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Infojus Noticias

19-2-2014|9:39|Córdoba CórdobaProvinciales
Hay tres detenidos

A dos años, sospechan de la policía por la desaparición del Rubio del pasaje

Lo vieron por última vez hace dos años, cuando se fue a bailar. Para el fiscal es un caso cerrado, próximo a elevarse a juicio. Su madre hoy encabezará una marcha en Córdoba. Denuncia fallas en la investigación y pide se profundice en la responsabilidad de la policía.

Por: María Florencia Alcaraz

Facundo Rivera Alegre se fue al baile el 19 de febrero de 2012 y nunca más volvió. Cantante de cuarteto, en la noche cordobesa lo conocían como “El rubio del pasaje”. El fiscal que intervino en la causa –se elevaría a juicio este año- dice que es un caso cerrado. Dos hombres y un menor de edad están detrás de las rejas. La familia cree que todavía falta ahondar en la responsabilidad policial de lo que pasó esa noche. Viviiana Alegre, su madre, hoy irá a la fiscalía a reunirse con el operador judicial que instruyó la causa. Y esta tarde encabezará una movilización desde la Central de Policía, hasta el edificio de Tribunales I en el centro de Córdoba. 

El que nunca volvió del baile

Al rubio del pasaje lo vieron por última vez en la madrugada del 19, en el baile del cuartetero Damián Córdoba en el Estadio Centro cordobés. Al principio -como en tantos casos- la versión policial apuntó a que Facundo era un vendedor de drogas al menudeo. La hipótesis que el fiscal Alejandro Moyano repite es que el chico fue enviado por un integrante de la banda a la casa de María del Carmen "La Colela" Rearte, conocida como una vendedora de drogas de la zona este de Córdoba. Según el titular de la fiscalía 1, turno 5, Facundo fue a comprar cocaína para la banda, que saldría de gira a Tucumán. Según esta versión, “El Rubio” intentó pagar con billetes falsos, lo que desató una discusión entre él y Pablo Rearte, uno de los hijos de “La Colela". Una bala habría puesto fin a la pelea. El menor de los hermanos Rearte, que en ese momento tenía 15 años, le habría disparado en la sien con una pistola calibre 45. “Llamativamente justo al menor de edad, que recibiría menor pena, es a quien se le atribuye el crimen”, dijo a Infojus Noticias Claudio Orosz, el abogado que acompaña a la familia de “el Rubio”. 

En octubre, con las detenciones de Pablo David Rearte de 29 años, su hermano de 17 y de Armando Monjes, de 37 años-sospechado de ser quien cremó el cuerpo del joven en un cementerio cordobés- el fiscal puso punto final a la pesquisa. “No hay autores intelectuales y está descartada por completo la participación de la policía", declaró Moyano Moyano -postulante a fiscal general de Córdoba- en una conferencia de prensa. El lugar que eligió para hablar con los medios fue, al menos, sugestivo: lo hizo en la jefatura de policía de Córdoba. La mamá del joven desaparecido calificó al evento de “circo mediático”.

Fuentes judiciales aseguraron a Infojus Noticias que la fiscalía está analizando las testimoniales de uno de los acusados, después la causa llegaría a debate oral. La madre de “el Rubio” no está conforme con la posible elevación a juicio. Para ella la investigación tuvo “falencias”. “El fiscal quiere cerrar el caso metiendo presas a estas tres personas. Pero con esto niega la intervención de la policía y no profundiza la investigación sobre la banda. Es un conjunto que tiene muchos vínculos con el gobernador José Manuel De la Sota y antecedentes, por ejemplo en Catamarca, de chicos que fueron mandados a comprar droga para ellos”, acusó Viviana Alegre.

¿Zona liberada?

La familia de Facundo desde un principio llamó la atención sobre la participación policial. Teñido de rubio, de gorrita y aros, Facundo cumplía todos los requisitos para ser víctima del hostigamiento de las fuerzas de seguridad. Ya había sido detenido en otras oportunidades por el Código de Faltas cordobés, que da vía libre a la policía para detener sin delito. En los primeros meses, la investigación se centró en testigos que decían haber visto a Facundo subiendo a un patrullero a pocas cuadras del lugar. 

La madre de “El Rubio” y su abogado creen que la policía cordobesa liberaba la zona en la que desapareció Facundo y, por eso, les cabe alguna responsabilidad. “Su participación en forma activa o pasiva está determinada. El lugar es una de las zonas liberadas por el personal policial para el tráfico de estupefacientes”, dijo a Orosz. En el expediente, policías en actividad o retirados aparecen mencionados en distintas líneas de investigación. Una de las últimas actuaciones judiciales apuntó a determinar si un excomisario estuvo involucrado en el ocultamiento del cuerpo. A pesar de las denuncias de la familia, el narcoescándalo en la policía cordobesa como telón de fondo, y los pedidos formales de apartamiento de la fuerza en la investigación, el fiscal sostuvo a la policía de Córdoba en el caso. 

“La negativa o la demora en apartar de la investigación a las fuerzas policiales cuyos propios agentes están sospechados, por desechar o no prestar credibilidad a las hipótesis de involucramiento policial –como ocurrió en 2012 en Córdoba con la investigación de la de desaparición de Facundo Rivera Alegre– configuran el escenario propicio para el montaje de redes de encubrimiento”, plantea en su Informe anual del año pasado sobre derechos humanos en Argentina el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

En marzo Facundo cumpliría 21 años. Tenía una hija recién nacida, que hoy cría la mamá con la ayuda de la abuela. Además de dedicarse a la música, le apasionaba el fútbol. Había jugado en la filial cordobesa de Boca.
Viviana quiere saber qué pasó con su hijo. A partir de aquella madrugada, ha recorrido un largo camino buscando Justicia. Con la esperanza de dar visibilidad a su búsqueda, en agosto del 2013 llevó su caso hasta la sede de Abuelas de Plaza de Mayo, en la ciudad de Buenos Aires. Denunció, entre otras cosas, vínculos entre el poder político y judicial cordobés. 

A dos años de la desaparición de su hijo, hoy irá a la fiscalía y encabezará una marcha más. Se queja: “Todas las veces que pedí reuniones con De la Sota nunca me contestó”.
 

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