Familiares de chicos asesinados por transas en José León Suárez se juntaron y, con el apoyo de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional presentaron esta mañana una denuncia colectiva ante el fiscal general de San Martín. Piden que se investigue a las grupos narcos de la zona.
María vio en el noticiero como un grupo de personas incendiaba vehículos y apedreaba la comisaría 4ª de José León Suárez, en el partido de San Martín. A pocas cuadras de su casa, los vecinos descargaban su furia por el crimen de Enzo Ledesma, de 13 años, asesinado dos días antes en la villa La Cárcova. Esa noche María -como muchas otras madres- descubrió que el de su hijo no era el único caso de jóvenes asesinados por transas en esa zona caliente del conurbano. Los familiares de las víctimas se reunieron y con el apoyo de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional presentaron esta mañana una denuncia colectiva ante el fiscal general de San Martín. Piden que se investigue por el delito de “asociación ilícita” a las bandas dedicadas al narcomenudeo en los barrios de José León Suárez.
A las 10 de la mañana, el diputado nacional del Frente para la Victoria-Movimiento Evita Leonardo Grosso, el coordinador legal de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional, Alberto Palacio, y un grupo de familiares de víctimas subieron al segundo piso de los Tribunales de San Martín. En su despacho los recibió el fiscal General, Marcelo Lapargo. Palacio le entregó la denuncia, que también lleva la firma de diputados nacionales y provinciales y de curas que trabajan en los barrios del conurbano.
Maira, cuñada de Rubén Navarro.
Venimos a denunciar “la existencia de organizaciones en todo el cordón urbano que lindera con el camino del Buen Ayre en el Partido de Gral. San Martín, que tienen por finalidad la comisión de diferentes delitos y que producto de su accionar han dejado como saldo niños, niñas y jóvenes asesinados durante estos últimos meses”, dice el texto.
La villa La Cárcova (a la que los vecinos llaman La Carcova, eliminando la esdrújula) es uno de los puntos de abastecimiento de drogas más importante de la zona noroeste del conurbano. Allí, según denuncian los vecinos, los transas mandan. Uno de ellos, apodado Bebote, de unos 20 años, fue acusado por el padre de Enzo de pegarle un tiro por la espalda a su hijo la madrugada del 28 de octubre. El chico de 13 años murió camino al hospital.
Bebote está en la mira de la Justicia por este caso. El fiscal Daniel Cangelosi está acumulando pruebas para poder imputarlo. Por el momento solo cuenta con testimonios débiles que no alcanzarían para solicitar una detención. Como en muchas causas similares, los testigos tienen miedo. Guardan silencio. No recuerdan.
María, madre de Rubén Navarro, y Silvina, madre de Ivonne. Los dos chicos fueron asesinados.
En lo que va del año hubo unos 20 casos similares al de Enzo. Todos ellos tienen una misma característica: son “actos violentos llevados a cabo por personas que integrarían organizaciones vinculadas al comercio de la droga, las armas y otros delitos”. “Se impone llevar adelante una profunda investigación acerca de la existencia de estas organizaciones que incurren en el delito de asociación ilícita”, reclamaron.
Previo a la presentación del escrito, los denunciantes organizaron una conferencia de prensa frente a los tribunales. “Hay un problema con la narcocriminalidad pero también un problema con las armas”, sostuvo Leonardo Grosso. El diputado, además, apuntó a la complicidad de la comisaría 4ª con el narcomenudeo. En la denuncia se sostiene que “podrían encontrarse implicados en los delitos funcionarios policiales”. Por ello reclamaron que “se convoque a organismos federales para prestar colaboración”.
A pesar de estar señalado por la familia de Enzo como el asesino del chico, Bebote sigue mostrándose por el barrio. También siguió haciéndolo en marzo pasado, cuando Rubén Navarro, de 16 años, murió después de casi dos meses de agonía. El 28 de enero había ido a comprar marihuana a La Cárcova. Nadie sabe por qué le pegaron ocho balazos. Los rumores en el barrio apuntaron a Bebote y Pey, otro transa de la villa.
Christian Mojica, el “Colo”, tenía 20 años y un hijo de apenas unos meses. Su color de pelo le jugó una mala pasada. El 17 de agosto, un hombre que levantaba quiniela clandestina lo confundió con el ladrón que acababa de robarle a una empleada suya y lo mató de tres tiros.
Tres días después, Ivonne volvía de la nutricionista con su hermana y su madre, Silvana. Eran casi las diez de la noche. Al bajar del remisse en la puerta de su casa, en Malvinas y Castro, Silvana escuchó un solo disparo. Giró la cabeza y vio a su hija desmoronarse en el piso. La niña murió el 14 de septiembre en la clínica Güemes, en la ciudad de Buenos Aires.
Estos crímenes, además de la marca del narcomenudeo, llevan otro sello: el de la impunidad. En todos los casos los asesinos siguen libres.