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Lucas Saravia tenía 16 años y 10 hermanos. El año pasado se mudó a la zona de Ugarteche, en Luján de Cuyo, para vivir con su abuela y sus tíos. El martes apareció carbonizado, después de que un grupo de vecinos fuera a incendiar la casa en la que vivía, tras un robo cometido a pocos metros de allí y del que se acusaba su familia. En el caso intervienen dos fiscalías: una que investiga el robo y otra, el linchamiento y la muerte del joven.  “Fueron y prendieron fuego la casa”, contó a Infojus Noticias Víctor Loyola, comisario general de Luján de Cuyo, Maipú y el Corredor Internacional. “Se está tratando de individualizar a las personas que participaron del hecho”, agregó.

Ugarteche es una localidad chica con un centro urbano aún más pequeño. En el lugar vive la segunda comunidad de bolivianos de Mendoza –la primera está en Guaymallén– donde se encargan mayormente de la actividad agrícola, cultural y vitivinícola del lugar. Grandes chacras y el río Tununyán son parte de un paisaje que el lunes cambió por completo.

Ese día, en menos de 200 metros y dos horas, hubo: una protesta, un robo, un linchamiento y una muerte. Cerca de las 20:30, los vecinos de Ugarteche cortaron la intersección de las rutas provinciales 15 y 16, en reclamo de mayor seguridad para la zona. Eran entre 70 y 80 personas. Pidieron hablar con las autoridades del lugar y hacia allí fueron el jefe de la Departamental y el de la Subcomisaría local. “Mientras se estaba haciendo el reclamo, llegó corriendo un joven que explicó que, entre cuatro y cinco personas, habían entrado en la casa de su abuela, en el barrio Unión Oeste II, manzana 40, a pocos metros de donde estaba la movilización”, contó Loyola.

El joven también les relató cómo una de esas personas estaba armada y, bajo golpes y amenazas, se llevó junto a los otros desde una cortadora de fiambres –en la casa funciona un kiosco y almacén–, un televisor, un monitor, un celular y hasta una garrafa de 10 kilos. La policía se dirigió al lugar y detuvo a uno de los asaltantes, que tenía varias de las cosas robadas en su poder. Por su parte, los vecinos que estaban convocados en el corte de la ruta también fueron hasta el lugar y, junto con otras personas que estaban cerca de la casa robada, “se dirigieron hacia el domicilio de los sospechosos que queda en el mismo barrio, a pocos metros del local asaltado, y comenzaron a prender fuego la casa. Algunos se resistieron, pero después todo se descontroló”, completó Loyola.

El fuego consumió la precaria vivienda donde vivían miembros de las familias Saravia, Campos y Bravo –todos parientes entre sí–, y se propagó a dos casas linderas. Recién entonces, la gente “se tranquilizó”, contó el comisario regional.

Cuando el fuego se sofocó, ya había avanzado la noche. Y, en la madrugada, los familiares de Lucas se presentaron en la subcomisaría local para una averiguación de paradero, porque no lo encontraban. “Se montó un operativo que no dio resultados”, contó Loyola. El misterio continuó hasta que salió el sol y bomberos y peritos comenzaron el trabajo de pruebas y remoción de escombros en la casa incendiada. “Cuando empezaron a trabajar, encontraron el cuerpo quemado debajo de la cama”, completó el comisario regional. Los primeros resultados de la autopsia revelaron que murió por asfixia.

Una muerte y dos causas judiciales

El fiscal Galdo Andreoni interviene en la causa por robo agravado que se tramita por el asalto. En el marco de ese expediente, hubo cinco aprehensiones de miembros –tres mayores y dos menores– de la familia de Lucas, quien también participó del asalto, según confirmó Loyola. Una de las aprehensiones se produjo en el momento del hecho y las otras cuatro, ayer, cuando también se realizaron varios allanamientos.

Luego del hallazgo del cuerpo de Lucas, se abrió una nueva causa, que quedó a cargo de la fiscal de Delitos Complejos de Córdoba, Claudia Ríos. “Se está intentando individualizar a las personas que participaron en el incendio”, concluyó Loyola.

CD/LL