certeza” que Ceballos era parte del engranaje e “integraban una verdadera organización cuya finalidad era explotar la prostitución de mujeres”. Textualmente afirmaron: “Lidia Irma Medina y José Fernando Gómez “Chenga”, aparecen como la cabeza, con el acompañamiento del resto de la familia: Gonzalo José Gómez, la compañera de José Fernando Gómez, Mariana Natalia Bustos y aunque no aparezcan entre los acusados: Paola Ceballos, compañera de Gonzalo José Gómez y Patricia Medina hija de Lidia Irma Medina; además María Azucena Márquez, hija de crianza  de  Medina”.

Ahora, tras conocerse el resultado de ADN la investigación en la justicia Federal toma un nuevo rumbo, porque pese a que se descarta que el vínculo del niño con la familia Verón–Trimarco, la presidenta de la fundación que asiste a las víctimas de trata, antes de conocer la sentencia, afirmó que seguirá el caso hasta “saber quiénes son las madres (de los niños inscriptos irregularmente) y conocer toda la verdad”.