Mario Erdociaín, un ex concejal y funcionario de la municipalidad de Balcarce, le disparó a su mejor amigo. Luego salió a la calle y se tiroteó con el policía que lo quiso detener. Los dos murieron.
Mario Erdociaín extendió el brazo. En la mano tenía un revólver calibre 32. Apuntó. Del otro lado del caño estaba su amigo, su socio, Carlos Dell Aqua.
–¿Qué hacés, Mario?
–Esto se termina acá.
–Corré el arma, dale.
Dell Aqua tomó la punta del revólver y se corrió de la línea de tiro. Erdociaín arremetió y disparó al bulto. Tres tiros: uno en el pecho, otro en el hombro, el tercero en el cuello. Dell Aqua se tiró al piso. Estaba vivo. Consciente. Sabía que debía fingir para poder sobrevivir. Y eso hizo. Recién entonces Erdociaín se fue, salió de la casa de Dell Aqua con la certeza que había matado a un amigo.
La noche caía sobre Napaleofú, un pueblito del interior de la provincia de Buenos Aires, cuando Erdociaín cerró la puerta de la casa de su socio y amigo. Se habían juntado para terminar de cerrar un negocio que al otro día tenían que cobrar. Entonces, en el living de la casa de Carlos Dell Aqua, después de tomar un par de whiskys, hubo una discusión. La Justicia cree que por dinero. Y así se desencadenó la tragedia. La primera que el pequeño pueblo ubicado a la vera de la Ruta 227 viviría la noche del martes 29 de abril.
Ochocientos metros recorrió Erdociaín hasta que vio el patrullero en el que iba Raúl Véliz, responsable de la Delegación Policial. Iba solo. Y apenas vio a Erdociaín frenó la camioneta. Ya sabía que debía detenerlo. Dell Aqua, herido, había llamado a la policía para decirles que su amigo lo había baleado. El policía bajó de la camioneta y le preguntó a Erdociaín qué había hecho. Éste no le respondió y siguió caminando. A los cinco metros el oficial de la Policía Bonaerense le dio la voz de alto. Erdociaín respondió con un disparo del mismo revólver con el que había intentado asesinar a Dell Aqua. La bala entró en el pecho y lo dejó mal herido. Desde el piso, el agente disparó once veces su arma reglamentaria. Erdociaín cayó abatido. Véliz, 41 años y siete a cargo de la seccional, murió poco después, en el hospital de Tandil.
Todos en Napaleofú dicen conocerse y no es para menos: es un casco urbano de dos cuadras por ocho en el que las calles no tienen nombre y una zona rural no muy extensa, Viven menos de 800 personas. Es, además, un pueblo tripartito: Balcarce, Lobería y Tandíl tienen parte de Napaleofú en sus partidos. Y eso en la tragedia de la noche del martes tiene incidencia. El hecho comenzó en la casa de Delacua, dentro del Municipio de Lobería y el enfrentamiento entre Erdociaín y Véliz ocurrió en la zona dependiente de Balcarce. Por eso, el Ministerio Público Fiscal decidió unificar causas y dejar todo en manos de Rodolfo Moure, titular de la Fiscalía Regional del departamento Judicial Mar del Plata, con jurisdicción en Balcarce.
Erodociaín, además de ser un vecino nativo de Napaleofú, ocupó una serie de cargos públicos que lo pusieron en relevancia en su comarca. Primero fue delegado Municipal, después concejal por el Partido Justicialista durante la gestión del intendente de Balcarce, Carlos Erreguerena. Incluso en esa gestión ocupó un cargo en el Ejecutivo Municipal como titular de la Secretaría de Obras Públicas. Alejado de la función pública, Erdociaín volvió a sus negocios en el campo y a un puesto como supervisor de inspectores de la AFIP para toda la zona.
Quizás, esto sea lo que hace que los habitantes de Napaleofú no puedan dejar de pensar en las relaciones que tiene este hecho de sangre que los conmocionó como pueblo con lo ocurrió tiempo atrás en Lobería con el crimen del intendente Hugo Rodríguez. Quizás sea esto o simplemente que el homicidio, en esa comarca de la provincia de Buenos Aires, solo se ve por televisión.
Rodrigo tiene 40 años y siempre vivió en Napaleofú. A horas de lo ocurrido, lo único que se pregunto es por qué. Y esa pregunta se extiende a cada uno de los habitantes del pueblo. Nadie entiende cómo Erdociaín baleó a su amigo Dell Aqua. “Siempre andaban juntos, además de ser socios en el negocio del arriendo de campos, eran amigos, sus familias eran amigas. Incluso hace poco Erdociaín cumplió 60 años y en la fiesta estuvieron las dos familias festejando, por eso nadie entiende el por qué”. Así resume Walter Scuffi, actual delegado municipal de Napaleofú el desconcierto que viven todos. La mirada triste, el brazo extendido señala la sangre en el medio de la calle de tierra de alguna de las víctimas. No importa de cual, porque para ellos todos eran vecinos, amigos, gente del pueblo.
Scuffi es uno de los que llegó primero al lugar del hecho. Vive a doscientos metros y los disparos lo sacaron de la tranquilidad de su casa. Cuando salió vio el patrullero en la calle y dos bultos tirados: eran los cuerpos de Erdociaín y de Véliz. Atrás de él, la pareja del policía –también miembro de la fuerza– llegaba desesperada. Todos ahí ignoraban que a menos de un kilómetro Dell Aqua estaba herido. Apenas se enteró, Scuffi fue hasta la casa.
–No sé qué le pasó a Marío –repetía Dell Aqua ensangrentado.
Minutos después llegó la ambulancia que iba a trasladarlo a un hospital de Mar del Plata. Ahí permanece internado en observación. La herida en el cuello es la más comprometida.
Rodolfo Moure, el fiscal de la causa, habla de un posible brote psicótico originado por la depresión producto de la aparición de un cáncer. En el pueblo, la hipótesis cobra fuerza. Dicen que Erdociaín años atrás había tenido un cáncer de colon y que ahora la enfermedad volvió, esta vez en la zona genital. En el pueblo se dice que un día antes de la tragedia, Erdociaín había tenido la consulta médica que le confirmó el mal diagnóstico. También que había prometido matarse si volvían a diagnosticarle cáncer. Quizás eso explique una de las tantas frases que alcanzó a decirle a Scuffi: “Esto termina acá, total mañana yo me mato”, habría dicho ates de desatar la locura.
El fiscal aguarda que Dell Aqua se recupere para contar lo que pasó en su casa la noche del martes. Igual sólo servirá para la crónica. Para la Justicia, ya no hay quién deba pagar por lo ocurrido.
Según las primeras versiones, Erdociain llegó hasta la casa de Dell Aqua a reclamar una deuda. Discutieron y se escucharon al menos tres disparos: uno en el tórax, otro en un hombro a la altura de la clavícula y otro
en un brazo. Herido, Dell Aqua llamó a la policía. El jefe del destacamento policial del pueblo, Raúl Véliz, atendió la llamada. Partió en la camioneta rumbo a la casa de Dell Aqua. En el camino se cruzó a Erdociain. Cambiaron unas palabras y cruzaron disparos.
Los dos hombres quedaron tendidos en la calle, ante la mirada atónita de los vecinos que se asomaban de sus casas. Erdociain fue trasladado de urgencia a la localidad de San Manuel (a 15 kilómetros) y el efectivo policial a un centro asistencial de Tandil (a 60 kilómetros). El policía y el exconcejal murieron en minutos. Mientras que Dell Acqua fue asistido en un hospital de la ciudad Tandil y luego derivado al Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata, donde fue operado y sobrevivió.
Por la medianoche llegó a Napaleofú el fiscar Rodolfo Moure, de la Unidad Funcional Temática de Instrucción, Juicio y Ejecución de Balcarce. Llegó junto a la ayudante fiscal Laura Molina para reunir las primeras evidencias. El tiroteo ocurrió a tres cuadras de la plaza del pueblo.
Molina le dijo a Diariohoy.net que "por el momento no se puede precisar la causa de muerte de ambas personas y que el testimonio de Dellacua, en las próximas horas, puede ser de vital importancia, ya que fue él quien llamó a la policía antes de perder el conocimiento".
Mario Erdociain no era un vecino más. Había sido delegado municipal, secretario de Obras Públicas de la Municipaldad de Balcarce de la gestión justicialistas de Carlos Erreguerena y finalmente concejal. Había terminado su mandato en diciembre de 2013.