Infojus Noticias

El incendio de la casa ubicada en Vélez Sarsfield 2348, en Quilmes Oeste, alertó en la madrugada, cerca de las 4,  a los vecinos que llamaron a los bomberos. No escucharon gritos desde el interior de la casa rodeada por un gran enrejado de color negro; ninguno de sus habitantes salió corriendo: estaban todos muertos.

Cuando los bomberos controlaron el fuego descubrieron el triple crimen. En uno de los dormitorios encontraron a la dueña de la casa, América Flores, de 75 años y a su nuera de 33. En el baño estaba el hijo, que era pareja de la otra mujer.  Los cuerpos de la madre y el hijo tenían una bolsa en la cabeza y estaban  maniatados. La joven sólo tenía un golpe en la cabeza.

“El principal móvil es económico”, dijo a Infojus Noticias el comisario general  Juan Domingo Ibarra, jefe de la Superintendencia de Seguridad Zona Sur 1. Las expectativas de los investigadores, que apuntan al entorno de las víctimas, están puestas en las imágenes que captó una cámara de seguridad instalada en el frente de la casa.

La investigación está a cargo del fiscal Andrés Nieva Woodgate, de la Unidad Funcional de Instrucción N° 4 del departamento judicial Quilmes, que está tomando declaraciones testimoniales a los vecinos. La instructora judicial, trabaja en el interior de la casa. “Se están recolectando pruebas y buscando elementos para  la investigación”, dijo a Infojus Noticias una fuente de la investigación.

“Se tomó declaración a todo el entorno familiar”, reveló Ibarra a esta agencia. Según explicó el jefe policial, la hipótesis más fuerte apunta a un móvil económico. "Probablemente se trate de algún conocido que fue a buscar dinero a la casa", detalló.

Flores vivía desde hacía muchos años en esa casa ubicada en un barrio de clase media acomodada de Quilmes Oeste. Las calles anchas y los chalets de dos pisos son un clásico de ese lugar al sur del conurbano bonaerense.  Vivía  con su hijo adoptivo de 35, que sufría un leve retraso mental, y su nuera de 33.  Su esposo había muerto hace muchos años y desde entonces ella vivía de la renta que le daban las propiedades que tenía en la zona.   

Según pudieron determinar los peritos que trabajan en el lugar, el fuego se desató en el living que tiene un techo de telgopor, lo que hizo que subiera rápidamente la temperatura. El incendio no alcanzó a propagarse por toda la casa.

Hace dos años la familia había sufrido otro incendio. Los vecinos contaron que en esa oportunidad los dueños de casa habían ido a un cumpleaños y cuando volvieron su casa estaba prendida fuego y el perro había muerto quemado. Desde entonces la familia hizo varias reformas a la casa, que incluyeron un quincho con parrilla en la parte de atrás.

Una cámara de seguridad es la prueba clave

La hipótesis de los investigadores de que él o los asesinos son conocidos fue avalada por los vecinos de la zona. Varios de ellos coincidieron que las víctimas eran “personas muy desconfiadas, que no le abrían la puerta de su casa a nadie que no conocieran”, según confiaron a esta agencia. La desconfianza de la familia llegaba a tal punto que en la parte superior del portón de la casa tenían ubicada una cámara de seguridad. Las imágenes que la cámara captaban eran guardadas en un CPU que estaba en el living. Cuando entraron al lugar los investigadores temieron que el dispositivo pudiera estar dañado por el fuego, pero tras una par de pruebas iniciales se mostraron optimistas. “Creemos que el análisis de la máquina va a llevar tiempo, pero se va a poder recuperar. Va a ser una prueba clave”, dijeron.