El Archivo General de la Memoria y la Universidad de la Patagonia Austral firmaron un convenio para realizar estudios exploratorios: buscarán las tumbas masivas de los peones fusilados hace casi 100 años en el sur argentino. "Es saludable que se haga, es un paso para la justicia", dijo a Infojus Noticias Osvaldo Bayer.
Fusilaron 1500 peones laneros y los enterraron ahí. Eso dicen los testimonios y documentos recogidos por Osvaldo Bayer en La Patagonia Rebelde, varios años después de las matanzas de 1921, que terminaron con la huelga rural. Pero ese “ahí” son tres perímetros: uno en torno a la Estancia “Anita”, en el sur santacruceño, y los otros dos en las cercanías de las ciudades de Jaramillo y Gobernador Gregores, al norte de la provincia, que ocupan varios kilómetros cuadrados. En el campo de la familia Braun, a orillas de Lago Argentino, ya se iniciaron los trabajos de investigación para dar con las tumbas masivas pero ahora se incorporará un radar geofísico y se ampliarán las tareas a hacia el norte de Santa Cruz. Eso es lo que acaban de acordar el Archivo Nacional de la Memoria y la Universidad de la Patagonia Austral (UNPA).
Aquellas matanzas fueron el final de la huelga por mejores condiciones de trabajo que empujó la Sociedad Obrera, codirigida por una alianza anarcosindicalista. Los reclamos, que venían caldeándose con la rigurosidad del clima y de los dueños de las estancias, terminaron de estallar con la crisis que llegó al final de la Primera Guerra mundial, que redujo la demanda de lana y eso golpeó de lleno en la economía de los peones. Las primeras protestas comenzaron a fines de 1920 y se extendieron durante 1921. La respuesta fue una represión masiva ordenada por el gobierno de Hipólito Yrigoyen que instrumentó el Ejército con la asistencia de la Sociedad Rural y la Liga Patriótica Argentina.
“Hay mucha expectativa con estas búsquedas porque se trata de un momento histórico que estuvo muchos años oculto. Se trata de localidades donde los dueños de las estancias tuvieron mucha influencia y se ocultó todo por la connivencia entre estancieros y militares. Del tema se sabía pero no se profundizó demasiado y a nadie le atraía apoyar iniciativas como esta”, explicó a Infojus Noticas la secretaria de Extensión Universitaria de la UNPA, Virginia Barbieri. Y Subrayó: “En muchos casos todavía están vivos sus protagonistas y, en otros, los descendientes. Y los que fusilaron o sus descencientes, siguen teniendo más poder que los fusilados o sus descendientes”.
La tensión que genera estas tareas están a la vista, por ejemplo, en la serie de notas dominicales que publicó el año pasado el diario “La opinión austral”. Allí fueron apareciendo las familias pioneras de la zona: eran todas familias de apellidos británicos, que eran las dueñas de las estancias, y casi no hay nombres de los comerciantes y hoteleros, que eran de origen español y fueron solidarios con los reclamos de los obreros rurales.
“Es increíble que hayan pasado casi cien años y recién ahora el Estado investigue esas matanzas estatales. Pero es cierto que no es una historia agradable para nadie, menos para el partido radical que nunca se hizo una autocrítica por ello. Tampoco lo había investigado el peronismo pero por fin se ha hecho. Es saludable que se haga. Es un paso para la Justicia”, dijo Bayer a Infojus Noticias.
El acuerdo, firmado hace dos semanas, entre el presidente del Archivo Nacional de la Memoria, Horacio Torres Molina, y la rectora de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Eugenia Márquez, permitirá realizar estudios prospectivos en cercanías de Gobernador Gregores y Jaramillo, en el norte de Santa Cruz. Además, se incorporará un radar para continuar las investigaciones en la Estancia “Anita”, de los principales accionistas del supermercado La Anónima.
Las tareas en la Estancia “Anita” comenzaron hace dos meses y están circunscriptas a una zona delimitada que tiene un kilómetro cuadrado. Allí están realizando una excavación antropológica y hace una semana incorporaron un georadar para monitorear otras áreas dentro de ese campo. Se trata de varios “sitios de referencia” que fueron señalados por relatos orales de los pobladores o existe alguna mención en algún documento.
Según las previsiones de la UNPA, en los próximos días comenzarán las tareas en Gregores y Jaramillo, en una zona que se llama Cañadón de los muertos, que es un es un espacio más amplio, de varios kilómetros cuadrados. Ahí también están trabajando un circuito turístico de la huelga que protagonizaron los peones rurales, encabezados por el anarquista español Antonio Soto y el criollo José Font, apodado “Facón grande”; y liquidó el teniente Héctor Benigno Varela.
El protocolo de investigación implica la gestión de fondos ante el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y la obligación de la UNPA de conformar un equipo interdisciplinario, integrado por historiadores, arqueólogos, geólogos, geógrafos, arquitectos y especialistas en turismo. Estos equipos realizarán el revelamiento geológico, geomorfológico y cartográfico, que permita la generación de cartografía digital y facilite la correlación espacial de las diversas capas temáticas, a fin de delimitar, como producto final, las unidades del paisaje.
Además, se prevé que la Universidad realice un relevamiento arqueológico que permita obtener información y poner en valor los restos recuperados. En la zona se conformará, también, circuito turístico basado en los paisajes culturales de la región y se realizará un documental audiovisual de divulgación científica que se emitirá en la televisión abierta.