Darío Ezequiel Castro, “El Cordobés”, afrontaba una pena que podía llegar a la prisión perpetua y lo encontraron ahorcado en su celda. Estaba imputado por el homicidio de la docente en septiembre de 2013 en Catamarca.
A las 7 de la mañana de hoy, Darío Ezequiel Castro yacía muerto en su celda del pabellón N° 6, del Servicio Penitenciario de Miraflores, Catamarca. Los oficiales que hacían la ronda a esa hora dijeron que lo encontraron así, ahorcado con una sábana. “El Cordobés” Castro, de 25 años, era el único acusado por la muerte de la docente santiagueña Fabiana Aranguez, ocurrida en septiembre del año pasado en esa misma provincia. La Justicia investiga la muerte del hombre que en pocas semanas debía ir a juicio oral.
Castro cumplía prisión preventiva en la cárcel de Miraflores, a 20 kilómetros de la capital provincial. A las 7:15 de hoy, la subcomisaría de esa localidad recibió una llamada de los agentes penitenciarios, informando que en el relevo celda por celda habían encontrado fallecido a un interno. La Policía se dirigió al Penal, donde certificaron la muerte de Castro.
La investigación por el deceso del acusado quedó a cargo del fiscal de feria, Mauricio Navarro Foressi, quien ya pidió una autopsia para corroborar las causas de la muerte. Así lo confirmaron a Infojus Noticias en el área de Relaciones Institucionales de la Policía de Catamarca. Por el momento, los investigadores aguardan los resultados de otros peritajes.
“El Cordobés” afrontaba por el asesinato de Aranguez una pena que, según el Código Penal, podía llegar a la prisión perpetua. En la causa se le imputa un homicidio criminis causae, es decir, el que se comete para facilitar u ocultar otro delito. Castro había sido sometido a pericias psiquiátricas para evaluar su estado de salud mental, de las que resultó que el hombre era imputable.
El crimen
Fabiana Aranguez apareció muerta la mañana del 5 de septiembre en la zona sur de la capital provincial. Estaba dentro de un auto Chevrolet Celta que había sido prendido fuego. El auto era suyo. Poco después de encontrarla, la Policía detuvo a Darío Castro cerca del lugar. Caminaba rumbo a su casa y llevaba consigo un cuchillo y varios objetos, entre ellos una radio y anteojos de sol.
Las pericias dirían después que el cuchillo tenía restos genéticos de la docente asesinada y que los objetos incautados pertenecían a ella. Castro fue entonces el principal acusado, y la hipótesis más firme era la de que había interceptado a Aranguez por la mañana, cuando ella salía de su casa del barrio Luis Franco, para robarle.
Todo habría ocurrido entre las seis y las ocho de ese día. Supuestamente, Castro obligó a Aranguez a subir al auto para desvalijarla en una zona más alejada, pero cuando pasaban cerca de un río seco, a unos 2 kilómetros, Aranguez quiso escapar. Siempre según la hipótesis judicial, “El Cordobés” la apuñaló y luego la metió en el auto para prenderlo fuego y ocultar así el homicidio.
Los fiscales Marcelo Sago y Miguel Mauvecín, de la unidad de Delitos Especiales, quedaron a cargo de la investigación y sostuvieron esa teoría. En diciembre, dieron por concluida la etapa de instrucción y pidieron elevar la causa a juicio oral.