“Siento una especie de orgullo porque de alguna manera valió la pena todo lo que se hizo”, dijo Osvaldo Bayer, quien participará del homenaje que se hará este mediodía. Está organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Municipalidad de Gobernador Gregores.
Primero los reprimieron los policías y los paramilitares de la Liga Patriótica, donde reportaban los hijos de los estancieros de la Sociedad Rural. Pero no fue suficiente. El reclamo por mejor salario y comida en buen estado no fue sofocado y la protesta se extendió. Por eso, el gobierno nacional envió al Ejército, que medió entre peones y patrones y consiguió un acuerdo. Ese agosto de 1920 hubo festejo en los galpones de chapa de zinc donde dormía la peonada. Pero las risas no duraron mucho: los estancieros no cumplieron y los obreros reactivaron la huelga. La solución fue una represión indiscriminada ejecutada por el Ejército con la asistencia, nuevamente, de la Liga Patriótica. Hoy se pondrán los pilares para señalar el Cañadón de los Muertos, en Gobernador Gregores, donde fueron fusilados y enterrados 200 de los 1500 peones acribillados en ese diciembre de 1921.
“La primera vez que estuve ahí fue en 1968 o 1969. La gente se sorprendió mucho porque decían que de ese tema les habían dicho que no tenían que hablar. Los primeros que hablaron fueron los sobrevivientes, que eran los peones menores de edad que no fueron fusilados por ser menores”, recordó el historiador Osvaldo Bayer, quien participará del acto que se hará este mediodía, sobre la ruta nacional N° 40, unos siete kilómetros al sur de Gobernador Gregores. Allí colocarán tres columnas y una placa que recuerda el crimen de 1921. “Siento una especie de orgullo porque de alguna manera valió la pena todo lo que se hizo”, se entusiasmó.
El homenaje fue organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación junto con la Municipalidad de Gobernador Gregores, y la participación de la Comisión por la Memoria de las Huelgas del ’21 y el Programa Nacional Mapa Educativo del Ministerio de Educación de la Nación. Se trata de una iniciativa que empalma con las investigaciones que se realizan en la zona en el marco de un acuerdo entre el Archivo Nacional de la Memoria y la Universidad de la Patagonia Austral (UNPA) para realizar estudios prospectivos en la zona.
Los 1500 peones laneros fueron fusilados y enterrados en tres puntos, que van desde el centro al sur santacruceño. Fue el final de esas huelgas por mejoras laborales. Las protestas terminaron de cocinarse con el final de la Primera Guerra mundial, que redujo la demanda de lana y esa caída de la ganancia pegó de lleno en los peones: los estancieros no recortaron sus utilidades sino que ajustaron los salarios.
Uniendo esos puntos donde están las tumbas más grandes se arma un perímetro de varios kilómetros cuadrados: uno en torno a la Estancia “Anita”, en el sur santacruceño, y los otros dos en las cercanías de las ciudades de Jaramillo y Gobernador Gregores, en el centro de la provincia. “En la zona de la Estancia Bella Vista, en Gregores, lo que se conoce como el Cañadón de los muertos, es uno de los lugares donde hubo más fusilamientos”, precisó Bayer, autor de Los vengadores de la Patagonia trágica, a Infojus Noticias.
Hasta ahí había llegado una de las columnas de los peones en huelga. Los perseguía el El teniente Héctor Benigno Varela, que logró cercarlos. No hubo negociación posible y debieron rendirse. Tampoco hubo juicio pero los condenaron a muerte por el delito de “subversión”. Los peones fueron obligados a cavar la tumba, los fusilaron e incineraron los cuerpos.
La tumba masiva de la estancia Bella Vista sólo es igualada por los muertos en la Estancia Anita, de la familia Braun, a orillas de Lago Argentino. El resto de los muertos fueron enterrados en distintos puntos de ese perímetro. Los mataban donde los iban encontrando y allí mismo los enterraban.
“El teniente Varela marcaba la cantidad de tiros. Levantaba la mano ocultando el pulgar y eran cuatro tiros. Todo eso ocurrió en esas estancias con galpones de chapa de zinc para los peones y casas de ladrillos para los patrones”, describió Bayer.