Lo encontró un juez debajo de una mesa, en el PH del barrio La Loma, donde fueron masacradas las cuatro mujeres. Pertenecería a una de las víctimas. También se constató la luminosidad del lugar y la ubicación del remisero que aseguró haber visto a uno de los imputados en la escena del crimen.
Un diente debajo de una mesa. Eso es lo que encontró uno de los jueces del Tribunal en lo Criminal III, que realizaron una inspección ocular en el PH de la calle 28 entre 41 y 42 de La Plata con el objetivo de analizar el escenario del cuádruple crimen. Allí, el 26 de noviembre de 2011 fueron masacradas a puñaladas y golpes Bárbara Santos (29), Susana de Bárttole (63), Micaela Galle (11) y Marisol Pereyra (35). Fuentes judiciales dijeron a Infojus Noticias que el asombro de los jueces fue grande cuando encontraron la pieza dentaria. La pericia se sabría en las próximas horas y, según las fuentes, pertenecería a Marisol Pereyra, una de las víctimas.
“El lugar se perició varias veces y los jueces no podían entender cómo aún había rastros humanos en la escena del crimen”, confiaron desde Tribunales, dejando entrever que los magistrados volvieron a sospechar sobre el trabajo de la pesquisa. La inspección ocular fue larga y consistió en dimensionar los espacios en los que pudieron intervenir uno o más homicidas. En esa recreación, los jueces y las partes dimensionaron los espacios en los que pudo intervenir uno o más homicidas y, a la vez, constataron la luminosidad y la ubicación del remisero Marcelo Tagliaferro desde donde aseguró haber visto al imputado Osvaldo Martínez. Dicha reconstrucción no fue menor: la declaración del testigo, que fue acusado de falso testimonio, es clave para determinar la presencia o no de Martínez en la escena del crimen. Además, es una pieza fundamental para la hipótesis del fiscal Álvaro Garganta, que está convencido que, entre Martínez –expareja de Bárbara- y Quiroga –albañil que hizo trabajos en el departamento-, los únicos dos imputados del caso, existió un acuerdo para matarlas. La gran pregunta es por qué y cómo lo hicieron.
"Quedó demostrado que es muy difícil que el remisero Tagliaferro haya podido ver algo, ya que primero dijo que estaba enviando un mensaje de texto, y que Martínez se acercó y que después lo vio por el espejo retrovisor, pienso que de acuerdo a la poca luz, el árbol que estaba al lado, no pudo haber visto nada", dijo Julio Beley, defensor de Osvaldo Martínez. Por su parte, Fernando Burlando, el abogado que representa a la familia de Marisol Pereyra, dijo que "es llamativo que en la casa no se haya encontrado el ADN de Martínez, novio de Bárbara Santos y eso es realmente sospechoso. Martínez era una persona que concurría al lugar, pernoctaba en la vivienda, y eso a nosotros nos llama la atención".
El diente fue encontrado en el living, debajo de una mesa donde estaba apoyado el teléfono de línea. De inmediato, los jueces y las partes acordaron realizar un cotejo de ADN con el diente con el fin de establecer si pertenece a una de las víctimas, a los imputados o a alguien más. En este sentido, fuentes judiciales adelantaron que la misma pertenecería a Marisol Pereyra porque sería en el lugar donde su cabeza fue golpeada contra una mesa. Se trata de la cuarta víctima que arribó al lugar, cuando las restantes ya habían sido asesinadas.
Durante la reconstrucción, que contó con un amplio despliegue policial en el barrio, los jueces Ernesto Domenech, Andrés Vitali y Santiago Paolini registraron todos los detalles, sacaron fotos y filmaron. Recorrieron los ambientes y la posible secuencia de los crímenes. Empezaron por la cocina, donde habría sido asesinada Susana. Luego fueron hasta el cuarto principal, donde Micaela fue sorprendida en la cama matrimonial cuando intentaba llamar al 911 desde su celular. Desde allí, por la ventana del cuarto, habría sido testigo de la muerte de su abuela. Después permanecieron en el baño, donde comenzó el ataque de Bárbara –que se estaba bañando-, y constataron su tenaz resistencia. Del forcejeo con él o los asesinos, encontraron el bidet destrozado, producto de un golpe. Bárbara fue arrastrada hasta el living, donde fue salvajemente asesinada. Su cuerpo apareció boca abajo, con el doble de golpes y puñaladas que el resto de las víctimas.