Roberto Echarry mató al esposo de su hermana de dos tiros en medio de una pelea familiar. Los doce ciudadanos que integran el cuerpo deberán decidir hoy si actuó en legítima defensa o no. El acusado llega a juicio bajo arresto domiciliario y con salidas laborales
Casi todos los testigos que declararon ayer en la primera jornada del primer juicio por jurados que se realiza en Mar del Plata y en el que se juzga a Roberto Echarry de 62 años por el crimen de Faustino González, coincidieron: la víctima era una mala persona y el victimario es excelente. Seis testigos contaron que González había intentado matar dos veces a su esposa, echó a la calle a su hijo menor y abusó de su hija cuando era una adolescente. Pero el fiscal Marcos Pagella fue determinante en su alegato inicial: “No tenía derecho a matarlo”.
Echarry mató de dos tiros a Faustino González, durante una pelea familiar. El crimen ocurrió el 12 de agosto de 2014 y el acusado se entregó a las pocas horas en la comisaría sexta de Mar del Plata. Entregó el arma y contó lo que había pasado. Eso es lo que comenzó a juzgarse ayer en el primer juicio por jurados en Mar del Plata, que comenzó con el juramento de los 18 integrantes del cuerpo -9 mujeres y nueve hombres- seleccionados entre 41 postulantes.
Para el fiscal Marcos Pagella, no hay eximentes y Echarry actuó con dolo. En su alegato inicial, el fiscal le explicó al jurado que el acusado mató a González entendiendo que la muerte está penada por la ley. “Tal vez González haya sido la peor persona del mundo, pero Echarry no tenía derecho a matarlo”, concluyó Pagella.
Por su parte, el abogado Cesar Sivo, defensor de Echarry, sostuvo que durante el debate se analizarán hechos de la realidad y que “efectivamente González era una mala persona y Echarry es una buena persona. Eso no lo habilita a matar, pero si en determinadas circunstancias que se contemplan en la legítima defensa”, explicó el abogado. Además, instó al jurado a ponerse en el lugar del otro: “En el lugar de Echarry, en ese momento, en esa situación de peligro frente a González”.
Al menos seis testigos, entre ellos, un vecino de la víctima; la mujer de Echarry, un sobrino y su hijo, coincidieron en que González era una mala persona. Había intentado matar dos veces a su esposa – la hermana de Echarry-; echó a la calle a su hijo menor, quien terminó con serios trastornos psicológicos, y abusó de su hija cuando era una adolescente.
Además, cada uno de los testigos aseguró que González siempre estaba armado con un cuchillo y que en 1978 había purgado una condena por asesinato.
El crimen de González ocurrió en medio de una pelea familiar. Víctima y victimario vivían juntos en el mismo predio pero en distintas viviendas. El lugar es propiedad de Echarry y de su hermana –casada con González-, tras sufrir continuos episodios de violencia de género la hermana de Echarry escapó de la casa y González nunca se fue. En medio de uno de los tantos reclamos que el imputado le hizo a su cuñado para que abandone la propiedad y deje a su hermana en paz, se produjo una discusión que terminó en una pelea y en la muerte de González.
A los pocos minutos de ocurrido el crimen, Echarry se presentó en la comisaría sexta. Entregó el arma homicida y confesó el crimen. El comisario Gustavo Cristian Daniel, era en ese momento la máxima autoridad de la comisaría y quien recibió a Echarry. Frente al jurado explicó que se trató de un caso extraordinario. “Por primera vez vi que los familiares del muerto estén más preocupados por el homicida que por la víctima. El hijo de González estaba más preocupado y angustiado por la suerte de su tío que por procurarle un velorio al padre”, relató el policía.
Los integrantes del jurado escucharán esta tarde los alegatos de las partes y luego deliberarán para determinar si Echarry actuó bajo legítima defensa o con dolo. Cualquiera de las dos opciones deberá contar con 10 de los 12 votos.
FD/PW