Los tres imputados viven del cirujeo y se negaron a declarar. El cuerpo del niño de 11 años apareció a metros de donde viven, en un cañaveral que usaban de baño. Investigan la hipótesis del abuso sexual.
Ninguno de los protagonistas de la noticia más espeluznante de los últimos años en esta localidad de 40 mil habitantes era demasiado conocido en Chacabuco, al noroeste de la provincia de Buenos Aires. Hasta que los medios contaron que Ángel era un niño de 11 años cuyo cuerpo apareció en un descampado de la calle Fuerza Aérea. Y que los imputados por su muerte son tres hermanos: los Ferrari, unos cirujas que vivían en casillas precarias, a metros de donde apareció el cadáver. Fuentes judiciales dijeron a Infojus Noticias que las pericias realizadas con "luminol" en las casillas donde vivían, encontraron restos de sangre en el lugar donde dormía uno de ellos.
Ayer, los tres hombres –Rubén Ramón (63), Edgardo Alfredo (66) y Adolfo (68)– se negaron a declarar ante el fiscal y luego fueron trasladados, detenidos, a la comisaría de General Viamonte. Los tres están acusados de “homicidio agravado por alevosía”. Todavía falta confirmar si se trata de sangre humana y si corresponde a Ángel. En las casillas se secuestró ropa y se realizaron otras pericias. La autopsia fue contundente: a Ángel lo mataron de un golpe en la cabeza y se cree que fue con un caño galvanizado de una bomba de agua, encontrado en la escena del crimen con manchas de sangre y pelos. También se hallaron restos del cráneo y prendas con sangre. Esto permite deducir a los investigadores que lo mataron en el mismo lugar donde fue encontrado el cuerpo.
El chico vivía con dos tíos y un abuelo en la esquina del terreno donde se encontró el cuerpo. Vecinos de la zona dicen que Ángel era un chico que pasaba mucho tiempo en la calle, inseparable de su gomera. El sábado Ángel andaba con ella por el descampado que da a la parte trasera donde los hermanos Ferrari tienen montadas sus tres casillas. Policía Científica la encontró junto al cuerpo del chico, en el cañaveral que los cirujas usaban de baño. Los Ferrari se dedicaban al cartoneo y compartían la precariedad: sin luz, ni agua.
Ángel había desaparecido el sábado. Sus tíos hicieron la denuncia ante la Policía y entonces comenzó la búsqueda que se extendió por la madrugada del domingo, hasta que en las primeras horas de la mañana se encontró su cuerpo.
La pesquisa, enseguida, se encaminó al entorno del chico. Su situación familiar conflictiva y la historia de violencia y abandono que los investigadores pudieron reconstruir centraron los primeros pasos de la investigación en este círculo. Familiares del chico dicen que ni siquiera saben quién es su padre, que se madre nunca lo cuidó y estuvo alojado en el Hogar Miguel Máximo Gil, de Chacabuco. Una familia lo adoptó, pero desistió porque no podía "controlarlo" y finalmente se hizo cargo su tío, hermano de la mamá. También dicen que Ángel tenía problemas con la pareja de su mamá.
Chacabuco no sale del asombro. No están acostumbrados a ver en las noticias hechos de estas características. El antecedente más próximo de un hecho con tanta violencia se remonta a 2002. El 15 de octubre de ese año, Macarena Vespaciano, una chica de la misma edad de Ángel, fue violada y estrangulada. El hecho fue esclarecido. El crimen de Ángel va camino a resolverse. Ahora, se aguardan algunas medidas de prueba pedidas por el fiscal para terminar de determinar si los tres hermanos participaron del hecho.