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El sepelio de Melina Romero fue corto y silencioso. Al mediodía, había casi cien personas alrededor de la capilla ardiente del cementerio de Pablo Podestá. Todos miraban hacia la puerta principal esperando la entrada de los autos funerarios. Llegaron cuatro Citroen púrpura a una velocidad que podía sobrepasarse a pie. Del primero bajaron los padres, Rubén Romero y Ana María Martínez, y del segundo un hombre de traje que dirigió el sepelio.

–Padres, familiares y amigos pueden acercarse, por favor. –dijo el hombre con voz firme indicando las manijas del féretro. –Un hombre más, por favor. ­–habló de nuevo y una mujer adulta ocupó ágilmente el lugar que faltaba.

Melina Romero había desaparecido el 24 de agosto, después de celebrar su cumpleaños en un boliche, y apareció muerta a orillas de un arroyo en José León Suárez la semana pasada.

La capilla se llenó con treinta personas, con los padres en primera fila. Los demás acompañaron afuera, bajo el sol, con una brisa ligera que acompañó todo el sepelio. Alrededor había más de veinte periodistas. No hicieron preguntas ni se acercaron más de treinta metros.

Durante el velatorio que se hizo ayer en la funeraria Metetieri, en Caseros, los amigos y familiares de Melina pidieron respeto por su sufrimiento y expresaron su profunda tristeza sin pronunciar palabra. “Este es un momento íntimo de dolor, no queremos mostrarnos así a los medios”, dijo Rubén Romero. La madre, Ana María Martínez, pidió “justicia, no venganza propia. Que los culpables paguen y me gustaría que existiera la pena capital. Mi hija se tuvo que haber defendido, de cualquier manera no deja de ser un femicidio”. El padre había pedido lo mismo el día de la autopsia. “Este es un hecho criminal y espero que castiguen a todos los culpables. Que la justicia les caiga y queden bien presos, de por vida si es posible”.

El nicho 14 de la manzana 15 donde sepultaron a Melina estaba dispuesto desde la mañana. Permanecía abierto con una capa de cal en el piso y una lápida sin epitafio en el suelo. “La cal es para que el cajón no se pegue al piso en caso de que pierda peso y algún líquido se filtre por la madera”, explicó uno de los sepultureros.

–Padre, madre, familiares y amigos pueden despedirse ahora si quieren. –dijo el hombre de traje parado entre el ataúd y el nicho. Nadie pronunció una palabra. La familia rodeó el cajón, muda. Por fin, al cabo de unos minutos, el sollozo de alguien llenó el silencio de ese pasillo lleno de tumbas hasta el techo.

–Ahora, por petición de los padres, vamos a dejar sola a la familia frente al nicho. –pidió el mismo hombre y todos salieron del corredor sin hacer murmullo ni una seña.

Lo último que pudo verse fue a los hermanos de Melina tocando la placa con los dedos, la madre parada rígida de frente al nicho y el padre mirando al techo. Cinco minutos después, con la misma discreción que llegaron, en silencio se subieron a los autos y salieron del cementerio.

Una amiga de Melina dijo a Infojus Noticias que esta semana todos los amigos del barrio se movilizarán desde el boliche Chankanab para pedir justicia por el asesinato de la adolescente.

Qué dijo la autopsia

La autopsia se realizó el sábado pasado en la morgue de Lomas de Zamora desde las 10 de la mañana. Tras ocho horas, cerca de veinte especialistas no pudieron definir las causas de la muerte. Identificaron contusiones, una en la cabeza, y determinaron que Melina fue asesinada poco después de su desaparición. “Se tomaron muestras y sopados con todo el rigor científico. En principio esperamos tener los resultados definitivos el viernes”, dijo Nelson Caivano, abogado de Elías “el Narigón” Fernández, uno de los cuatro detenidos.

Aunque descartaron que el cuerpo hubiera estado sumergido en el agua, como indicó la testigo clave, confirmaron que estaba envuelto en una manta “lo cual ratifica que ella presenció el asesinato”, dijo Caivano. Además de “El Narigón’, están detenidos un T., un adolescente de 16 años conocido de la familia; Joel “Chavito” Fernández, de 20 y Javier “El Pelado” Rodríguez, de 44.

La justicia busca a dos sospechosos más. El hombre que habría manejado el auto en que llevaban a Melina y otro que es el padrino del adolescente. “Faltan responsables y los que están detenidos tienen algo que ver, son lobos con piel de cordero. Faltan uno o dos”, dijo la madre de Melina durante el velatorio.

La joven salió de su casa la noche del 23 de agosto a celebrar sus 17 años en el boliche ‘Chankanab’ de San Martín. Las cámaras de seguridad registraron que llegó a las 23.24 y salió a las 6.46 del domingo acompañada de tres o cuatro hombres.

Resuelven la situación del único menor detenido

La Cámara de Apelaciones de San Martín realizará mañana una audiencia oral para definir si confirma o revoca la prisión preventiva para T., el menor de 16 años detenido por el homicidio de Melina Romero.

La audiencia será a las 10 en la sede de los Tribunales de San Martín, en la avenida Ricardo Balbín 1753. Allí, el abogado defensor del menor, Jorge Novarese, tendrá la posibilidad de exponer en forma oral y mejorar los fundamentos de la apelación que presentó a la prisión preventiva.

En la audiencia también estará presente el fiscal del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de San Martín Mateo Guidoni, quien defenderá la acusación que pesa contra el adolescente como presunto coautor del crimen para que continúe detenido.

La jueza de Garantías del Joven 1 de San Martí­n, Marí­a Eugenia Arbeletche, dictó la prisión preventiva de este menor el pasado 22 de septiembre. La magistrada consideró creíble a la testigo clave que menciona a este chico como uno de los autores del asesinato y su casa de Pablo Podestá como el lugar donde asesinaron a Melina. Para la jueza Arbeletche, existían "riesgos procesales" por los cuales había que mantener al imputado detenido.