Infojus Noticias

Todo el barrio Parque San Martín de Merlo lo sabe: Cristian el "Moma” Méndez amenazaba a diario a su ex pareja, María Karina Flamenco, desde hacía varios meses. Se aparecía en la escuela y el jardín a la que iban sus hijos. En marzo llegó a agredirla en la calle. Los mismos vecinos que rescataron a los chicos entre las llamas revoleaban piedras a Méndez cada vez que lo veían llegar al barrio. María Karina, su pareja actual y sus seis hijos murieron la madrugada de ayer prendidos fuego en la casa que compartían.

Méndez continúa prófugo. Anoche el fiscal Sergio Dileo ordenó la detención al juzgado de Garantías local, en la causa caratulada "homicidio agravado por el medio empleado y por violencia de género". Lo estamos buscando desde ayer en todos los lugares que solía frecuentar y donde podría estar escondido", dijo a Télam uno de los jefes policiales a cargo de su captura.

En la búsqueda de Méndez, participan distintas brigadas no sólo de la Jefatura Departamental de Merlo y la Dirección de Investigaciones (DDI) de Morón -directamente afectadas a la causa-, sino de otras áreas de la policía bonaerense.

Anoche, la policía allanó su vivienda y la de su madre, una en la calle Bermejo 2290 y la otra en Bermejo 2700 del barrio Matera, de Merlo, y no lo encontraron. "No descartamos que parte del plan de Méndez haya sido fugarse al interior del país ni bien terminó con su plan criminal. Lo estamos buscando", agregó el jefe policial consultado.

Esta mañana el padrastro de Gastón Olivera, una de las víctimas, adelantó que el lunes la familia se presentará en sede fiscal para denunciar "negligencia" en el caso.

"Tenía como siete denuncias por los problemas con esta persona, pero nadie la escuchó ni le brindó ayuda", dijo esta mañana Julia, la madre de Gastón Olivera. "Karina lo había denunciado y la Justicia le había puesto (al agresor) una restricción. No sé cómo pudo llegar hasta la casa", afirmó la mujer en declaraciones a los medios.

Según el resultado de las autopsias, toda la familia murió por inhalación de monóxido de carbono y los primeros estudios establecieron que el fuego se inició en una cama cucheta, y como ésta estaba pegada al único ventiluz de la vivienda, sospechan que fue encendida desde afuera con un encendedor o fósforo.
El sospechoso tiene una denuncia por maltrato, radicada el 7 de marzo en la comisaría III de la localidad de Parque San Martín, según confirmó el jefe de la Departamental Merlo, Hugo Santillán. Una vecina, María, contó que empezó a escuchar gritos, y al ver por la ventana vio "llamas terribles" y que, junto a otras personas, llamaron a la Policía, a los bomberos y a la ambulancia.

“No sé qué va a pasar con mi hija”, le había dicho unos días atrás Rita, la madre de Karina a una vecina.Tenía miedo. Ahora, los vecinos intentan contenerla ante la tragedia porque hace unos meses sufrió un ACV y temen por su salud. Rita no puede retener el llanto. Sus otros tres hijos tampoco. Yamila tiene 31 años y es hermana de María Karina. “Todo el barrio lo conoce. Fue él”, sentenció en diálogo con Infojus Noticias mientras buscaba un pañuelo para secar las lágrimas. A la noche será el velatorio de su hermana y sus sobrinos.

La policía también estaba al tanto del caso, sin embargo según denuncian los vecinos y familiares no había actuado. “Nunca le dieron bolilla de nada”, confió Yamila a esta agencia.

Norma vive a 30 cuadras del incendio pero es vecina de los padres de Karina. Es chaqueña como los Flamenco y los conoce hace tiempo. Preocupada por la inacción policial esta tarde decidió movilizar a algunos vecinos. “Que se ocupen de las denuncias que uno hace”, dijo a Infojus Noticias.

A las 20 se encontraron en el cruce de las calles Echeverri y Rawson. Buscan justicia pero también quieren que la policía los escuche cuando se acercan. “En la comisaría no se mueven y la Justicia así nunca llega”, opinó Norma.

No hay casa o casilla en Merlo que no tenga rejas, alambrado o filos de vidrio en las medianeras. La casa donde vivían Karina y Gastón Olivera con seis niños estaba metida veinte metros para adentro de la vereda. El incendio ocurrió a una velocidad que tiene a los vecinos asombrados y llenos de preguntas. Los más cercanos, de la misma cuadra, están angustiados en la vereda, algunos con los ojos llorosos, despiertos desde anoche, cuando intentaron rescatar a la familia y ni tirando parte de las paredes pudieron.

La familia cerraba todo con cuidado las amenazas de Méndez. Olivera, su primer marido, volvió en enero a compartir la casa para poder cuidar a sus hijos. Sabía, por Karina, de las amenazas.

Ana vive al lado de la casa incendiada y no encuentra explicación ni consuelo. "Él entraba y salía de la comisaría como si fuera su casa. Karina se cansó de denunciarlo. Lo soltaban porque él decía que estaba loco porque tomaba medicación", dijo a Infojus Noticias.

Ana habla con la voz quebrada. Antes de ayer Méndez le dijo "ya mañana -por ayer- vas a tener noticias de tu amiga" y Ana se culpa de no haberle dicho a su amiga, como si eso pudiera haber evitado algo. Todos los días Méndez iniciaba peleas, le pegaba a Karina, la amenazaba. Y a diario los vecinos lo sacaban a pedradas. "Él decía que lo iba a matar a cuchilladas al Gastón, que a Karina se le iba a aparecer con un revólver".

Las denuncias previas

Nadie pudo dar la protección adecuada ante las amenazas. Laurana Malacalza, del Observatorio de Violencia de Género dijo a Infojus Noticias que "la instancia de escucha inicial del testimonio de las víctimas de violencia es fundamental para establecer con claridad los indicadores de riesgo y las medidas de protección necesarias de acuerdo a la singularidad del caso". La justicia deberá esclarecer también las responsabilidades institucionales ante la desprotección de las ocho personas fallecidas. A esto se suma que cuando llegaron los bomberos no tenían agua y que la ambulancia no estuvo cuando era necesaria: los niños que aún vivían fueron llevados al hospital en el patrullero.

Oscar y Claudia tienen un comedor a una cuadra de la casa de Karina. Ella comía allí a diario y mandaba a las nenas. "Últimamente, dice Claudia, mandaba a los chicos para no encontrarse con Cristian. Él ya la había amenazado antes en el comedor, porque él también iba. Más de una vez tuvimos que echarlo. Nos cayó como un balde de agua fría esto”.

Malacalza señala que la violencia contra los chicos es parte del castigo que se proyecta contra las mujeres, sobre su propia capacidad de dar vida. Es parte de la "crueldad inútil" donde todo se destruye con una crueldad feroz.

El fuego se propagó rápido en el mono ambiente de la esquina de Iwanosqui y Larsen. Adentro dormían Olivera, Flamenco, Ian, Yael, de 13, Briana, de 11, Sakira de 10, Alejo –discapacitado- de 7, Mayla de 5. Los mayores y uno de los menores, murieron por quemaduras y los otros cinco, por inhalación de monóxido de carbono.

 “Cristian mató a todos, estaba muy celoso. Es un psicópata “, aseguró Daiana, otra vecina de la familia.