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El crimen de Natalia Bernal, de 30 años, ocurrió en abril de 2011 en Pablo Nogués, en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas. El juicio, que comenzó esta mañana, debía haber empezado el mes pasado pero el abogado particular del acusado renunció a la defensa. Ahora, será representado por un defensor oficial.

"Al fin comienza el juicio. Estábamos ansiosos porque mi hija era la más querida de toda la familia y ahora espero que le den prisión perpetua", dijo a Télam Griselda Duarte, madre de la víctima.

Mientras convivían, Natalia ya había denunciado a quien en ese entonces era su marido en la Comisaría de la Mujer de Malvinas Argentinas. Él siguió atacándola igual. En uno de esos ataques, en enero de 2010, ella salvó su vida de milagro: Arrieta le apuntó con una pistola y gatilló, pero la bala quedó atascada.

El antecedente del intento de homicidio y las frecuentes golpizas no alcanzaron para que la Justicia interviniera. A principios de abril de 2011 Natalia tomó la decisión de marcharse del hogar familiar junto con su hija. La hermana de la mujer las recibió en la casa en la que vivía con su marido, Ricardo Oliveri.

La noche del 10 de abril, Arrieta la llamó por teléfono y la amenazó: le dijo que la mataría si no volvía a la casa. La llamó varias veces más, hasta que Natalia apagó el celular.

Al día siguiente, mientras desayunaba con su hija y su cuñado, que estaba inmovilizado por un accidente, sonó el timbre. Era Arrieta, que venía a cumplir su promesa. La mujer le abrió. Delante de la niña y de Oliveri, sacó una pistola y le disparó tres tiros a su ex pareja.

Mientras Oliveri llamaba a la policía, el mecánico escapaba en un Citroën C3. Natalia ya estaba muerta. El hombre estuvo prófugo hasta el 10 de septiembre de 2012, cuando fue capturado en la ciudad de Córdoba.

"Él había trasnochado y estaba drogado, siempre la golpeaba por celos y una vez hasta la quiso quemar", aseguró la madre de Natalia, que en el juicio es acompañada por integrantes de la Unidad de Victimología del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. "Estuvieron casi doce años juntos y siempre fue violento pero él la convencía para volver", dijo Griselda. "¿Por qué tuvieron que esperar a que pasara esto y no lo detuvieron antes de matar?", se preguntó la mujer.