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Pasaron siete meses desde que Paula Díaz, una estudiante de gastronomía de 20 años, recibió un balazo en la cabeza en el barrio porteño de Liniers. Paula regresaba de un recital de Babasónicos a bordo de una camioneta que conducía su novio, Hugo Carrizo, cuando un disparo ingresó desde atrás del vehículo y se incrustó en el cráneo de la chica. Sin avances en la investigación, ahora la fiscal Nacional en lo Criminal de Instrucción 40, Estela Andrades, y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación ofrecieron una recompensa de 200 mil pesos para aquellas personas que aporten datos que permitan esclarecer el homicidio. Buscan sumar testimonios para poder avanzar en el caso, ya que las ocho cámaras de seguridad instaladas en el lugar por el Gobierno de la Ciudad, sólo funcionaba una que, para colmo, no llegó a captar las imágenes.

La fiscal Andrades también solicitó a todas aquellas personas que hayan presenciado el hecho o puedan aportar información sobre la identidad de los agresores, que se comuniquen con la fiscalía a los teléfonos (011) 5171-5651 y (011) 5171-5652, o concurran a la comisaría 44ª de la Policía Federal, situada en Manuel Porcel de Peralta 726.

"Nos mataron en vida, es un dolor constante y una pesadilla despertarte y saber que no está. Mi hija no se merecía esto", dijo Patricia Galloli, madre de la joven a la agencia Telam. En tanto, la familia dispuso una página de Facebook donde se puede acercar información: "Justicia por Paula Díaz, ayuden a difundir que todos juntos podemos".

El crimen tuvo lugar en la calle Ramón Falcón y General Paz, durante la madrugada del 14 de diciembre de 2014. De acuerdo con lo establecido hasta el momento durante la etapa de instrucción, la pareja fue a ver al grupo Babasónicos al estadio Mandarine Park, en Costanera Norte, y luego a un bar de la zona de Palermo. No tuvieron discusiones ni peleas con ninguna persona. Al llegar a la avenida General Paz, entre Ramón Falcón y la avenida Rivadavia, mano a provincia, Carrizo escuchó una detonación cuando pasó cerca de las paradas de colectivos. Pensó que le habían arrojado una piedra. Pero se dio cuenta de que la ventanilla trasera derecha estaba rota, que su novia estaba inconsciente y tenía la cabeza ensangrentada, por lo que bajó rumbo al destacamento policial apostado debajo del puente de la General Paz. Como la ambulancia del Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME) no llegaba, Paula fue trasladada por su novio hasta el Hospital Santojanni. La muerte cerebral de la paciente hizo que los padres decidieran donar sus órganos al día siguiente.

Las diligencias ordenadas por la fiscalía hasta el momento no arrojaron resultados. Al momento de escuchar el disparo, Carrizo sólo pudo ver el paso de una Volkswagen Suran blanca, que nunca pudo ser identificada. Efectivos de la comisaría 44ª de la Policía Federal analizaron las ocho cámaras de seguridad instaladas del Gobierno de la Ciudad, siete de las cuales no funcionaban. Según la Unidad Criminalística Móvil estableció que la trayectoria del balazo fue de afuera hacia adentro, de derecha a izquierda, y partió de un arma calibre 9 milímetros. Dentro de la camioneta Jeep que conducía Carrizo fue encontrado un proyectil encamisado. Se cree que el disparo fue efectuado de entre tres y diez metros de distancia, por lo que se descartó la hipótesis de una bala perdida.

Paula trabajaba con la familia en un salón de fiestas y estudiaba gastronomía en el Instituto Lycée, en Núñez. Los padres de la joven son asesorados por la Unidad de Victimología del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

WC/AF