La accidentada investigación por la desaparición de Ramona Nicolasa “Peli” Mercado, vista por última vez en su provincia natal, La Rioja, en 2005, sigue deparando sorpresas poco agradables. Su abuelo, Juan Domingo Yacante, recibió el mes pasado –luego de una marcha en reclamo por su aparición- una contestación insólita de por qué no citaban a declarar a su hijo y padre de la víctima, Rubén Darío Mercado: los investigadores lo creían muerto.
No fue la única confusión de la justicia con los vivos y los muertos: poco tiempo atrás, la fiscalía había citado a declarar a una de sus hijas, que estaba muerta hacía cuatro años. Al parecer, el enredo se había generado cuando la pesquisa estaba bajo la órbita de la justicia provincial, hace muchos años, y nadie había sido capaz de desanudarlo. “Está más vivo que nosotros”, les contestó Yacante. Ayer, finalmente declaró Rubén Darío Mercado, y corroboró la línea que desde hace tiempo sostiene la familia de Ramona: que fue secuestrada por una red de trata para explotarla sexualmente.
“A pesar de lo que me enteré, creo en la Justicia. No sé por qué se sacó eso de que yo estaba desaparecido, no me llamaban a declarar desde la fiscalía federal porque desde fines de 2007 que estoy como muerto”, dijo Mercado a la prensa local, a la salida de la fiscalía. “No me llamó la atención, son chicanas que se ponen para trabar algo. Lo tomo como un chiste, tengo salud y puedo seguir buscando a mi hija”, agregó. Pero dijo que siguen sin una pista concreta sobre el destino de su hija.
La “Peli” tenía 13 años e iba a la escuela secundaria. El 26 de abril de 2005 salió de la casa de su tía, en la capital riojana, para volver a su casa. Nunca nadie volvió a verla. En 2006, el propietario de un hospedaje de la ciudad de Córdoba, reconoció la foto de “Peli” como una de las tres mujeres que acompañaban a un riojano de nombre Julio César Romero. De acuerdo con la declaración de un remisero, habrían trabajado como "coperas" en el boliche La Chicholina, ubicado en la ruta número 9 norte, kilómetro 748. En ese lugar, allanado luego, no pudieron encontrar a “Peli”.
Yacante, el abuelo de Ramona, es policía retirado. Es quien ha mantenido viva la investigación, a fuerza de búsquedas personales, pedidos de prueba y perseverancia. En enero de 2012, Yacante presentó un pedido para que se cite a declarar a tres policías, entre ellos el jefe del Comando Interior de la policía de La Rioja, Luis César Angulo, retirado hace poco más de un año con del cargo. El pedido de Yacante se fundaba en un incidente ocurrido en 2005, unos meses después de la desaparición de Ramona. En ese momento, el abuelo de la niña había ido a ver a Angulo, que era el director de Investigaciones de la fuerza. Éste le aseguró que pondría a uno de sus hombres de confianza, Oscar Fabián Ormeño, un principal que estaba afectado a la división Seguridad Personal de esa dirección.
Después de un tiempo, Ormeño elevó un informe que apuntaba al secuestro de “Peli” para su prostitución. Angulo se enfureció, “al punto de pretender agredirme físicamente, por lo que indefectiblemente tuve que defenderme”. Ormeño fue entonces desafectado de la investigación. Así lo contó él muchos años más tarde a la prensa, e impulsó al abuelo de la niña a pedir a la Justicia que los indagara a ambos. Sumaron a un suboficial de apellido Carrizo, que había hecho su propia investigación y que coincidía con la hipótesis de Ormeño. Angulo no fue llamado a declarar.