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“Lo que ocurrió fue parte de la segunda Guerra Fría, fue un conflicto armado entre argentinos que se desarrolló  en territorio argentino y en el cual se cometieron actos ilegales. Hubo actos valientes, patrióticos y horrendos de los dos bandos”, dijo hoy el ex policía Eduardo Ramos en un tramo de su exposición ante el Tribunal Oral de Santa Fe. Esa línea argumental, que huele a la reedición de la “Teoría de los dos demonios”, condimentó el inicio del juicio por “asociación ilícita” contra Ramos, el ex juez Víctor Brusa, María Eva Aebi y Juan Calixto Perizzotti. Todos  ellos ya fueron condenados en 2009 por los delitos de privación ilegítima de la libertad, agravada por violencias, amenazas e imposición de tormentos.

Ramos, a quien llaman “Curro”, fue el único de los cuatro acusados que hizo uso del derecho a la defensa en el inicio del proceso oral. Los otros se limitaron a escuchar la lectura de la acusación, en una jornada que se extendió por más de cinco horas porque su viejo compañero del grupo operativo hizo una exposición prolongada. Sus planteos se extendieron a tal punto que el tribunal decidió pasar a un cuarto intermedio hasta mañana.

Según el cronograma de audiencias, después de que Ramos cierre su exposición, declarará Otilia Acuña, que tiene 92 años y vio cómo la patota que integraba “Curro” mató a su hija, Nilda Elias, a pocos centímetros de ella, en abril de 1977. Ese crimen también lo vieron los dos hijos de Nilda y lo percibió su bebé. Acuña, que integra Madres de Plaza de Mayo, nunca declaró ante la Justicia sobre el asesinato de su hija. Mañana será la primera vez.

También deberá declarar Marina Destefani, que es la hija de Silvia Suppo, que declaró contra Brusa en el juicio pasado y unos meses después de la condena fue muerta a cuchillazos, en un episodio cruzado de oscuridad. La asociación “Verdad y Justicia por Silvia Suppo” considera que se trató de un asesinato político. “Marina es la que puede recuperar el testimonio de su madre, es la que lo puede llevar ante el tribunal”, explicó el abogado querellante Guillermo Monne.

Además declararán dos ex presos políticos que detallarán cómo funcionaba la banda que integraron Ramos, Brusa, Aebi y Perizzotti. Según la querella, Ramos era un “operativo”,  encargado de secuestrar y torturar. “Él se reconoce como espía infiltrado en la facultad de Derecho pero su rol era el de secustrar, torturar y violar”, precisó Monne.

Brusa era un empleado del Poder Judicial que se hacía pasar por secretario de un juzgado. Era el que se encargaba de lograr que las víctimas firmaran las confesiones escritas por los torturadores.  Era la “pata judicial”.Ahora está preso en la cárcel común de Las Flores, en Santa Fe. A fines de 2009, fue el primer juez federal condenado por crímenes de lesa humanidad. 

La logística fue aportada por Perizzotti, que junto con Aebi controlaba la Guardia de Infantería, donde funcionó uno de los lugares de cautiverio de los presos políticos. Se encargaba de los traslados y las inhumaciones de los cuerpos.