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Tres policías fueron los últimos en declarar en la causa por el crimen de Marisol Oyhanart, la maestra jardinera de 38 años asesinada hace más de quince meses en Saladillo. Los testimonios volvieron a poner el foco sobre un empresario agropecuario de la localidad de Bolívar y la complicidad policial en el caso. “Fueron convocados por la comisaría de Bolívar para ir a Saladillo, porque les dijeron que había ocurrido un homicidio, pero hasta entonces la causa era una averiguación de paradero”, explicó a Infojus Noticias Walter Vaccarini, abogado del esposo y los tres pequeños hijos de Marisol.

Las ciudades de Bolívar y Saladillo están separadas por casi doscientos kilómetros de ruta y desde el primer día quedaron ligadas en la causa por el crimen de Marisol, aunque entonces no se investigó esa línea. Marisol había salido a caminar a la tarde del lunes 14 de abril y cuando no fue a buscar a su hijo menor al jardín de infantes se encendió la voz de alarma en la familia. A las 18 su marido, Sergio Rachit, denunció la desaparición en la comisaría de Saladillo. Vecinos, familiares y policías salieron a buscarla. La policía cortó el rastrillaje, sin motivo, a las 4 de la madrugada y recién se retomó a las 8 de la mañana, pocos minutos después de reiniciada la búsqueda. El cadáver de Marisol estaba cerca de donde unas mujeres la vieron caminando por última vez. Y que ya había sido rastrillado.

Las tres declaraciones de los policías forman parte de las últimas siete que se recibieron en el último tiempo ante “abogados de la procuración a cargo de María del Carmen Falbo”, detalló Vaccarini. Los tres efectivos llegaron a Saladillo alrededor de las 1 de la madrugada a  bordo de una Ford Ranger de la policía bonaerense, cuyo número de móvil es 17428. El dato está asentado en el libro de la comisaría. El número no es un detalle menor porque en la causa consta que ese mismo móvil entró durante horas de la madrugada (alrededor de las 3) al campo del empresario agropecuario sospechado, sobre una de las rutas de Bolívar. En teoría fue para revisar el lugar luego de que el hombre se presentara espontáneamente en la comisaría de Bolívar para explicar que él había tenido una relación sentimental con Marisol. “Él refirió haber tenido algún tipo de relación con ella”, detalló el querellante.

“Es obvio que alguien miente”, dijo Vaccarini a esta agencia. “Los policías volvieron a Bolívar, con la camioneta, al mediodía del martes, con lo cual es imposible que ese móvil haya ido al campo. El móvil estuvo en Saladillo”, agregó. “Nosotros estamos proponiendo que se investigue a este empresario”, respondió Vaccarini cuando se le consultó si el hombre es sospechoso. “Pedimos que el Ministerio Público Fiscal lo investigue, nada más. Que se formalice la investigación”, continuó. Un informe hecho a fines del año pasado por los policías del Gabinete de Homicidios sugirieron profundizar la investigación sobre el hombre.

Una causa, tres fiscales

La causa está ahora a manos de la fiscal de La Plata, Ana Medina, tras haber sido apartada la fiscal de Saladillo Patricia Hortel primero y el de La Plata, Marcelo Romero, después. “Con la doctora Medina la investigación se empezó a activar. No tuvimos la misma suerte con Hortel”, agregó Vaccarini, quien lamentó el tiempo que se perdió de investigar. “Tiempo que pasa, verdad que huye”, detalló.  

“Está claro que hubo encubrimiento policial, cortaron el rastrillaje, prepararon guardias en la calle Irigoyen”, enumeró Vaccarini. Irigoyen es la calle de tierra donde se encontró el cuerpo de Marisol en una zona de taperas. El abogado también explicó a esta agencia que durante la madrugada del lunes 14 al martes 15 policías de Saladillo llamaron unas once veces al empresario de Bolívar.

Los testimonios de los policías de Bolívar dejaron al descubierto las irregularidades de sus pares de Saladillo. Y en el caso interviene la división de Asuntos Internos de la policía bonaerense, que ya inició varios sumaros a los responsables.

“Está probado que el cuerpo fue acomodado y colocado en ese lugar. Y no hay explicación de por qué se cortó la búsqueda de Marisol a las cuatro de la mañana, cuando se tendría que haber seguido hasta encontrarla. Fue una decisión de los jefes y eso lo deberían aclarar”, dijo Vaccarini a esta agencia cuando se cumplió un año de la desaparición de la mujer.

Previamente en la causa se sumó la declaración de un oficial de la policía de Saladillo que se encargaba de cocinar para los jefes del lugar y afirmó haber escuchado que se había pagado un millón y medio de pesos o dólares por encubrir el crimen de la mujer. “Lo más terrible es dónde lo escuchó: en la comisaría. Esto amerita que se pongan los ojos sobre eso. Son todos funcionarios públicos”, agregó Vaccarini entonces.

Una causa sin detenidos, pero con un “perejil”

En la causa nunca hubo ningún detenido. Cuando Hortel quiso detener por el crimen a Jonathan Bianchi, un joven de Saladillo con causas de robo, hurto, y otros delitos menores, el juez de Garantías César Melazo le respondió que no había elementos suficientes para hacerlo y que la causa todavía “estaba muy verde”. Sumado a que la data de muerte lo alejaba de la escena del crimen, Bianchi también se ofreció voluntariamente para que se le extraiga ADN.

La autopsia también dejó en claro la existencia de dos quemaduras sobre el pubis derecho de Marisol. Ambas fueron realizadas con elementos circundantes, con un objeto similar a un encendedor de auto. La existencia de las quemaduras en el cuerpo de Marisol fue uno de los puntos que  Vaccarini mencionó en su escrito para recusar a la fiscal del caso, Patricia Hortel, que trabajó en el caso desde el principio y no había contemplado esta información en el informe inicial.

CD/PW