Hizo cuatro denuncias policiales, inició una causa penal, consiguió una orden de restricción emitida por la Justicia de Garantías y se mudó de ciudad. Todo eso no alcanzó para frenar a un ex novio que la perseguía.
Si hay algo que se le nota en la voz a Anahí Tanguikian es el hartazgo. Hartazgo de haber hecho en vano todo el camino que la Justicia propone ante las amenazas y el hostigamiento constante de Eduardo Rodríguez, un ex novio con el que salió dos meses. Cuatro denuncias policiales, una causa penal, una orden de restricción emitida por la Justicia de Garantías y hasta la mudanza de ciudad son las pruebas del camino recorrido. Sin embargo, días atrás cuando Anahí bajó de un micro en la terminal de Mar del Plata, el tipo estaba ahí otra vez, esperándola para seguir con el acoso que decidió practicar desde que ella le dijo que no quería verlo más. Ayer, Rodríguez fue detenido después de que la historia de Anahí se hiciera pública.
El fiscal de Flagrancias de Mar del Plata Daniel Vicente explicó a Infojus Noticias que se le pidió la detención al juzgado de Garantías N°4 porque el imputado violó una orden de restricción que le fue dictada en el marco de una causa penal. Además, confirmó que ayer se le tomó declaración al detenido acusado de “desobediencia” y que ahora permanece detenido en la Unidad Penal 44 de Batán. El delito por el que está acusado Rodríguez, prevé una pena de 15 días a un año de prisión, y está contemplado en el artículo 239 del Código Penal.
Anahí y Rodríguez se conocieron en 2013 en un boliche. Empezaron a salir, pero enseguida él empezó a mostrarse controlador al extremo. “Una noche me llamó desde la puerta de mi casa sin decirme que estaba ahí”, contó Anahí a Infojus Noticias como uno de los momentos en los que definió que tenía que alejarse de ese hombre. La respuesta: timbres en su casa durante la madrugada hasta que ella decidió irse a pasar la noche al departamento de una amiga.
La escalada en los ataques de Rodríguez no se hizo esperar: una noche de septiembre de 2013 Anahí atendió un llamado telefónico en el que le avisaban que los bomberos estaban tirando la puerta debajo de su casa para poder extinguir un incendio. Anahí perdió todo. Enseguida vinculó el siniestro con su ex pareja y les preguntó a los bomberos si el incendio había sido intencional. “Eso no podemos contestártelo, tenés que pedir una pericia”, le dijeron. La cosa quedó ahí pero la duda siempre estuvo presente.
Una amiga le prestó un departamento para poder vivir mientras arreglaba su casa. Ahí, otra vez, apareció Rodríguez. Anahí lo encaró, le preguntó si la estaba siguiendo y él lo negó, pero enseguida se puso como loco, la insultó, le preguntó por qué lo había dejado y la increpó por no atenderle el teléfono. “Ya vas a ver lo que te va a pasar”, la amenazó Rodríguez antes de irse.
Clavos en la cerradura del auto, llamadas telefónicas misteriosas a ella y a su entorno, otro incendio –esta vez en la casa del novio de la amiga de Anahí que le prestaba el departamento–. Todo eso quedó asentado en la denuncia que hizo en la Comisaría de la Mujer de Mar del Plata que emitió una orden de restricción.
La vuelta a casa tampoco sirvió para estar tranquila. Anahí se sentía presa, encerrada en su propia casa por el temor a Rodríguez. Rejas, alarma, cámaras de seguridad. Cosas que no detuvieron a Rodríguez. Una madrugada los vecinos le avisaron que un hombre salió del pasillo que daba a su departamento. Pasillo enrejado. Ella fue a hacer la denuncia por violación de domicilio en la Comisaría Cuarta de Mar del Plata, pero no querían tomársela. Le decían que el pasillo no era su casa. La insistencia de Anahí y de su abogado sirvió para que la denuncia se concrete.
A esto le siguieron los cortes de agua, los timbrazos a la madrugada y una serie de llamados al 911 hechos por Rodríguez, para que la policía fuera constantemente a la casa de Anahí. “No sé si lo que buscaba era desgastar a la policía o no dejarme dormir”, contó Anahí. Lo cierto es que pocos días después de esto el auto de su pareja, estacionado en la puerta de la casa de Anahí, también fue incendiado.
Las pintadas en la pared de su trabajo y del gremio de personal no docente, donde militaba Anahí, fueron la siguiente acción de Rodríguez. Insultos de todo tipo pero siempre con el eje puesto en la sexualidad de ella, en su condición de mujer.
En marzo de 2014 se abrió la causa penal que contiene todas las denuncias hechas por Anahí. Una en la Comisaría de la Mujer, otras tres en la Cuarta, la Primera y la Segunda. El fiscal Fernando Castro es quien instruye las actuaciones. Y la jueza de Garantías Nº 6 la que libró la orden de restricción en el marco de esta causa. El acoso siguió. Entonces, Anahí decidió irse de Mar del Plata.
El viaje de días atrás para visitar a la familia la encontró cara a cara con su acosador. Rodríguez la estaba esperando en la terminal, ella le sacó fotos para demostrar que el hombre violó la orden fijada por la Justicia. Por eso fue detenido También, Anahí dijo basta, quiso protegerse mostrándole a todos lo que estaba viviendo y la desprotección que siente. “Quiero que sepan quién soy, quién es él, para que si me pasa algo a mí o a mi familia sepan a quien ir a buscar”, concluyó Anahí.
JC/PW