El gobierno argentino junto al brasileño y el paraguayo evalúan formar un comité tripartito. Los afectados por la inundación sobreviven colectivamente en las iglesias, las escuelas y las casas destruidas de Formosa, Chaco, Misiones y Corrientes. Los pactos de solidaridad en la urgencia.
En el noreste decir “crecida” significa alerta. Ante eso desde el Gobierno Nacional se anunció ayuda para 14.313 damnificados por las inundaciones en las provincias de Formosa, Chaco, Misiones y Corrientes. La combinación de lluvia con el colapso de un dique en Brasil desbordaron los ríos Uruguay, Paraná e Iguazú, mientras que a unos kilómetros las tormentas acaudalaron al Paraguay y pusieron de emergencia toda su costa. El gobierno argentino junto al brasileño y el paraguayo evalúan formar un comité tripartito. En el norte de Entre Ríos llegó la crecida y trasladan a los primeros evacuados. En las iglesias, las escuelas y las casas destruidas aparecen las microsociedades de la urgencia: pactos de solidaridad para resistir hasta que las aguas bajen.
Los que ataron su casa de madera a un árbol todavía la tienen. Vicenta Cardozo lo hizo. Y enterró el primer palito para medir hasta dónde llegaba el río a las siete de la tarde del jueves 31 de junio. Lo movió hasta las ocho de la mañana del otro día, mientras ponía su ropa en bolsas y tomaba mate para alargar la partida lo máximo posible. Ella como muchos en la localidad correntina de Santo Tomé no querían dejar sus terrenos. Pero el Río Uruguay subió 15 metros en pocas horas y llegó hasta la casa de Vicenta, la de sus diez hijos, sus 42 nietos y tres biesnietos. Ahora son en total 2500 personas evacuadas.
“Nos dieron una carpa por persona la primera noche. Como somos muchos en algunas ponemos la ropa y en otras dormimos. Apenas terminamos de armar una, ayudamos a armar la otra al que lo necesite. Algunos de la familia se fueron a dormir a los refugios y otros nos quedamos para cuidar lo que nos quedó. Mosquitos no hay muchos, pero sabemos que las víboras vienen con la corriente”, dijo Vicenta a Infojus Noticias.
A cinco cuadras de la zona crítica la escuela primaria 561 funciona como refugio. Ahí la secretaria de Desarrollo Social Estela Uguet llega a la mañana y se va a la noche desde que la misma crecida que inundó Misiones llegó a Corrientes. Uguet camina por la escuela donde ya la conocen todos, frena para saludar cada dos pasos, y habla:
-Los rollos gruesos de plástico negro que se usan para los cultivos se convirtieron en carpas y se agotaron por completo en el pueblo. Los cortamos en tramos de 10x5 metros para repartilos y tenemos 5mil metros cuadrados de plástico distribuido: la gente no quiere dejar sus cosas a pesar de la inundación y es una forma de ayudarlos. La cocina la maneja el ejército, que prepara cuatro comidas por día para repartir entre los que están y los que se quedaron cerca del río.
Los evacuados llenan aulas y pasillos con casitas hechas de mesas y sillas apiladas, también cubiertas por plásticos. Los alimentos frescos para las raciones los pone el municipio, mientras que los víveres secos llegan en camiones del Estado nacional. En el patio de los recreos cada rincón donde hay sol tiene ropa tendida. “El fin de semana tuvimos que arreglarnos con las donaciones de los vecinos porque estábamos varados. Ahora que no quedó plástico para las carpas provisorias esperamos que no llueva más, pensamos que lo peor ya pasó”, dice Aguet.
Dos hijas de Vicenta consiguieron carpas pero se quedaron en la escuela con sus hijos. “El agua de sus casas ya bajó pero no las dejan venir hasta fumigar, porque dicen que en los huecos de las paredes pueden haber bichos”, cuenta ella. La madre de Vicenta tiene 105 años y tampoco está en el caserío donde las mujeres son mayoría: la llevaron a la casa de un pariente para que no tome frío.
Frente a la plaza principal, en el cuartel de bomberos, el coronel Araujo indica en un mapa por qué Santo Tomé es el lugar más afectado de Corrientes. “El agua desbordó el arroyo Tacuar y el Picardía. Como la zona es de barrancas se hizo una olla. El agua salió 500 metros de su curso y se quedó. Tapó rutas, puentes y arruinó sobre todo a las familias humildes. La ciudad quedó aislada”, dice Araujo.
El fin de semana fue una vigilia para los bomberos. Mientras que algunos manejaban los camiones para trasladar a los evacuados con sus cosas otros abrían camino con las máquinas retroexcavadoras. Según Araujo, “todavía quedan días de trabajo agitados porque hay muchas personas que no se reportaron y que hay que evacuar”. El conteo oficial dice que 200 casas desaparecieron.
Porque una crecida así no pasa desde 1983. “Esa vez perdí todo lo que tenía pero ahora saqué las cosas a tiempo. Me quedé mirando cómo se inundaba la casa desde unos metros y repetía para adentro que lo más importante era mantenerme con vida. Estoy vivo. Estoy vivo. Como no puedo hacer fuerza por la próstata mis hijos me ayudaron a mover las cosas unos metros arriba”, dice Francisco, que tiene 70 años de correntino y chacarero. En el patio de uno de sus hijos, desde la entrada a su carpa de emergencia, Francisco puede ver el techo de su casa inmersa en agua: "La puta madre que hice el techo de madera".
Formosa, Chaco, Misiones, Corrientes y ahora Entre Ríos
Chaco prorrogó la emergencia hídrica para asistir a las más de mil familias afectadas por la subida del Paraguay y el Paraná. Formosa tiene 8mil evacuados y el gobierno provincial declaró la emergencia en toda la ribera del Paraguay, desde el Pilcomayo hasta la desembocadura del Bermejo. En Misiones el Tribunal Superior de Justicia “puso a disposición el equipo de médicos y psicólogos de todas las circunscripciones para contener a los inundados”, informaron a Infojus Noticias.
En Entre Ríos el Uruguay empezó a crecer el miércoles. Tres días después un barrio de Concordia quedó 13 metros bajo el agua. Los ribereños están preocupados pero no sorprendidos.
“Los del barrio Nebel sur ya saben que cuando hay crecida el arroyito Manzo sube y tapa todo. El gobierno les construyó unas casas lejos pero llegan otros y se vuelven a meter. Además los que tienen sus casas en la zona norte, que no son tan humildes y tienen lindas construcciones, no se quieren ir a pesar del peligro porque invirtieron y no lo quieren perder. De este lado de la avenida no llega a tapar las casas pero igual hay que evacuar, porque hace dos años el río subió 15 metros y se perdieron muchas cosas”, dice María y quiere que a ella también la evacúen.
Una funcionaria de Obras Públicas calza botas de goma y le dice a María que todavía no:
-Hacemos una lista con las personas que hay que evacuar con camiones. Otra lista de los que para los que van a refugios porque no tienen casas de familires o conocidos para quedarse. Ser un evacuado es como mudarse de emergencia y las personas colapsan, por eso damos indicaciones rápidas y firmes. Traiga, suba deje lo que no se puede. ¿Tiene mascota? Súbala. El miércoles evacuamos toda la zona de máximo riesgo y hoy sábado creció de golpe y está tomando calles que no se inundan seguido. La situación es grave pero está controlada para que no hayan vidas en riesgo.
A metros una familia no se quiere ir de su casa porque los llevarán a un cuartel de operaciones y ellos prefieren ir a una escuela: insultan al ejército hasta que llega la policía. Otra familia desatornilla el aire acondicionado antes de subir al camión y unos vecinos los ayudan a cargar la heladera porque es muy pesada. Un perro va y viene con la mirada en un punto fijo del otro lado de la inundación, probablemente la casa donde vivía, hasta que se mete y lo lleva el cauce. Caen unas gotas y el cielo está encapotado. Una radio entrerriana dice que las tormentas pasaron y que los ríos crecen. Tres veces lo dice: crecen.