José Luis Díaz murió anoche tras agonizar 13 días. Lo acusaban de haber intentado robar un celular con una pistola de juguete, pero fue atacado por entre 10 y 15 vecinos. La justicia todavía no logra identificar a los responsables. “Esperamos que la Justicia actué”, dijo Sofía, la hermana.
“Esto tiene un sólo nombre: asesinato. Fue un linchamiento, un abuso. Si mi hermano es un ladrón, ellos son unos asesinos”. La que habla es Sofía, hermana de José Luis Díaz, el joven de 23 años que anoche murió en el hospital de Urgencias de Córdoba –tras una agonía de 13 días– producto de los golpes un grupo de vecinos de barrio Quebrada de las Rosas, al oeste de la capital cordobesa.
De acuerdo con la investigación judicial, el jueves 11 por la tarde José y otro joven intentaron robarle el celular a un adolescente de 16 años. Estaban armados con una pistola de juguete. El robo no se concretó porque una turba de vecinos – entre 10 y 15, según el fiscal Rubén Caro– inmovilizó a José y lo machacó a golpes, hasta provocarle fractura de cráneo. Ya inconsciente, los agresores lo ataron con alambre a un poste de luz y huyeron. Cuando la policía llegó el único que estaba cuidando a José era el adolescente de 16 años al que había querido robar. Díaz nunca despertó.
Ninguno de los que participó de la paliza fue individualizado. Las variantes van desde un pacto de silencio, pasando por temor a represalias, hasta la pasividad de la fuerza policial. “Nosotros no somos como ellos. Esperamos que la justicia haga algo”, dijo Sofía a Infojus Noticias.
“Se avanza lentamente, por la poca colaboración de los vecinos”, dijo el fiscal Rubén Caro a esta agencia. “Ordené varias diligencias, esperamos tener novedades en las próximas 48 horas”.
Desde ayer, el caso es investigado por la división Homicidios de la Policía. Caro todavía no caratuló el caso como homicidio. Según dijo, maneja varias hipótesis, desde homicidio en riña hasta homicidio simple. “Tenemos datos para saber que algunos tuvieron una participación más activa que otros”, sostuvo. En tanto, desglosó de la investigación la causa donde debe determinar si Díaz y Claudio Domínguez, de 21 años, detenido desde el 12, intentaron asaltar al adolescente.
"Espero que los culpables paguen. Esto no fue una riña: eran más de 15 personas golpeando a mi hijo. Mi hijo fue hallado golpeado, sin ropa, atado con alambre a un poste”, dijo a radio Universidad, Isabel, madre del joven asesinado. Hoy, la familia esperaba que la justicia les entregue el cuerpo para poder velarlo.
Según el abogado cordobés de la Campaña Contra la Violencia Institucional, Lucas Bruno, la de muerte el riña es una figura “vetusta, que viene del duelo o y casi no se usa. Garantiza penas menores a los culpables”. Para el letrado, lo correcto sería considerar un agravante para el homicidio, como ensañamiento o alevosía que “implica un actuar desproporcionado en los medios utilizados para causar la muerte”. La alevosía implica un empleo intensivo y extensivo de medios para provocar la muerte, generando un sufrimiento innecesario en la víctima, y la saña es el aprovechamiento de la indefensión. Ambos agravantes prevén una pena de prisión perpetua.
Fuenteovejuna
A los barrios José Ignacio y Quebrada de las Rosas, en el oeste de la capital cordobesa, los separa una calle. José Luis Díaz, sus padres y sus siete hermanos vivieron siempre en barrio José Ignacio. Hace pocos meses, Isabel se mudó a barrio Mafekin con varios de sus hijos. José quedó viviendo sólo, en la casa familiar, que queda a escasas cinco cuadras de la esquina de Chancay y Tablada, donde quedó atado y con fractura de cráneo. Desde el jueves 11, entre los dos barrios flota un clima de tensión y angustia, que crece la medida que se extiende el silencio de quienes no colaboran para esclarecer el caso.
“Mi hermano trabajaba, era buen chico, hacía construcciones”, dijo Sofía. “El viernes antes de que pasara todo esto fuimos al baile de La Mona, en el Sargento Cabral. El martes a la noche vino a dormir a nuestra casa, en Mafekin, y se fue el miércoles temprano. El jueves pasó todo esto: vino un amigo a decirnos que lo tenía la Policía. Nunca imaginamos que lo íbamos encontrar así” relató la hermana del joven.
El martes, los médicos del Urgencias ya le habían comunicado a la familia de Díaz que el estado de salud de José era irreversible: tenía muerte cerebral. “Mi mamá decidió donar los órganos. Un chiquito de 12 años de Buenos Aires recibirá su corazón”, contó Sofía.
WC/SH