Matías Kraft y el “Pelado” Sergio Piñeyro están siendo juzgados por los delitos de homicidio –por el caso de Acro- y tentativa de homicidio –por el caso de Matera-. En las audiencias, declararán más de un centenar de testigos. La división de los Borrachos del Tablón, el posible móvil.
Pasaron casi siete años de la noche en la que cinco barras de River bajaron de dos autos y asesinaron de tres balazos a Gonzalo Acro, lugarteniente del jefe de una de las facciones de Los Borrachos del Tablón. Esta semana, Osvaldo Gastón Matera, sobreviviente y testigo clave, declaró nuevamente ante la Justicia. Lo hizo en el inicio del segundo juicio por el crimen, que tiene a dos barras sentados en el banquillo y en el que declararán más de un centenar de testigos.
Los acusados son Matías Kraft -alias Kevin, de 38 años- y el “Pelado” Sergio Piñeyro. El Tribunal Oral en lo Criminal 15 de Capital Federal los juzga por los delitos de homicidio –por el caso de Acro- y tentativa de homicidio –por el caso de Matera-. Ambos delitos agravados por el “concurso premeditado de dos o más personas”. Los dos habían quedado afuera del primer juicio, en el que el mismo tribunal condenó en 2011 a seis barras a penas de entre 10 años y perpetua. Kraft por estar prófugo al momento del debate oral; Piñeyro comenzó a ser juzgado pero luego adujo problemas psiquiátricos y fue marginado. “En la primera semana declararon cerca de diez testigos”, explicó a Infojus Noticias la abogada la abogada Nuria Drendak, representante de la familia Acro.
Uno de los que expuso ante los jueces fue Matera, el amigo con el que estaba Acro el día que lo mataron. El ex barra ratificó lo que ya había declarado en la etapa de instrucción y en el juicio anterior. Contó que el 7 de julio de 2007, alrededor de las 23.10, a la salida del gimnasio, un grupo los emboscó en la equina de Bauness y Cullen, en el barrio porteño de Villa Urquiza. Los cinco atacantes llegaron en dos vehículos. Uno de esos autos, un Fiat Uno azul, estaba a nombre del Pelado Piñeyro. Según la fiscal Claudia Katok, que instruyó la segunda parte de la causa, tres barras avanzaron por Bauness y encararon a las dos víctimas. Piñeyro y otro cómplice les cerraron el paso. Matera reconoció a uno de ellos, el “Colorado” Ariel Luna, que apuntó con su pistola calibre 6,35 milímetros y le disparó dos veces en la pierna izquierda. Cuando estaba en el piso lo ejecutó con un tiro en la cabeza. El joven de 29 años moriría dos días más tarde en el hospital Pirovano.
El Colorado Luna levantó la vista y apuntó a Matera. Le metió un balazo en la espalda mientras intentaba escapar. Los tres atacantes huyeron en una camioneta Renault Express que estaba a nombre de la mujer del Colorado Luna. Los otros dos se subieron de nuevo al Duna Azul y los siguieron. “Toda la operación, tal como fue llevada a cabo, fue organizada por los hermanos Alan y William C Schlenker, quienes con Martín Maximiliano Lococo y Matías Kraft dirigieron y coordinaron el accionar de los agresores”, escribió la fiscal Katok en su requerimiento de elevación a juicio. Kraft, además de formar parte de la mesa chica de la facción liderada por Alan, comandaba la “Banda de Palermo”, uno de los subgrupos de la barra.
La división de los Borrachos del Tablón, el móvil del crimen
“Está previsto que en el juicio declaren alrededor de 120 testigos”, explicó la abogada Drendak. La querella buscará a partir de esos testimonios reconstruir la historia de Los Borrachos del Tablón, comandada en un principio por Alan Schlenker y Hugo Adrián Rousseau hasta su fractura a mediados de 2006, en pleno Mundial de Alemania, al que viajaron 42 miembros de la barra. “Vamos a demostrar cuál era la interna entre ellos, que es el móvil o motivo del crimen”, explicó Drendak. Hay dudas sobre el conflicto que originó la ruptura. Una versión sostiene que Rousseau se quedó con un dinero que debía repartir entre todos. Otros dicen que fue Alan quién se guardó 60 mil pesos que le había entregado la dirigencia para el viaje a Alemania. Acro quedó del lado Adrián y se convirtió en su mano derecha.
La interna en la barra “alcanzó un primer pico de tensión el 11 de febrero de 2007, en la ‘batalla de los quinchos’”, sostuvo la fiscal. Alan, su hermano William y “La banda de Palermo” rodearon a su enemigo en uno de los pocos lugares del club donde no hay cámaras. Era miércoles y había familias comiendo asado. Algunos sacaron cuchillos. Otro desenfundó un arma y disparó al piso. La gente de Rousseau, entre los que estaba Acro, llegó en auxilio de su líder. Alexis Decoste, alias el Gordo Neurona, uno hombres cercano a Rousseau y Acro, recibió un tiro en una pierna. Otros tres barras sufrieron heridas de arma blanca.
La rivalidad entre las dos facciones fue in crescendo. El 6 de mayo de ese año un centenar de barras se enfrentaron en una verdadera batalla campal en el playón del Monumental, después de un partido con Independiente. Esa noche, la banda de Rousseau emboscó a los de Alan, que se vengaron esa misma noche baleando la casa de su enemigo. Según los investigadores, los hermanos Schlenker planearon el golpe final: asesinar a Acro, lugarteniente de Rousseau, para recuperar el control de la popular. El análisis de los celulares de los barras demostró que los días previos al ataque, Matías Kraft se comunicó con Alan y William y con Rubén “Oveja” Pintos y Pablo “Cucaracha” Girón, dos de los cinco barras que ejecutaron el ataque.
El mismo día del crimen, las comunicaciones aumentaron. La ubicación de las antenas demostró que esa tarde Kraft se reunió con los hermanos Schlenker, el Colorado Luna y Cucaracha Girón en una pizzería de Vuelta de Obligado y Monroe. El último contacto entre Kraft y los atacantes se dio unos minutos después del ataque, a las 23:15. En 2011 se llevó a cabo el primer juicio por el crimen de Acro. El Tribunal Oral 15 condenó a perpetua a los hermanos Schlenker como instigadores. La misma pena recibieron el Colorado Luna, como autor material, y Pintos y Girón como coautores. Martín "Pluto" Lococo recibió 10 años de prisión, como participe secundario del homicidio. Hasta tanto la Cámara Federal de Casación Penal no confirme la sentencia los acusados seguirán en libertad. El único detenido es Alan Schlenker, recientemente condenado a 12 años por el asesinato de un transa de Villa Borges.
SO/JMM