Los policías de Frontera, en Santa Fe, detenidos e imputados por la crucifixión de un joven, son investigados por dos nuevas denuncias. Se los acusa de haber torturado a un preso y de dispararle a otro. Investiga la Justicia de la ciudad de Rafaela.
La justicia de Rafaela investiga dos nuevas denuncias contra los policías acusados de haber crucificado a un joven la semana pasada. La investigación es por otros dos hechos en los que habrían torturado y vejado un a preso y abusado del arma reglamentaria con otro. Las denuncias las dio a conocer el fiscal general del Ministerio Público de la Acusación, Julio de Olazábal.
Los hechos involucran a los policías de la comisaría 6° de Frontera, una localidad ubicada en el límite con Córdoba. Según la causa, habrían hecho comer materia fecal y tomar orina a un preso. Y a otro lo habrían baleado.
La Unidad Fiscal del departamento de Rafaela, que es la encargada de la investigación, ayer recibió la visita de De Olázabal en un muestra “de enérgico apoyo” al trabajo que está realizando fiscal regional, Carlos Arietti junto a sus colaboradores.
Hace una semana se conoció el caso de Víctor Robledo, de 27 años, que apareció en la localidad cordobesa de San Francisco –lindante con Frontera- encintando de pies a cabeza y crucificado. Solo le habían dejado un agujero a la altura de la boca y otro alrededor de la nariz para que respire. El hombre denunció ante la justicia cordobesa que había sido golpeado por varios oficiales de esa comisaría tras haber tenido un altercado con un vecino. Cuando se confirmó que los hechos habían ocurrido en Santa Fe, el caso pasó a la fiscalía de Rafaela y comenzó la investigación que generó la detención de 12 efectivos. Tras las primeras actuaciones, 6 fueron excarcelados.
A los detenidos se les imputaron los delitos de alterar el libro de guardia, restringir la libertad de Robledo, no permitirle el acceso a alimentos y a ir al baño, aplicarle golpes y crucificarlo con cinta de embalar. A esto se le sumó que tras conocerse públicamente el caso, los oficiales lo buscaron para sugerirle que modifique su declaración y hasta le ofrecieron dinero a cambio.
En el primero de los dos casos que se sumaron, los policías involucrados pusieron a un detenido completamente desnudo de espaldas a una reja y allí lo esposaron con las manos afuera. Y así fue obligado a comer su materia fecal y a tomar el pis de otros dos presos que estaban en el lugar. Como todo eso hizo que el hombre vomitara, lo obligaron a esparcirse el vómito por el cuerpo.
El otro de los casos es por un hecho que sucedió cuando uno de los policías imputados habría disparado su arma reglamentaria, en una población vecina, a un hombre a quien se acusaba de cometer un delito. Y para que el hombre confiese le pegó un tiro en un dedo de la mano y otro en la pierna (que le fracturó el fémur). Varios testigos identificaron a personal de la comisaría de Frontera en el lugar.
El fiscal Arietti dispuso un sistema de protección de víctimas y testigos que colaboraron con la investigación. Y explicó que se adoptaron estas medidas debido “al terror que sienten las víctimas y los testigos. Se busca evitar que puedan amedrentarlos o cooptarlos, porque sabemos incluso que les ofrecieron importantes sumas de dinero para no declarar".
Junto a la fiscalía trabajan distintas fuerzas de seguridad, destacamentos policiales de otras jurisdicciones y policías de las divisiones Judicial y Criminalística, personal policial de esta dependencia en la protección de los testigos, efectivos de Investigaciones y de Asuntos Internos de Santa Fe.