Lo dijo el titular de la Asociación de Abogados Laboralistas, León Piasek, en las "Primeras jornadas de derecho laboral". Los especialistas subrayaron la necesidad de modificar esa ley, resultado de "la mutilación" de la Ley de Contrato de Trabajo de 1974.
"Tenemos una deuda pendiente y es que desde hace 40 años sobrevive la ley de trabajo de la dictadura", coincidieron el titular de la Asociación de Abogados Laboralistas, León Piasek, y el juez de la Cámara Nacional del Trabajo, Luis Rafaghelli. Ambos subrayaron la necesidad de modificar esa norma, que es el resultado de "la mutilación" de la Ley de Contrato de Trabajo de 1974 que perdió 25 artículos y sufrió 98 modificaciones. "Fueron cambios estudiados para lograr una redistribución regresiva del ingreso", agregó Rafaghelli durante las "Primeras jornadas de derecho laboral", que se realizaron hoy en Mar del Plata.
Piasek y Rafaghelli abrieron el encuentro con el panel “Golpe de Estado económico y el genocidio en el marco en la defensa de los derechos de los trabajadores”. Allí describieron los aspectos centrales de la última dictadura: un ataque a la legislación laboral, un represión feroz concentrada sobre los trabajadores y un plan económico con consecuencias políticas y sociales que persisten. "No es casual que la mayoría de los desaparecidos sean trabajadores", completó el titular de la Asociación de Abogados Laboralistas.
Las jornadas, que se desarrollaron en la sede del Colegio de Abogados marplatenses, estuvieron cruzadas por el homenaje a las víctimas de la Noche de las Corbatas. Fue el operativo represivo -que tuvo la asistencia de la CNU- ocurrido a mediados de 1977 que incluyó el secuestro de 13 abogados y militantes políticos. Media docena de ellos pasaron a integrar la lista de muertos y desaparecidos por el terrorismo de estado. Entre ellos se encuentran Norberto Centeno, Jorge Candeloro, Salvador Arestin, Hugo Alais, Tomás Fresneda y Mercedes Mercedes Algañaraz. Sobrevivieron Marta Garcia de Candeloro, Carlos Bozzi y Camilo Ricci.
"Los abogados fueron asesinados en pleno ejercicio de su profesión y la bautizaron 'Noche de las Corbatas' para enviar un mensaje: cuidado con los que ejercen la profesión como estos hombres: aunque tengan corbatas les va a pasar esto", dijo Rafaghelli al abrir la jornada. En el auditorio lo escuchaban Marta García, la abogada María Eva Centeno (hija del compilador de la Ley de Contrato de Trabajo de 1974) y hijo de Candeloro, Juan Marco, entre otros.
Al analizar la importancia de "mutilar" la ley de 1974, que ofrecía un mayor nivel de protección de los trabajadores, Piasek y Rafaghelli señalaron la complicidad empresaria. "Están los casos de Ledesma, Siderca o Loma Negra, donde condenaron a civiles por colaborar en el secuestro del abogado Carlos Moreno", dijo Piasek al referirse al letrado que había estudiado los casos de silicosis que provocaba la cementera entre sus trabajadores.
Rafaghelli se concentró en los cinco puntos centrales que modificó la dictadura y graficó así el objetivo económico de la medida."Uno de los temas más importantes es la tercerización que estaba contemplada en el artículo 32 pero como 'actividad principal y accesoria' y sobre ella se aplicaba el convenio de la empresa principal. El nuevo artículo 30 habla de 'actividad normal y habitual del establecimiento'", indicó.
Otro de los puntos fue la reducción del tiempo de prescripción para iniciar juicios laborales, que bajó de cuatro a dos años después de que se interrumpe la relación laboral. También se modificó a la baja la actualización monetaria de las indemnizaciones y disminuyó la protección ante los despidos. "La suspensión disciplinaria incluía una audiencia para que el trabajador pudiera defenderse, ahora eso no existe", graficó.
"La complicidad fue empresarial. A Centeno lo tenían apuntado, mucho antes del golpe, y lo definían como 'un zurdo hijo de puta' cuando era un hombre orgánico del movimiento obrero", dijo Rafaghelli y usó otro ejemplo para mostrar la complicidad empresaria: "A Amilcar González, secretario general del sindicato de prensa, lo detuvieron en una audiencia del Ministerio de Trabajo, lo torturaron durante 24 horas seguidas y lo liberaron por una interna de la dictadura. Se exilió y cuando volvió a Mar del Plata, en 1984, la Justicia laboral dio por válido su despido por abandono de trabajo en el diario La Capital".