Lo dijo el fiscal del primer juicio por jurados que se realizó en Mar del Plata. Durante los alegatos, el fiscal aseguró que fue un debate atípico: los familiares de la víctima no reclamaron castigo para el acusado.Después de tres jornadas de audiencias, el jurado decidió por 11 votos contra 1 declarar “no culpable” a Roberto Agustín Echarry, acusado de homicidio agravado por el uso de arma con exceso en la legítima defensa.
Después de dos horas de deliberación los doce miembros del jurado volvieron ayer a la sala de audiencias del primer piso del Palacio de Tribunales con el veredicto: por 11 votos contra 1 decidieron declarar “no culpable” a Roberto Agustín Echarry, de 62 años, acusado de matar a su cuñado.
El 12 de agosto de 2014, en medio de una pelea familiar, el acusado mató de dos tiros a Faustino González, el esposo de su hermana Norma. Víctima y victimario vivían juntos en el mismo predio pero en distintas viviendas. El lugar es propiedad de Echarry y de su hermana –casada con González-, que sufría continuos episodios de violencia. Ella escapó de la casa pero González nunca se fue. En medio de uno de los tantos reclamos que el imputado le hizo a su cuñado para que abandone la propiedad y deje a su hermana en paz, se produjo una discusión que desató una pelea que terminó con la muerte de González.
Al conocer la decisión, Echarry se abrazó con su hijo.
Tras el crimen, Echarry se presentó en la comisaría sexta, la más cercana a su casa. Confesó el asesinato y entregó el arma homicida, un revólver calibre 22 de su propiedad. El acusado llegó a juicio por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego que prevé una pena de 8 a 25 años de prisión. En tanto, el abogado Cesar Sivo, defensor de Echarry, sostuvo en todo momento que su cliente había actuado bajo la figura de la legítima defensa y debía ser absuelto.
Echarry pasó un mes en la cárcel de Batán y luego fue beneficiado con el arresto domiciliario y salidas laborales. Durante la primera audiencia el fiscal Marcos Pagella aseguró que no había atenuantes para la conducta del acusado y que debía ser condenado por homicidio, pero durante el desarrollo del juicio cambió su postura y decidió solicitar que se declarare al acusado culpable por el delito de exceso en la legítima defensa, que prevé una pena de 6 meses a 5 años de cárcel.
Durante los alegatos finales, el fiscal aseguró que se trató de un juicio atípico donde no hay familiares de la víctima que reclamen justicia y un castigo para el acusado. “No es fácil la decisión de este jurado porque estamos hablando de un hombre bueno que mató un hombre malo. Echarry soportó durante casi 40 años las agresiones de González a su hermana, a sus sobrinos y a sus vecinos”, explicó el fiscal de cara al jurado.
El fiscal consideró que González pudo haber atacado a Echarry, pero a su vez el acusado tenía otras alternativas para repeler ese ataque y eligió la peor, utilizar un arma de fuego. No se puede mandar a este hombre a la cárcel casi toda su vida, pero tampoco podemos darle una medalla y mandar lo a su casa. La opción que le propongo al jurado es considerar que Echarry se excedió en su legítima defensa y que se lo sancione por lo ocurrido”, concluyó Pagella.
A la hora de su alegato, el abogado defensor esgrimió lo que ya había quedado claro a lo largo del juicio: Faustino González era una mala persona. “La víctima era un monstruo real, no una construcción de esta defensa. González desató un infierno sobre su familia. Golpeó a su mujer, atacó sexualmente a su hija humilló a sus hijos. Era pendenciero, andaba armado y peleaba cada vez que podía. Es cierto que no se puede matar una persona por más malo y sádico que sea. Salvo que se esté en una situación donde la única salida posible sea matar”, argumentó el defensor delante del jurado.
Para contrarrestar el argumento del fiscal, Sivo aseguró que el día de la pelea Echarry no tuvo otra opción. “No pudo escapar porque el agresor le tapa la única salida y no pensó en usar otra cosa que no fuera el arma porque González estaba armado con un cuchillo. El acusado hizo lo que pudo en el momento que pudo. El camino que tomó era el único posible”, argumentó antes de solicitar la absolución de Echarry.
Los doce miembros del jurado –seis mujeres y seis varones- deliberaron casi dos horas. Minutos después de informar el fallo todo fue emoción en la sala de audiencias. Los familiares de la víctima y el victimario agradecieron por igual el veredicto y celebraron la libertad de Echarry.
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