Daniel Vilte Laxi y Clemente Santos Vera fueron absueltos por el crimen de las turistas francesas en Salta. Torturados por la policía, amenazados e imputados sin pruebas, vivieron una pesadilla que duró casi tres años, desnudando una impunidad policial y judicial que sacudió a toda una provincia. Esta semana retomaron sus vidas. Estas son sus historias.
El 1 de agosto de 2011, Daniel Vilte Laxi había ido a visitar a su abuela en San Lorenzo, a 12 kms de la ciudad de Salta. Esta mujer, que lo crió junto a su tía Claudia desde que tenía dos años, había quedado viuda hacía poco. A los 80 años se tenía que ocupar de todo: buscar leña para cocinar, cultivar la tierra y cuidar de los animales. Daniel, que vivía en la capital junto a su mujer embarazada y su hijo de tres años, volvía seguido a la tierra que lo vio crecer, un paraje de montañas y nubes que termina en un mirador que lo domina todo. Allí conviven las casonas de las familias más ricas de Salta con construcciones de palos y hormigón de familias muy humildes.
El día que Vilte visitaba a su abuela, una procesión de vecinos recorría las casas con la estatua de San Roque, para proteger a los animales de la zona. Y la policía salía a cazar baqueanos. Tres días atrás, habían descubierto el cuerpo de dos turistas francesas cerca del mirador. Cassandre Bouvier, de 29 años, y Houria Moumni, de 24, habían sido violadas y asesinadas de forma salvaje. El juez de instrucción, Martín Pérez, había dado la orden de encontrar culpables y cerrar la causa lo más rápido posible. La Brigada de Investigaciones Especiales fue hasta lo de los Vilte, se llevó a Daniel a declarar y nunca más lo devolvió. “Se dejó la campera en casa porque supuestamente volvía en un ratito. Él quería colaborar con la policía y no tenía ni idea de lo que había pasado. Desde ese día empezó el martirio para nosotros. Se nos vino el mundo abajo”, dijo Claudia, su tía, a Infojus Noticias.
La policía lo golpeó, lo picaneó y amenazó con violar a su mujer si no confesaba el crimen. Daniel nunca confesó y quedó detenido e imputado sin pruebas.
Claudia Vilte Laxi, la tía de Daniel
La policía seguía rastrillando y haciendo detenciones entre los vecinos. Como no es fácil acceder a la zona del mirador, miembros de la Brigada le pidieron a Santos Vera, un jardinero y baqueano de la zona, vecino de los Vilte Laxi, que les hiciera de guía. Vera accedió y acompañó a los policías. Estuvo en la escena del crimen y al día siguiente lo detuvieron. Otra vez, no había explicación. “Tenía un bebé de dos meses y estaba tan contento con su hijito... Ese día salió por esa puerta y no volvió más”, contó entre lágrimas Natividad, su madre, el día antes de la sentencia. Esta mujer de 70 años, sentada en su casa de San Lorenzo, está rodeada de sus perros y espera al resto de sus hijos. Se fueron a rezarle al monumento que Michel Bouvier, el padre de Cassandre, mandó construir en el lugar donde encontraron los cuerpos. La familia Vera confió en que las chicas, desde el más allá, iban a ayudarlos para conseguir justicia.
Natividad, la madre de Santos Vera
Seis días después de las detenciones de Daniel Vilte Laxi y Santos Vera, la policía dio con una pista clave: alguien había hecho una llamada del teléfono de Houria. Esa persona era la novia de Gustavo Lasi, el hombre que el lunes fue condenado a 30 años de prisión por el robo, violación y asesinato de las francesas. Lasi fue detenido y en su declaración inculpó a Vilte Laxi y Vera. Le dijo al juez de instrucción, Martín Pérez, que se los había cruzado por la zona del Mirador el 15 de julio, fecha en que los peritos fijaron la muerte de las chicas. Confesó que había violado de las chicas pero que después se había ido. El asesinato no corría por su cuenta, dijo. Las declaraciones de Lasi, a pesar de las contradicciones y las inexactitudes, enterraron a los dos hombres. “Los Lasi siempre tuvieron problemas con nuestra familia. Viene de hace tiempo. Nos robaban animales y los carneaban”, cuenta Claudia.
“Desde el día 2 de agosto, yo estaba como atontada, no reaccionaba. Lo único que hacía era pensar en los chicos, pensar en él. No fue fácil para nosotros. Mi casa es un rancho. Nada viene regalado. Marcelo llegó a nuestras vidas a través de la suegra de Daniel. Él tomó el caso y desde ese día nos acompaña”. Claudia Vilte habla de Marcelo Arancibia, el abogado que representó ad honorem desde el primer día a su sobrino. Arancibia se transformó en un protector de la familia, tanto es así que Daniel le pidió que fuera el padrino de su segundo hijo, Marcelito.
El abogado Marcelo Arancibia con Daniel, después de la sentencia
El lunes las 19 horas, la sala de audiencias del juicio estalló en aplausos. Después de siete horas de deliberación, el Tribunal de la Sala II de Salta leyó la sentencia. Daniel Vilte Laxi y Santos Vera fueron absueltos en un fallo que coincidió con el pedido de la querella encabezada por el padre de Cassandre. Y ese mismo día recuperaron la libertad después de casi tres años de encierro. Lo primero que hicieron fue abrazar a sus hijos. Daniel fue con su familia a lo de su abogado que le había preparado una fiesta de recibimiento. A Santos Vera lo recibieron con batucadas en San Lorenzo.
Santos Vera se reencuentra con su hijito
"No lo puedo creer todavía. Estuve injustamente preso mucho tiempo. Ahora vamos a poder retomar nuestras vidas. Va a costar. Pero hay que seguir. Conseguir un trabajo y recuperarar el tiempo perdido. Ojalá que alguien de la cara", dijo Daniel Vilte al día siguiente de salir del penal. Todavía no piensa en una reparación estatal pero su abogado Arancibia sí. "Esto no puede quedar impune. Pero tiempo al tiempo, ahora hay que festejar", dijo a Infojus Noticias.