Es el primer juicio por el delito de trata con fines de explotación sexual en Mar del Plata. La mayoría de las víctimas llegan al debate con reserva de identidad, bajo custodia del sistema de protección de testigos.
A partir de esta mañana nueve personas tendrán que afrontar al Tribunal, acusadas de integrar una red de proxenetas que engañaba con propuestas laborales a mujeres en República Dominicana para traerlas a un prostíbulo de Mar del Plata. Ahí, contra su voluntad, hacinadas y en condiciones inhumanas, un grupo de mujeres fueron obligadas a tener sexo por dinero. Hasta que una de ellas logró escapar y pudo dar testimonio de lo que estaba ocurriendo en el “Dulcinea”, ubicado en San Salvador al 7200, en el barrio San Antonio de la periferia marplatense. Nueve personas terminaron procesadas en 2011 y hoy comienza el recorrido judicial que podrá dejarlas tras las rejas.
El debate oral –el primero por el delito de trata con fines de explotación sexual cometidos en Mar del Plata– comenzará a las 9 de la mañana en la sala del Tribunal Oral Federal. Serán los jueces Néstor Rubén Parra, Roberto Atilio Falcone y Eduardo Pablo Jiménez los encargados de impartir justicia. En representación del Ministerio Público actuará Juan Manuel Pettigiani. Para la audiencia de hoy, además de la lectura de los cargos que se imputan a los nueve supuestos miembros de la red de trata de personas, se aguarda la declaración de las víctimas. La mayoría de ellas llegan al debate con reserva de identidad, bajo custodia del sistema de protección de testigos.
Dalaida, la punta del ovillo
El testimonio de Dalaida Mayellin, la dominicana que escapó en marzo de 2010 del Dulcinea, también está previsto para hoy. Según consta en los autos de procesamiento, todo comenzó cuando en marzo del 2010 Dalaida Mayellin, logró fugarse del prostíbulo y denunció engaño, servidumbre y amenazas. Tiempo después, la declaración bajo identidad reservada de otra víctima –asistida por la Fundación Alameda– logró agilizar la causa y se terminó en una serie de allanamientos que derivaron en los nueve procesamientos.
Los acusados de ser autores penalmente responsables del delito de trata de personas con fines de explotación sexual, son Jorge Daniel Sánchez; su mujer, Orfelina Valdez Montero y su hijo, Fernando Manuel Sánchez. Los acusadores intentarán probar que ellos eran los encargados del manejo del negocio, tanto en la captación de las víctimas como en el traslado, la recepción y su posterior reducción a servidumbre. Además, un efectivo de la Dirección de Investigaciones de Tráfico de Drogas Ilícitas, Claudio Marcelo Campos, –que se encuentra cumpliendo prisión preventiva y ya fue exonerado de la fuerza– deberán enfrentar los cargo como “autor primario” del delito de trata.
Según se denuncia, Campos concurría al prostíbulo en cumplimiento de su función, con el propósito de intimidar a las víctimas con supuestos controles migratorios. En esa operatoria, Campos les cobraba a las víctimas de trata 300 pesos con la promesa de avisarles si se realizaban los controles.
Por otro lado, en el debate se ventilará la situación de Eugenio Iacovone, el abogado Roberto Montecchia y Rubén Mormando, acusados de “partícipes secundarios de los delitos de trata y violación a la Ley de Migraciones”. A ellos se les imputa haber sido parte de la red de trata, como “requiriente, apoderado y gestor de las víctimas”, respectivamente, para realizar trámites migratorios irregulares, sacándoles dinero, aprovechándose de la situación de vulnerabilidad que vivían las mujeres. Como partícipes secundarios también deberán afrontar al Tribunal, Carmela Concepción Colas –oriunda de Dominicana– y Ángel Hernández Cabral, acusados de encargarse en el prostíbulo de la barra y la seguridad respectivamente.
En el juicio, se prevén unos sesenta testigos que irán declarando hasta el 7 de mayo. Por otro lado, de este juicio se obtendrán elemento de prueba para una causa solidaria, que tramita en Neuquén, en la que también aparece como una de las imputadas Carmela Concepción Colas.
Cómo operaba la red de trata
La causa “Dulcinea” parece un ejemplo de la típica operatoria de trata de personas con fines de explotación sexual. Las víctimas eran atraídas en República Dominicana con propuestas de trabajo en Argentina. Nunca se mencionaba la posibilidad del ejercicio de la prostitución. Una de las testigos, expresó que su supuesto destino era una peluquería. Esa propuesta la hacía un hombre, identificado como “Fran”, que aún no pudo ser localizado por la Justicia.
Al llegar a Mar del Plata, las promesas hechas en Dominicana se diluían en excusas que terminaban en el encierro y la explotación sexual. En el Dulcinea, las mujeres vivían y trabajaban bajo la constante amenaza de denuncias a migraciones. En los allanamientos realizados en el marco de esta causa, se comprobó el cautiverio y también la situación de hacinamiento y la higiene precaria. Las mujeres hacían los pases en el mismo lugar en el que dormían.
Los responsables de la red imponían penas disciplinarias a las mujeres que no cumplían con los pedidos. Así, además de la denigrante situación a las que se las sometía, el dinero que se les prometía a cambio de sus servicios sexuales, tampoco les era entregado.
La participación en esta red de personal policial, genera para la Justicia un elemento más para dar por probada la situación de vulnerabilidad a través de la coerción.